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El calendario marca el lunes, 16 de enero. Arranca la semana en la biblioteca pública de Sant Joan d'Alacant, bautizada como Amelia Asensi Bevià. Como viene siendo habitual, todo ocurre con la tranquila normalidad. Allí, tras el mostrador permanece Bernat Baeza, auxiliar del espacio municipal, atendiendo las consultas de los usuarios y sellando algunos de los libros que van a ser prestados.
Fue durante una explicación a una persona cuando entró una «señora muy mayor» a dejar unos libros que «tenía en su casa» y pertenecían a su familia con la intención de donarlos, explica Baeza. Entre ellos, un trío de ejemplares, papeles y varias revistas de poesía, se encontraba un ejemplar de Medicina escrito y publicado por F. Muñoz Caravaca, uno de los familiares de esta mujer.
«Vino y los dejó en el mostrador, tenía prisa», recuerda el bibliotecario. Por lo que, mientras atendía a otra persona, los cogió y los guardó para su posterior revisión. Durante el momento de sentarse a hojear el libro de Caravaca fue cuando Baeza descubrió un papel doblado entre sus páginas.
Con sumo cuidado lo sacó y desplegó para curiosear su contenido. Entre la tinta negra oteó un sinfín de palabras mecanografiadas y, a su final, una firma. Concha Espina. Es ahí donde vino la sorpresa. Un tesoro oculto -procedente de un máximo exponente de la Generación del 98- entre las reliquias de una mujer que buscaba desprenderse de parte de su colección literaria para encontrar a estos volúmenes una nueva vida en la biblioteca santjoanera.
Hemos recibido una donación con libros antiguos entre los que se encontraba este papel mecanografiado. ¡Se trata de una carta firmada por Concha Espina en 1953! En ella, niega ser la presidenta de un tribunal literario. pic.twitter.com/4DLZRQuZ4F
Biblioteca Sant Joan (@BiblioSantJoan) January 18, 2023
El documento data del 9 de diciembre de 1953, dos años antes de su muerte. En sus párrafos, la escritora cántabra niega ser la presidenta de un tribunal literario. Bajo el título 'Declinación de honores' comienza «con asombro muy desagradable acabo de saber que en alguna publicación barcelonesa, ignoro cual porque solo tengo de ella un breve recorte, se me anuncia como Presidenta de un tribunal literario […] Y me apresuro a renunciar públicamente a un nombramiento tan honroso como gratuito», manifestó la autora nominada tres veces al premio Nobel, en 1926 -perdido por un voto-, 1927 y 1928.
En la misma carta, que resultó ir dirigida a un «gran periódico» de la época «para protestar de este incomprensible suceso, indigno del claro y pulcro abolengo literario en las nobles tierras de Cataluña», se muestra el desconcierto de Concha Espina al conocer un «proyecto que ya consideraba fracaso» tras carecer de noticias sobre el mismo y «no haber contado conmigo para nada, ni con la más elemental insinuación de cortesía».
A primera vista todo parece apuntar a que se trata de un documento original, sin embargo «no hemos comprobado si la firma es verdaderamente suya», pues no ha dado tiempo tras el raudo descubrimiento. Además, la carta tampoco detalla el certamen al que la autora se refiere, por lo que es cuestión de «investigar a través de hemeroteca», manifiesta Menti Iborra, técnico medio de esta biblioteca de Sant Joan d'Alacant.
Aún así, el descubrimiento «nos ha parecido muy curioso», pues data de una época en la que Concha Espina «ya no veía, porque quedó ciega bastante pronto». A pesar de ello, expresa Iborra, «escribía con un papel pautado a mano y lo pasaba a alguien que lo mecanografiara». Por ello, con su firma plasmada en el papel «tendríamos que consultar con algún experto para ver si la carta es suya y rastrearla».
Algo que desde la biblioteca de Sant Joan ya han comenzado a hacer. Tras la pregunta que ambos se hicieron sobre «¿cómo puede ser que esto haya llegado aquí en un libro?», tomaron la iniciativa de crear un hilo en Twitter con una imagen de la carta, además de otras publicaciones sobre la historia de la escritora para «ver si podemos encontrar algo» o a alguien que dé veracidad a este hecho.
De este modo, el personal bibliotecario también se encuentra inmerso en la búsqueda de «alguna fundación relativa a Concha Espina donde pueda interesar el documento». Pues este espacio municipal público «tiene labores de difusión más que de conservación». Asimismo, han llegado a pensar en escribir a la Biblioteca Nacional «o a alguna de Cantabria que pueda estar más relacionada, en caso de tener primeras ediciones» de la autora, entre cuyas obras se encuentran 'La niña de Luzmela', 'La esfinge maragata', 'Tierras del Aquilón' o 'Altar mayor' (Premio Nacional de Literatura).
Por el momento la calma que transita entre libros, estanterías y mesas ha sido irrumpida por este descubrimiento. Un suceso que ha ocurrido para «volver otra vez a recordarla», incide Iborra. «Nos sirve para revisitarla, ver qué obras de ella tenemos en la biblioteca», pues en el año en que se cumplen 68 años desde su muerte «ha venido, de repente, a decir aquí estoy».
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