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El horno del monasterio de la Santa Faz de Alicante está en marcha. Es durante la últimas semanas cuando las monjitas de la Sangre -encargadas de custodiar la Reliquia- preparan dulces, rollitos y otras tantas pastas con las que deleitar el paladar de los peregrinos que acuden hasta el caserío en busca de rogar misericordia al santo lienzo.
Son siete las hermanas de esta comunidad (Canónigas Regulares Lateranenses de San Agustín) las que a diario amasan con sus propias manos y cuecen estos dulces que ponen a la venta en su pequeña botica ubicada en el interior del monasterio de la Santa Faz, en la que ayudan voluntarios de su convento y otras hermandades.
Su vicaria, Sor Irene, está a pie de horno y también de tienda. Se encarga de dar forma a los rollitos y, también, de atender a las decenas de voluntarios que acuden a echar una mano, porque estos días previos a la peregrina son múltiples los devotos y fieles que acuden al reclamo de la Santa Faz de Alicante.
Es a lo largo del día cuando las monjitas de la Sangre, custodias del caserío, pueden llegar a preparar hasta un máximo de diez kilos de masa de harina para elaborar sus dulces. Aprovechan estas fechas, cercanas a la peregrina de este jueves 11 de abril, para ponerse manos a la obra y sacar adelante sus creaciones.
La última de ellas viene marcada por su nombre: 'Irresistibles'. «Hemos transformado los enrejados de limón en una nueva receta», explica Sor Irene a TodoAlicante. Este nuevo dulce, que es «como una galletita de té», permanece expuesto en sus estanterías a la espera de que los peregrinos acudan a su reclamo y lo porten a sus casas tras la romería.
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Según ha desvelado Sor Irene, estos 'Irresistibles' se elaboran, además de con harina, con mantequilla y llevan un toque único y exclusivo. Y es que van acompañados de sus tradicionales mermeladas, en las cuales las monjitas de la Sangre son expertas. «Empezamos con ellas» y, poco a poco, se han especializado en las pastas.
Eso sí, cada una de las siete hermanas que permanece en cocina, cuenta con un don diferente. Una se encarga de amasar, otra de preparar las cantidades, igual que también cada una de ellas es experta en un tipo de dulce. «No nos atrevemos» a meterse en terrenos que van más allá de sus conocimientos, aunque sí se lanzan a aprender unas de otras. «Nos ayudamos mutuamente», por ejemplo a la hora de dar forma a los rollitos.
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Estos dulces son otro de su reclamo, los rollitos de huevo, los cuales «llevan bastante proporción» de dicho ingrediente, confiesa Sor Irene. Entre todos ellos, ofrece un adelanto de su receta, la cual se compone de «harina, huevo, aceite, ralladura de limón y gasificante», pocas sustancias que son capaces de crear grandes sabores. Todos ellos elaborados «de forma manual», resalta para destacar la labor artesana que mantienen en el monasterio de la Santa Faz con su horno de 40x60.
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