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Cuando ves a un líder dirigir su organización al precipicio, uno debe hacer dos cosas: la primera lo que decía Napoleón, «cuando veas a tu enemigo equivocarse, no le interrumpas», y segunda cosa a hacer, observar desde la barrera lo inevitable.
El seguidismo es una tendencia común en la que las personas imitan las acciones, pensamientos y gustos de otros sin cuestionarlos. Esta actitud puede limitar nuestra capacidad de pensar de forma independiente y tomar decisiones basadas en nuestras propias creencias, experiencias y valores. Es más fácil escuchar y seguir que hacer preguntas que podrían hacernos replantear nuestro seguimiento.
Rollo May, psicólogo y psicoterapeuta estadounidense dejó dicho: «La mayoría de las personas no están dispuestas a aceptar la responsabilidad de ser individuos. Prefieren seguir a la multitud.» El seguidismo puede surgir por convencimiento, por sentimiento o por puro arribismo; todos ellos perjudiciales, tanto a nivel colectivo como personal.
Ejemplos de seguidismo. Comencemos con lo más liviano: la moda. Muchas personas siguen las tendencias populares sin considerar si realmente les gusta la ropa que compran. Esto les impide desarrollar un estilo único y auténtico que refleje su personalidad. Las redes sociales también contribuyen a este fenómeno.
Los llamados influencers crean realidades aisladas, donde el contacto humano es escaso. Esto no solo nos aleja de la realidad, sino que también puede llevar a la desinformación y a la superficialidad en nuestras conexiones. El seguidismo laboral también tiene consecuencias negativas. Suele crear conflictos innecesarios en el seno de una empresa. Aunque es una tendencia inherente a la condición humana, es importante reconocer sus efectos perjudiciales.
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En cuanto al seguidismo político, este puede ser el más perjudicial. El partidismo ciego implica que un votante apoya a un partido político sin analizar ni cuestionar sus acciones o dirección. Desafortunadamente, estamos viendo ejemplos de esto en la actualidad. Un partido que no se replantee sus decisiones está abocado al hundimiento. Podríamos decir que se estaría haciendo un 'harakiri político', aunque el harakiri conlleva una muerte honrosa. Un partido que no pone su potencial al servicio general, sino al servicio de una persona, está destinado al fracaso.
Finalmente, el seguidismo religioso puede tener consecuencias aún más trágicas. Recordemos el caso de la secta en Guayana, conocida como el Templo del Pueblo. Siguiendo las instrucciones de su líder, Jim Jones, novecientas trece personas se suicidaron con cianuro. Este es un ejemplo extremo de seguir a un líder sin cuestionar sus intenciones ni objetivos.
Debemos combatir esta forma de dejarse llevar por ideas o comportamientos ajenos. Fomentar el cuestionamiento es vital para desarrollar una perspectiva más amplia. En el mundo del arte, los artistas a menudo rompen con las convenciones establecidas, lo que provoca que el espectador se pregunte: «¿Qué ha querido transmitir el artista?» o «¿Qué le ha llevado a crear esa obra?».
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Es fundamental fomentar la individualidad y la autonomía para contrarrestar los efectos negativos del seguidismo en nuestra sociedad. Decía Albert Einstein: «La mente es como un paracaídas. Solo funciona si se abre.» Animar a las personas a pensar por sí mismas, cuestionar las normas establecidas y explorar sus propios intereses puede ayudar a cultivar la diversidad y la creatividad. Es importante ser conscientes de los peligros del seguidismo y trabajar juntos para fomentar la individualidad y la autonomía.
Cuando hablamos de individualidades, nos referimos a la capacidad de pertenecer a un grupo grande por una idea, causa o similitud de pensamiento, pero manteniendo un criterio propio. Esta riqueza de pensamiento puede enriquecer tanto a uno mismo como a los demás. Sin embargo, aquí es donde las organizaciones suelen encontrar resistencia a aceptar corrientes internas.
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Esto nos lleva nuevamente a la condición humana, que abarca desde el medroso hasta el miedoso, y desde el crítico por naturaleza hasta el líder inseguro. En este contexto, el seguidismo no solo limita nuestro crecimiento personal, sino que el miedo a ser diferentes puede ser aún más destructivo.
En resumen, el seguidismo es una tendencia que, aunque puede parecer inofensiva en sus formas más livianas, tiene el potencial de convertirse en un fenómeno peligroso y destructivo. Fomentar la individualidad, el pensamiento crítico y la autonomía es clave para construir una sociedad más diversa y creativa.
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