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Enmarcar y colgar la memoria. Esta es la labor que realiza desde hace una década el foguerer Rafael Amat, más conocido como Felete. Desde su prejubilación en 2013, Amat dedica su día a día a engalanar las paredes de su racó, el de la hoguera ... Séneca Autobusos, para mostrar a todas las personas que cruzan su umbral «la historia que hay detrás» de una comisión que viene de celebrar su 90 aniversario.
«Es importante que se guarde la historia de las asociaciones», sin importar que se llamen «Moros y Cristianos, Hogueras o Semana Santa», es la reflexión que mantiene este festero de 67 años cuyas mañanas las dedica a la sede de su hoguera. Cuida y mantiene los cuadros que engalanan las paredes del racó, además de «ordenar y reordenar» los armarios en los que «cada vez caben menos cosas». Aún así, a lo largo de las semanas se encarga de recoger y ampliar la colección de obsequios que la gente del barrio y antiguos comisionados le entregan.
Llibrets, fotografías, banderines, documentación, periódicos e, incluso, algún que otro ninot «de años atrás» son los causantes de que Felete se dedique en cuerpo y alma a modelar un museo del que pocas comisiones pueden presumir. Y eso que «no hay espacio para exponer todo», debido a la limitación espacial y temporal, pues el racó de Séneca Autobusos cuenta con una exposición que arranca en la década de los años 30 - momento de su fundación - con especial ahinco en la década de 1950, cuando la hoguera logró alzarse con el primer premio de Categoría Especial, hasta el día de hoy.
«Vamos a cumplir 91 años y lo más importante tiene que estar a la vista de la gente», asegura Felete, un auténtico apasionado de la fiesta y de los buenos momentos que reviven los marcos que cuelgan en el racó. Un legado que «es bonito tenerlo» y, sobre todo, lucirlo tras permanecer almacenado en cajas durante una temporada debido a la reforma de la antigua estación de autobuses, donde se ubicaba la sede de la Junta de Distrito y de la hoguera.
Ese fue el detonante de la creación de este templo dedicado a la historia de la comisión. La búsqueda de un espacio - que permitiese la gestión propia - para mantener reuniones, realizar ensayos, organizar asambleas y servir de cuna para las más de 200 familias que integran la hoguera Séneca Autobusos. Además de engalanarlo con los reconocimientos que la comisión ha recibido en el transcurso de los años.
«A raíz de estar aquí con más pared», en alusión a la amplitud de su actual sede en la calle Arzobispo Loaces, se empezaron a enmarcar y colgar los «banderines de los primeros premios de las distintas categorías que hemos tenido y después los de Especial». Un total de 15 distintivos que rememoran la subida al pódium de sus monumentos, ocho primeros premios en distintas categorías y siete en Especial. A los que se suman «ciento y pico (banderines) de presentaciones, pasacalles, cultura, de entrada de bandas» que permanecen guardados porque «no caben» en los tabiques.
El trabajo de Rafael Amat va más allá de decorar las paredes, también tiene gran peso a la hora de recuperar grandes momentos de la historia de Séneca Autobusos. Como los tres primeros premios de Categoría Especial de la hoguera en los años 1950, 1951 y 1954, cuyos banderines desaparecieron y, gracias al ingenio, han sabido reponer.
Ocurrió este agosto, cuando gracias a una fotografía cedida por el hijo del artista Ramón Marco - constructor de estas tres hogueras - que Felete enmarcó, varios foguerers decidieron realizar un «recuerdo» de estos banderines. «No son iguales», detalla el foguerer para remarcar que «no es una reproducción» al uso, simplemente un «arreglo a partir de la fotografía» para recuperar el galardón. «No todas las hogueras tienen siete premios de Especial y la idea de recuperarlos pareció bien».
Las actuales réplicas están sacadas de una imagen en blanco y negro tomada en la quinta década del siglo XX. «En aquella época los colores de las belleas eran más bien claritos», por ello al comparar las telas de las faldas y la enseña apostaron por una reproducción en este tono. Lo mismo sucedió con los textos del estandarte «Primer Premio de Categoría Especial - Ayuntamiento de Alicante», cuyas letras se bordaron en color dorado, utilizando una guía a ojo sobre la fotografía en blanco y negro.
En el caso del emblema, los foguerers encontraron un archivo con el escudo municipal de la época. Un diseño que aplicaron al diseño de la réplica de los tres banderines, cuyo resultado permanece expuesto en una de las paredes centrales del racó de la hoguera.
Felete echa la vista atrás y recuerda aquel momento en el que Josep Amand Tomás, presidente de Séneca Autobusos, le ofreció hacerse cargo del racó porque «con eso de la prejubilación iba a tener más tiempo libre», recuerda. Sin embargo, el foguerer - convertido en el auténtico 'mantenedor' del racó - no se plantea «a largo plazo» continuar con esta labor de conservación. «Seguiré ayudando, pero esto lo tiene que coger gente más joven, es un pensamiento que tengo de que las personas tenemos ciclos y por la edad se acaban».
Aún así, insiste en que el patrimonio cultural de estas asociaciones «se tiene que cuidar» y espera que «la gente se dé cuenta de aquí está la historia de la foguera». Su idea es continuar «de aquí a dos o tres años» con la ayuda de Israel y Rafa, compañeros de la hoguera. De este modo, Felete comienza un silencioso proceso de relevo que permitirá dejar el racó en buenas manos y, ante todo, fomentar el reparto de tareas. «Si una persona no puede por su trabajo, es mejor llevarlo entre dos o tres» para que, al final, la esencia de una comisión y el legado que ha expuesto este 'mantenedor' nunca acabe el olvido.
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