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Enrique García Cortés, más conocido como Kike, es el joven de 28 años responsable de Ga11y -que se pronuncia 'Galy'-, un proyecto de videojuegos accesibles desarrollado por la Fundación ONCE. Desde que nació convive con una discapacidad física, pero no le ha impedido desenvolverse en el mundo de la tecnología. Es ingeniero informático y técnico de Tecnologías Accesibles en la organización, así como un gran apasionado de los videojuegos.
En su infancia encontró en ese mundo una fuente de diversión y una oportunidad de socializar, y en la actualidad traslada su experiencia y sus conocimientos a los jóvenes de toda España mientras trabaja por analizar, referenciar y mejorar la accesibilidad de los juegos desarrollados por PlayStation, Xbox o Nintendo Switch, por ejemplo. También ofrece contenido en sus redes sociales (@kike_mep).
Además, el paso miércoles 11 de enero protagonizó en Alicante una ponencia sobre accesibilidad en videojuegos a la que acudieron más de 50 estudiantes del Instituto de Educación Secundaria (IES) L'Arabí, que se organizó con la colaboración de GGTech Entertainment como parte de la programación del Alicante Digital Gaming, ubicado en el Ocean Live Park -Alicante Puerto de Salida 2023 - Ocean Race-.
¿Qué es Fundación Once y cuándo empezaste a trabajar en ella?
Fundación ONCE se fundó en 1988 y se dedica a mejorar las condiciones de vida de las personas con todos los tipos de discapacidad. Entré allí en prácticas unos meses porque me dieron una beca de oportunidad al talento cuando estaba haciendo un máster en Dirección de Proyectos Informáticos. Estuve de marzo a julio de 2017 en la Dirección de Accesibilidad con un proyecto de accesibilidad en dispositivos móviles, que lo lleva mi compañera Natalie. Empecé a colaborar con ella y a evaluar terminales móviles de todas las marcas, como Samsung o Sony, para ver cómo estaban de accesibilidad.
Cuando acabé esas prácticas volví a la universidad y empecé el doctorado, pero luego encontraron un proyecto para mí que estaba relacionado con accesibilidad documental. En él se trabajaba para que los pdfs, documentos de word, etcétera, puedan ser leídos por una persona ciega. Era un proyecto vinculado a las normas de la Asociación Española de Normalización (UNE) y fue el que me llevó a quedarme en la Fundación ONCE como contratado hace cuatro años.
¿Y cuál es tu labor en la actualidad?
Mi día a día es: análisis de webs, accesibilidad documental y análisis de aplicaciones. Luego tengo la oportunidad de ser el responsable de ga11y -'Galy'- que me está haciendo ir por toda España y contar este proyecto a todo el mundo. También soy el encargado de 'Gossa', un proyecto educativo que trata de habilidades blandas o 'soft skills' para personas con discapacidad cognitiva. Ahora cuando se accede un trabajo ya no solo evalúan tu currículum, también evalúan las habilidades blandas, pero, ¿dónde queda la discapacidad en todo eso? Es lo que se intenta cubrir con 'Gossa'.
¿Y ga11y? ¿Cómo nació y en qué consiste?
El hito que marcó el comienzo del proyecto fue la llegada a la oficina del Xbox Adaptive Controller de Microsoft. Una compañera y yo tuvimos la oportunidad de dirigir las pruebas de usuario de ese periférico para personas con discapacidad antes de que saliera a la venta. A partir de ahí vimos que las personas con discapacidad tienen una posibilidad de jugar a videojuegos y, como me pasó a mí, mejorar su socialización a través de la tecnología.
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Por eso se creó el proyecto de videojuegos accesibles e inclusivos que se llamó así hasta julio del año pasado, cuando se convirtió en ga11y, que es la mascota. El proyecto tiene siempre cuatro líneas de acción: Formación y Empleo, Accesibilidad, Sensibilización y E-Sports.
¿Cómo se trabaja en cada una de esas líneas de acción?
En Formación y Empleo nos aseguramos de que las personas con discapacidad se puedan formar y tengan un papel en la industria como desarrolladores, editores de vídeos, etcétera. En Accesibilidad trabajamos con Playstation, Xbox Microsoft y Nintendo para asegurar que los videojuegos y las consolas cada vez sean más accesibles.
