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Año Sempere 2023 | De las sombras del pasado a la luz del gran artista contemporáneo de Alicante

De las sombras del pasado a la luz del gran artista contemporáneo de Alicante

Eusebio Sempere no tuvo unos comienzos fáciles en un país en el que no se entendía la vanguardia. Tuvo que afrontar un fracaso artístico antes de ser reconocido en España y fuera de las fronteras | «Os entrego esta colección, hecha con sacrificios», fueron sus palabras al donar su colección a la ciudad

Adrián Mazón

Alicante

Viernes, 20 de enero 2023, 19:49

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El apoyo de una madre siempre resulta imprescindible e incondicional. Esto es lo que marcó el rumbo de Eusebio Sempere, el gran artista contemporáneo alicantino. Sus comienzos en la cultura no fueron para nada sencillos. Sin embargo, el tesón y su don lograron que el colivenco pudiera emanar una luz que, décadas después de su muerte, todavía perdura en su legado.

Sempere nació un 3 de abril de 1923 en Onil, fruto del matrimonio entre Eusebio Sempere, regente de una pequeña fábrica de muñecas, y Concha Juan, modista. Fue esta una «persona fundamental en su vida», según relata Remedios Navarro Mondéjar, técnico del Museo de la Universidad de Alicante el cual conmemora el nacimiento del artista con una exposición en su sala homónima.

Juan fue quien «le empujó a seguir su sueño cuando su padre no quería que estudiara Bellas Artes». Y eso que, pese a estar ciego de un ojo, el pequeño Sempere ya mostraba su destreza en el dibujo. Una técnica que ejecutaba en la fábrica familiar, donde pintaba caras de las muñecas y hacía «teatrillos» con las creaciones que ejecutaba en sus inmediaciones.

Es gracias al retrato 'Mi madre', «una de las obras figurativas» del artista dentro del «periodo de formación de su obra», donde se muestra el desarrollo del trabajo de Sempere. Allí, expuesto junto a un autorretrato en el que aparece con un sombrero que tapa su ojo izquierdo «por el que no veía», se muestra «su parte más intimista». Una infancia que no resultó para nada fácil.

'Autorretrato' de Sempere junto a la pintura de su madre, Concha Juan, en el MUA. a.m.

Fue la guerra civil la que puso fin al negocio familiar. Un periodo «doloroso» para la familia tras confiscar la fábrica de muñecas –«para construir un taller de reparación de aviones rusos»- y la propiedad de la casa. Debido a esta circunstancia la familia «se queda sin trabajo y marchan de Onil para dirigirse a Valencia».

Previamente, Sempere había cursado Bachillerato en Alcoi y fue en el 'cap i casal' donde pudo «estudiar Bellas Artes y formarse como artista». Una decisión con la que su padre no estaba de acuerdo porque «era una profesión que no daba económicamente estabilidad». Sin embargo, sus primeras obras ya mostraban el «mérito» del artista, quien «plasma el movimiento, el relieve y la profundidad a partir de la visión de un ojo».

Este es quizá uno de los momentos más duros y tristes de la vida de Sempere. «¿Valencia? Le tengo manía», llegó a expresar en una ocasión el propio artista. «Yo pasé allí mucha hambre: Valencia tiene recuerdos muy tristes para mí». A los que se suma también «un periodo limitante», según Navarro, debido al condicionamiento de la ideología de la posguerra que marcó el proceso de enseñanza artística en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos, donde se matriculó.

Dos visitantes del MUA frente a los aguafuertes de Valencia. a.m.

Este periodo está ilustrado por dos vistas, elaboradas con la técnica del aguafuerte, de la calle de la Bollería de Valencia y la fachada de la Catedral Gótica, ambas del año 1946, un tipo «de arte figurativo más paisajista» que a Sempere «no le interesa demasiado». Por ello se formó en otras materias como modelado, dibujo, anatomía, perspectiva cónica y procedimientos pictóricos antes de partir hacia París.

Obras incomprendidas en España

Tras su estancia en Valencia, Sempere viajó a París gracias a la obtención de una beca del Sindicato Español Universitario (SEU), la cual «le descubre un mundo de posibilidades con la asbtracción geométrica», detalla Reme Navarro frente a la serie 'Tiempo de París', expuesta en las paredes del MUA. Sin embargo, ese año se convirtió en una década porque «dice que es donde sabe que tiene que estar y trabajar». «Estoy contento y encuentro belleza en la niebla y tristeza de París», fueron las palabras del propio Sempere.

