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Un emperador no es nada sin su corte. Miles de esclavos, sirvientes, soldados, concubinas y entregados a honrar la figura de su máximo mandatario. De todos ellos es esencial conocer su historia, la cual se mostrará a través de más de 150 objetos originales que llegarán, junto a las figuras de nueve soldados de terracota y un caballo, para contextualizar y contar, de un nuevo modo, la historia de la China imperial.
Todas estas figuras se repartirán por las diferentes estancias que el Museo Arqueológico de Alicante -el MARQ- ha destinado a la que será la exposición del siglo en España, Europa y el mundo. En este sentido, la muestra de 'Las dinastías Qin y Hang' cuenta con figura que nunca antes han salido de China para permanecer en otros países.
El conjunto de objetos, entre los que se encuentran utensilios domésticos, animales, joyería, armas, monedas y carruajes cuenta con una gran sorpresa al final del recorrido. Será en el museo alicantino donde se exponga uno de los últimos descubrimientos acaecidos en el mausoleo de Qin Shi Huang, en la provincia de Shaanxi.
En las excavaciones, comenzadas hace casi 49 años por los trabajos de excavación de un pozo en esta zona, ha aparecido un teja en la que se muestra tallada el nombre de uno de los trabajadores que contribuyó a la construcción de la tumba del primer emperador. Con motivo de su honra, fuentes de TodoAlicante han explicado que este epitafio se expondrá a partir de marzo como colofón de la exposición.
Todo ello para mostrar también a los miles de esclavos que participaron en el templo del más allá de Qin Shi Huang. Muchos de ellos, fallecidos tras la construcción del mismo. Este detalle pretende poner en valor el contexto de toda una época, donde todos los elementos son esenciales para poner la vista en la línea temporal de casi un siglo que presenta esta nueva muestra del MARQ.
Entre otros objetos, como adelantó en exclusiva TodoAlicante, los visitantes del museo podrán contrar recipientes para vino y la cocina. Uno de ellos data del periodo de los Reinos Combatientes, entre los años 475 y 221 antes de Cristo, y se utilizó para depositar en su interior el vino de arroz y mijo, un licor producido en el gigante asiático desde hace más de 4.000 años.
Otra de las figuras que coronarán los diferentes ambientes de la exposición es una gran teja de remate fabricada en cerámica durante el periodo de la dinastía Qin. Esta se ubicaba en aquel entonces sobre los tejados de grandes edificos. Cuenta con una forma redonda y unos elementos en relieve que evocan el 'yunqi', el aire y las nubes en movimiento. Su ubicación sobre lo alto de los edificios permitián hacer un guiño a la inmortalidad, además de conectar la tierra con el cielo.
La guerra también está presente en todo el recorrido. Para ilustrar los grandes conflictos acaecidos en la China imperial, será un grupo de flechas las que muestren las armas de combate empleadas en la época. En este sentido, el mausoleo de Qin Shi Huang ha desenterrado cerca de 40.000 puntas de flecha fabricadas en bronce.
La piedra caliza también estuvo presente en los objetos de la época. Es en las armaduras donde se aprecia este material, pulido meticulosamente y perforado con taladros de mano para fabricar armaduras protectoras. Cada una de ellas cuenta unas 600 piezas ensambladas con alambres de metal. Esta vestimenta fue elaborada para el ejército de terracota, ya que en la vida real las armaduras estaban hechas de placas de cuero recubiertas de lacada y cosidas a una túnica.
El dinero resultó imprescindible para comercial en la época, además de mostrar riqueza. La dinastía Han occidental, entre los años 206 y 9 a.C., empleó lingotes de oro con forma de disco que cuentan con símbolos geométricos y caracteres grabados, que quizás indican su origen o propietario.
Una de las figuras más espectaculares que visitará Alicante es un ganso de bronce, datado de los años 221 y 206 antes de Cristo, época de la dinastía Qin. El animal apareció en una delicada acequia con 46 ejemplares más entre gansos, cisnes y cigüeñas, las cuales constituyen las primeras esculturas de bronce huecas en la historia de China.
El debate parece esclarecer los secretos que envuelven la técnica del «vaciado a la cera perdida», pionera en la época, sigue vigente entre la comunidad científica. Esta requiere la producción de un modelo de cera de abejas a partir de la cual se forma el molde de arcilla en el que se vaciará el metal líquido. Los análisis han revelado que el metal fue recubierto de una pasta negra de carbón y huevo, sobre la cual se grabó un delicado plumaje.
Otro de los animales que aparece en la China imperial son los bueyes. Un escultura de cerámica con la escultura de esta especie fue descubierta durante el periodo de la dinastía Han Occidental, entre el 206 y el 9 a.C. La colección de animales domésticos incluye numerosos caballos, jabalíes, cabras, gallinas, perros y cerdos.
Los expertos aseguran que probablemente fueron enterrados para asegurar que el emperador y la emperatriz Wang tuviesen alimentos en abundancia durante la vida del más allá.
En el caso de los caballos, estos eran empleados para transportar carruajes durante la dinastía Qin, en la que destaca una figura de este sistema de movilidad para, según cuenta esta réplica que se expondrá en Alicante, servicios funerarios. En este caso, el carruaje porta el cadáver del primer emperador hasta su tumba, ya que la muerte le sorprendió mientras viajaba por el extremo oriental de su imperio en busca del elixir de la vida eterna.
La excavación del carro en 1980 fue todo un reto excepcional, ya que pesa más de 1.200 kilos y está compuesto por más de 3.000 piezas. Hay unos 1.700 elementos de oro y plata, entre los que destacan las complejísimas riendas de los caballos.
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