El Clan Cabaret de Alicante cierra sus puertas
«Ha llegado el momento de decir adiós» después de 30 años celebrando cada noche en la ciudad
Tristes noticias para la sociedad alicantina. La afamada sala de conciertos, monólogos y actuaciones Clan Cabaret cierra sus puertas. «Ha llegado el momento de decir adiós», han explicado a través de un comunicado. Tras 30 años «al pie del cañón» es momento de «cerrar y despedirnos de nuestros clientes».
Con este mensaje han agradecido su fidelidad al público «por todos estos años que nos habéis hecho estar ahí». En todos y cada uno de sus rincones, «detrás de las barras, del escenario, de al cabina y de las puertas».
Desde Clan Cabaret «hay muchas cosas que nos gustaría deciros» tras tantas noches de fiesta y celebración con los alicantinos y visitantes que han acudido a todos y cada uno de sus actos. «Es muy difícil encontrar las palabras para tanto agradecimiento».
Tras estas líneas, han sido muchos los clientes de la histórica sala que han querido mostrar sus sentimientos y cariño a un «sitio de referencia» que les ha permitido «disfrutar de la noche y de las madrugadas», como afirma Begoña González.
Esta alicantina explica en que «desde niña ya oía decir a mis hermanos: 'nos vemos en el Clan'. Hasta siempre, gracias por tantas noches y buena música». Como ella, han sido más los seguidores de la mítica sala que han mostrado su afecto, como Kela Limiñana: «cuantísimas cosas he vivido entre esas paredes» al haber «trabajado, actuado, visto actuaciones, organizado fiestas, bailado» y, sobre todo, «disfrutado».
Esta decisión, según parece, se debe a la jubilación de los responsables del «Canca», al menos así lo deja entrever Chouciño Fernández. Una situación que ha provocado un sentimiento de «pena» entre otros muchos otros, como Natalia Basabe. «Era algo que sabía que iba a llegar, suerte a Mamen y a toda la plantilla».
A pesar del mensaje del Clan Cabaret, son algunos los que se muestran confusos ante la decisión de cerrar el local. «¿Cómo que cerráis? Nooo», manifiesta Paloma Rosell. Además, son otros los mensajes de «tristeza, melancolía y la certeza de hacernos viejos cuando cierran nuestro sitios de siempre» los que se suman a la petición de que este «sitio mítico debería durar generaciones para que conocieran lo que es la buena música», expresa Sonia Arti.
Y es que sus paredes han servido como «refugio de rockeros y no tan rockeros», plasma Kike Aderubio. «Un lugar donde entrabas de noche y salías de día», convirtiéndose en un «auténtico peligro porque querías irte, pero siempre algún colega o alguna persona que habías conocido esa misma noche te impedía la salida».