Gracias a su estancia en la capital francesa con artistas «que están en plena vanguardia, en primera línea creando un arte nuevo», el colivenco pudo empaparse de innovación y traerla a España. Algo que no gustó al tratarse «de un arte muy moderno para lo que España estaba acostumbrada a ver», pues «lo que se llevaba era el luminismo de Sorolla y el paisajismo más tradicional».

Detalle de la obra 'Las cuatro estaciones (Primavera)' de Sempere. e.s.

'Las cuatro estaciones'

Este periodo de la vida de Eusebio Sempere en París queda reflejado con su serie 'Las cuatro estaciones', de la que se han seleccionado cuatro obras de periodos diferentes. Dos de los años 60 elaboradas en París y otras de los años 80, creadas de forma póstuma.

«Cuando Sempere falleció dejó instrucciones de cómo elaborarlas y se hicieron posteriormente». Fue su compañero Abel Martín, siguiendo unos gouaches de Sempere del año 82, quien las plasmaría en 1988 tras la muerte del gran artista alicantino.

Esta serie tiene su origen en París, allí disponía de un tocadiscos que «le había prestado su amigo y artista Salvador Vitoria». Solo tenía un disco, 'Las cuatro estaciones de Vivaldi', el cual reproducía de modo constante. «Siempre estaba escuchando música cuando creaba arte», desvela Navarro.

En esta exposición se ha seleccionado la primavera y el verano de la versión de 1965 y el otoño y el invierno de 1988. «Inspirándose en esos cambios de la luz y el color en las estaciones del año crea estas obras, que tienen cierto anclaje con paisajes».

Son las líneas del horizonte en estas piezas las que separan la atmósfera de colores y es en una de ellas donde se muestra «una especie de remolino» para plasmar el viento y el frío a partir de «la disposición de las líneas rotas por una ondulada», creando así «esos efectos ópticos» que definen la obra de Sempere.

Durante una exposición individual en Valencia de «su primera obra abstracta» -tras un regreso de París en 1949-, la «crítica lo tira por los suelos». Este hecho resultó un «choque brutal» al ver cómo en su tierra no se entendía su trabajo. Por ello, mucha de esta obra «que hizo en París, la destruyó» para volverla a crear años más tarde «recordando las que había hecho».

Por este motivo, decidió regresar a París, donde «vivía en un cuartito, trabajaba de cualquier cosa para ganarse la vida y su obra la hacía por la noche». Fue en esta etapa donde Sempere obtuvo las primeras nociones sobre serigrafía en el taller de serigrafía del artista cubano Wilfredo Arcay, una técnica que fue de especial relevancia en su trayectoria y que introdujo años más tarde en España, considerándose así como el padre de la misma.

Maestro del arte óptico

Tras su etapa en París y la visita a Estados Unidos con una beca, Sempere comienza a ser reconocido a nivel artístico tanto en España como fuera de sus fronteras. Gracias a ello, puede emprender nuevos proyectos con más facilidades que en las épocas anteriores.

Así toma la decisión de instalarse en Madrid, donde participa «en un proyecto experimental» del Centro de Cálculo la Universidad Complutense, el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas. Junto a otros artistas «fueron los primeros que empezaron a utilizar computadores, cedidas por IBM» a la institución académica.

Autorretratos de Sempere en el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid. a.m.

Para ilustrar este periodo, en el MUA se plasma la serie 'Autorretrato' de Sempere, «una trama de líneas horizontales» con tramos gruesos y otros más estrechos las cuales hacen «que parezcan más hundidas». Una técnica que aporta una sensación de «relieves» a partir de la combinación de la «trama horizontal y vertical que crea la retícula». Y es que aunque su diseño parezca sencillo, «era el 3D de la época, algo innovador».

Es aquí donde Sempere se convierte en «maestro del arte óptico», ese que «es plano pero que da la sensación de profundidad en un espacio que es bidimensional». Además, fue escultor y «tiene una obra cinética a la que incorpora el movimiento físico». Técnicas que le convierten en el artista alicantino más importante del siglo XX.

Padre de la serigrafía

Es gracias a este reconocimiento de su obra lo que permite a Sempere codearse con grandes artistas de su tiempo. A partir de los años 60 se forja su vinculación con Cuenca a través de la creación del Museo de Arte Abstracto Español. Una iniciativa que parte del artista Fernando Zóbel, en colaboración con otros de la talla de Gerardo Rueda, Gustavo Torner y el colivenco. «Colaboró en la financiación del museo» a través de la creación de «series de serigrafía para venderlas y poder sufragar los gastos del museo», detalla Navarro, quien apunta a que allí «hay obra también suya».

