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Entre 700 y 800 euros. Ese es el precio del alquiler de un piso promedio de unos 80 metros cuadrados en Alicante. Cifras que se disparan hasta por encima de los 1.000 euros en caso de que uno busque algo más específico por el centro de la ciudad o la playa de San Juan.
En el último año el precio del alquiler ha subido casi un 22% en la ciudad de Alicante. Un incremento del 41,6% si se compara con el mismo periodo de 2019, antes de la pandemia, según datos del portal inmobiliario Idealista. Precios que se han disparado en gran parte de los barrios, incluso de aquellos más «económicos» como son Carolinas, Altozano o la zona de la Florida.
Precios prohibitivos que alejan cada vez más a los jóvenes de la ciudad, que no pueden comprar una casa, pero tampoco vivir de alquiler. Según el último informe del Consejo de la Juventud de España (CJE), apenas uno de cada diez menores de 29 años están emancipados, un dato al que hay que sumar el del paro juvenil, de casi el 20%, para poner en contexto la compleja situación.
22% De incremento
del precio del alquiler en el último año en Alicante
41,6% ha subido
el precio del alquiler desde la pandemia en Alicante
800 euros
de media cuesta un piso de 80 m2 en Alicante
¿La solución? En realidad hay varias, pero para aquellos que no deseen compartir piso, la alternativa es buscar fuera del centro de la ciudad, en los barrios de alrededor, o incluso en las localidades colindantes. San Vicente, Busot, Aigües, Sant Joan, Mutxamel o Agost se convierten en algunas de las zonas elegidas para comenzar la andadura de la emancipación.
El 'éxodo' al extrarradio es una práctica cada vez más recurrente entre los jóvenes. Según el informe 'Vivir fuera de las ciudades', elaborado por Fotocasa, la pretensión de comprar en el extrarradio es «más notoria» en el colectivo joven. Cerca de un 26% de los ciudadanos de entre 25 y 34 años optan por salir a la periferia en lugar de seguir en las grandes urbes.
Esto no quiere decir que los precios sean baratos, pero sí mucho más asequibles que en el centro. Por los 800 euros que costaría un piso de 80 metros cuadrados en Alicante, uno de las mismas dimensiones estaría en torno a los 560 euros en Mutxamel. Una cifra más o menos similar a la del resto de localidades de l'Alacantí.
«Nosotros decidimos irnos a San Vicente porque en Alicante el piso que miramos eran 700 euros por tan solo 60 metros cuadrados con una habitación, salón, cocina y baño», explica un joven ingeniero que asegura que pudo encontrar algún piso en el extrarradio de Alicante por 500 euros, pero eso si, «muy antiguo».
Agost, Busot o Mutxamel son algunos de los principales reductos que buscan los jóvenes que no pueden permitirse vivir en Alicante en un piso ellos solos. Localidades a las que se les sumaban antes San Vicente y Sant Joan pero donde cada vez es más complicado encontrar piso debido a la creciente demanda de universitarios por el campus de la UA y el de la UMH, respectivamente.
No solo ocurre en Alicante. La que es la tercera ciudad más habitadada de la Comunitat, Elche, también pone contra las cuerdas a más de uno. «Me ha costado mucho encontrar piso en la ciudad porque los precios eran carísimos», explica Jorge, un joven que trabaja en el hospital.
Su diferencia es que él ya ha buscado directamente en barrios periféricos con «accesos a la autovía». «Por menos de 600-700 euros no encontrabas nada en los barrios más céntricos de la ciudad», explica el joven, quien además tuvo problemas en la búsqueda de la vivienda. «Si quieres un contrato de menos de un año es muy difícil encontrar algo».
Y es que en la localidad ilicitana tampoco es tarea sencilla hallar algo económico en los principales barrios de la urbe. De hecho, en los últimos cuatro años, desde la pandemia, el precio del alquiler se ha disparado y ha subido casi un 30%, o, lo que es lo mismo, alquilar un piso es casi 200 euros más caro que antes de la pandemia.
El precio es una de las mayores preocupaciones entre aquellos que optan por mudarse a la periferia. Según Fotocasa, el 27% de los encuestados aseguraban que este cambio se debe a los menores precios de la vivienda que imperan en el extrarradio. La búsqueda de casas más amplias y la tranquilidad son otros de los principales motivos.
Óscar Bartual Bardisa
«La demanda continúa dirigiéndose hacia la montaña, playa y zonas de costa, propiciando un éxodo rural donde encontrar una segunda vivienda o instalar la residencia habitual, fija o temporalmente», explica la directora de Estudios y portavoz de Fotocasa, María Matos, sobre el gusto por la periferia a la hora de escoger vivienda.
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