En Sensibilización realizamos eventos por toda España y planteamos diferentes retos. Si acude una persona con discapacidad le enseñamos que los videojuegos pueden ser una opción para ella, y si viene alguien sin discapacidad le ponemos una dificultad temporal para que comprenda las dificultades que las personas con discapacidad tenemos a la hora de jugar y cómo la accesibilidad nos ayuda.
La parte de E-Sports es la que menos explorada tenemos hasta ahora pero este 2023 habrá un poco de potenciación. Hemos firmado un convenio con KPI, un club profesional español de E-Sports. Vamos a empezar a investigar cuál es el papel de la discapacidad en el mundo de la competición y a ver cómo puede encajar.
Si viajamos al pasado, ¿cuándo apareció tu pasión por los videojuegos?
Tenía diez años y un día estaba en casa de mis primos y ellos estaban jugando en la PlayStation 2 a un videojuego que se llama Kingdom Hearts, basado en mundos de Disney. Estaban en el mundo de Tarzán y a mí me llamaba la atención, así que me ofrecieron un mando. Yo les dije que no pensaba que pudiera jugar a videojuegos y ellos me dijeron: «Bueno, inténtalo, si no puedes se queda en esta habitación, y si puedes, pues ya lo vemos».
¿Y qué pasó?
De manera natural mis manos y mi barbilla se adaptaron al mando y a partir de ahí pude jugar. De hecho, en las siguientes navidades una Play 2 con Kingdom Hearts llegó a mi casa. Ahí empezó todo. No digo que los videojuegos me salvaran la vida, pero sí que creo, hablando socialmente, que fueron un hito importante para poder tener más amigos e invitarles a casa a compartir juegos. Esa oportunidad que me dio la tecnología enriqueció mi vida.
¿Cómo era tu vida social antes de adentrarte en el mundo de los videojuegos?
Yo no tenía mucho contacto social o los amigos me llegaron tarde porque por mi discapacidad física los padres de mis compañeros del cole no me invitaban a fiestas de cumpleaños o a quedadas porque yo no podía correr o jugar. A día de hoy me siento dividido porque por un lado entiendo a los padres, que a lo mejor no querían que yo estuviera solo y apartado, pero por otro yo les hubiera dicho que me hubiera encantado compartir eso con sus hijos. Al menos estar en un ladito viendo, porque creo que eso también ayuda a socializar.
¿Qué les dirías a estos niños, niñas y familias que no saben muy bien cómo incluir una persona con una discapacidad física?
A veces como sociedad nos ponemos barreras que no existen, y yo siempre digo que la naturalidad es lo que debe persistir. En ocasiones somos nosotros los que creamos tabús, entonces les diría que simplemente hay que acercarse a la persona a preguntarle qué es lo que puede necesitar o interesarse por ella. Las personas con discapacidad, si necesitamos algo, lo vamos a pedir, y si hay algo que no vemos bien, lo vamos a decir.
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Los demás no tienen que llevar nada sabido, simplemente conocer a una persona como se conoce a otra sin discapacidad. No sabes sus gustos, no sabes cómo es su personalidad. No sabes nada. Entonces simplemente hay que abrirse a descubrir a una persona que puede tener unas circunstancias distintas a las tuyas.
¿Crees que el término 'discapacidad' puede generar confusión?
Hay veces que a mí me han tachado de alguna forma de estar enfermo. Hubo un momento en el que yo corregía a esos padres que estaban con sus hijos y que les decían que estaba enfermo. Les explicaba que no lo estoy y que no me parecía bien que se lo dijeran a sus hijos. Creo que lo que se tiene que decir es que soy una persona con discapacidad y que en un momento dado puedo necesitar ayuda en más cosas, pero no estoy enfermo.
¿Qué tipo de trato hay que dar a las personas con discapacidad?
No debe haber paternalismo. No nos tienen que tratar con cuidado, nos tienen que tratar con respeto y con educación como hacen con los demás, pero no nos vamos a romper. No necesitamos que nos atiendan como si fuéramos niños durante toda nuestra vida. Somos personas, tenemos nuestro criterio y nuestra personalidad, como todos.
Por eso intentamos desmitificar lo de discapacitados o minusválidos y decimos que somos personas con discapacidad. Tenemos una discapacidad por cómo el mundo está diseñado y no por cómo hemos nacido. Yo dejaré de ser una persona con discapacidad y los brazos no me crecerán nunca, pero estará todo adaptado para que pueda vivir de manera autónoma.
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