Los vecinos de Conde Lumiares buscan atraer nuevos negocios para revivir una arteria comercial que agoniza

«Conde Lumiares se nos va». Esta es la impresión que mantienen los vecinos de esta arteria que cruza el barrio de Altozano de Alicante. Desde hace unos años han visto cómo distintos comercios tradicionales han echado la persiana. De forma definitiva. Y entre ellas, la de un gran y conocido supermercado que, al mudarse a otra zona cercana, a un par de calles más allá, se ha llevado consigo gran parte de las tiendas.

La pérdida del comercio local y tradicional es uno de los principales problemas que denuncian tanto los pequeños negocios que quedan en Conde Lumiares, como los residentes en la avenida y dirigentes de asociaciones vecinales. Todos ellos reconocen que la pérdida de este supermercado ha «firmado la sentencia de muerte» del barrio, por lo que buscan alternativas.

Es el caso del presidente de la asociación de vecinos Campoamor-Plaza de América, José Antonio Marco, quien preocupado por la situación no ha dudado en ponerse en contacto con otras cadenas de supermercados para contarle las bondades que ofrece la avenida Conde Lumiares de Alicante.

Durante las conversaciones, no duda en sacar pecho de las posibilidades de este barrio de Alicante. Lo primero que hace es insistir en que «es una buena zona», seguido de su cercanía al Rico Pérez. «Cuando el Hércules juega en casa, la avenida se pone a rebosar», menciona también para llamar la atención de otros comercios de restauración.

En esta línea, el dirigente vecinal incide en que la avenida Conde Lumiares es «una zona importante del barrio y necesitamos más negocios» en un momento en que los escaparates de sus aceras agonizan. «Es una pandemia» menciona sobre los cierres en cascada, «tanto en una acera como en otra», una problemática que intentan lidiar con la atracción de nuevos comercios.

Desde su ventana, David puede contar los negocios que han ido cerrado a lo largo de la última década en la avenida Conde Lumiares. Este joven alicantino vive toda su vida en esta vía del barrio de Altozano, la cual recuerda «llena de vida» durante su infancia. «El cambio en los últimos años ha sido espectacular», pues recuerda cuando todavía convivían sucursales bancarias, supermercados y heladerías, una frente a otra, entre otros comercios tradicionales.

Sin embargo, todo queda ahí, en sus recuerdos pues el cierre de aquel banco fue el primer estertor que sonó en el barrio, avisando de cómo iría la siguiente década. En estos últimos años han cerrado también ambas heladerías, provocando un «daño terrible» sobre todo en época estival, durante las fiestas de Hogueras y de Moros y Cristianos. «Daban juego y mucha vida».

El jadeo final ha llegado con la pérdida del supermercado. «No sabía lo que hacía hasta que se fue», en cuanto a su efecto en el comercio. Este apenas se ha movido unas calles más allá de Conde Lumiares, reubicándose en la zona de la Cerámica, a la que se han desplazado otros negocios debido al llamativo de la cadena, a la que acuden residentes de Altozano y de otros barrios.

Nieves es otra de las vecinas de Conde Lumiares, de las que presume haber nacido allí, que también clama contra la pérdida del comercio en la avenida. «Quiero vivir en mi barrio y no bajarme a ningún sitio a comprar», con el deseo también en recuperar la vida en la zona a través de un mero deseo: «Que abran una cafetería para los domingos, que no hay».

Sobre la falta de negocios en las aceras de la avenida de Conde Lumiares, los comerciantes del barrio que quedan con la persiana levantada apuntan también a la voluntad de los propios vecinos. «Se quejan de que el barrio ha muerto, pero muchos no apoyan el comercio local y prefieren irse a comprar a Carolinas o al centro».

Otros también apuntan al precio del alquiler. «Seguramente que no abran nuevos negocios porque el alquiler será caro», dejando ante los escaparates vacíos «un barrio viejo al no haber movimiento de nuevos comercios».

Eso sí, la esperanza tanto de vecinos como de comerciantes está puesta en la próxima apertura de un gimnasio, ubicado en el espacio libre que ha dejado el gran supermercado. «Es un llamativo porque vendrá más gente durante todo el día», lo que según residentes y negocios podría atraer a nuevas empresas.

Entre los que piden, tiendas de ropa y de gastronomía. «Seguro que un restaurante bonito o uno tipo 'Wok' trae gente». Los vecinos sueñan con esta idea y son capaces de hacer un mapa con los comercios vacíos donde podrían abrir nuevas propuestas. Esto lo que los mantiene con ilusión y con ganas de zanjar la agonía comercial de Conde Lumiares.