Con este hito, se conforma el Grupo de cuenca, al que también estuvieron vinculados otros artistas como José Guerrero, Mompó, Antonio Lorenzo o el propio Sempere. De hecho esta ciudad cautivó al colivenco, hasta tal punto que creó la carpeta 'Cuando estuvo en Cuenca don Luis de Góngora' (1969) y otras serigrafías sueltas como 'Óvalo'. Ambas se pueden apreciar en el MUA, y en la primera se muestra «un paisaje de la Mancha, plana y seca».

Serigrafía de 13 tintas 'Cuando estuvo en Cuenca don Luis de Góngora' de Eusebio Sempere en el MUA. a.m.

En ella, además, se realiza «una abstracción muy geométrica con reminiscencias o ecos de paisajes más figurativos solo a través de las líneas». Una pieza que cuenta con 13 estampaciones «que hay sobre esta cartulina negra», en la que se pierde la noción del color «por la cantidad de superposiciones que hay». Asimismo, cuenta con «efectos de vibración porque ha colocado líneas tan delgadas en cierta diagonal para que se cree este efecto».

«Os entrego esta colección, hecha con sacrificios»

«Os entrego esta colección, hecha con sacrificios, para que la cuidéis y queráis como yo la he amado». Con esta frase, Eusebio Sempere donó su colección a la ciudad de Alicante, donde inauguró en el año 1977 el antiguo Museo de La Asegurada. Un edificio de orden dórico del siglo XVII, convertido en la actualidad en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante. Con él a la cabeza.

Exposición 'La luz de Sempere' en el Museo de la Universidad de Alicante. miriam gil albert

Seguramente, aquel niño de Onil -que quedó ciego de un ojo en sus primeros años de vida- jamás pensó que su empeño por dedicarse a su pasión, el arte, podría convertir un antiguo almacén de harina -el cual sirvió también como cárcel, escuela y archivo notarial- en el museo de referencia, en materia de arte contemporáneo local, nacional e internacional, de la provincia.

Su colección se compone de obras de otros artistas que coleccionaba, como Picasso, Henry Moore o Miró. Más de 200 obras repartidas por el museo, coronado en su «planta alta con lo que el Ayuntamiento también ha comprado sobre Sempere», además de albergar otras cedidas por otras entidades como la Fundación Mediterráneo. Asimismo, Sempere también donó creaciones propias visibles en el espacio urbano de Alicante como la escultura 'Como una estrella' o el diseño del pavimento de la avenida Óscar Esplá.

Legado de Sempere en el MUA, 'Homenaje a Gabriel Miró' y 'Como una estrella'. a.m. | e.s. | maca
Imagen principal - Legado de Sempere en el MUA, 'Homenaje a Gabriel Miró' y 'Como una estrella'.
Imagen secundaria 1 - Legado de Sempere en el MUA, 'Homenaje a Gabriel Miró' y 'Como una estrella'.
Imagen secundaria 2 - Legado de Sempere en el MUA, 'Homenaje a Gabriel Miró' y 'Como una estrella'.

Este gesto de generosidad queda plasmado en esta exposición del MUA mediante dos serigrafías «inspiradas en las poesías de Gabriel Miró». En este sentido, Navarro afirma que «existe una vinculación entre un escritor alicantino y un artista contemporáneo que no se conocieron, pero tienen ese vínculo de alguna forma de plasmar el paisaje alicantino».

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Será el próximo 3 de abril de este año cuando se cumpla el centenario del nacimiento del autor. Una fecha que contempla convertir 2023 en el Año Sempere como reconocimiento a la generosidad del artista con su tierra. Son muchas las personalidades e instituciones que califican con este adjetivo -generoso- la sensibilidad de Sempere para con su tierra. Y es que gracias a su gesto su obra está al alcance de todos los alicantinos.

Reconocimientos más que necesarios

Como muestra de gratitud, la ciudad de Alicante le nombró Hijo Adoptivo en 1978, distinción a la que se suma la de Hijo Predilecto de la provincia en 1982, un año antes de ser homenajeado con el Premio Principe de Asturias 1983. Al año siguiente, el 4 de enero, la Universidad de Alicante nombró como su primer Doctor Honoris Causa, igual que ocurrió en Onil al ser reconocido por el municipio como Hijo Predilecto.

Discurso de investidura de Eusebio Sempere como primer Doctor Honoris Causa de la UA. a.m.

Fue en este periodo cuando comenzaron los primeros síntomas de la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa que deterioró su estado de salud y movilidad. En los primeros días de abril de 1985 viajó a Onil, a la finca La Cova, propiedad de su sobrina. El 10 de abril falleció en esta finca.

Por expreso deseo de Eusebio Sempere, como relatan desde el MUA, fue enterrado en el Monasterio de la Santa Faz. A pesar de que «se define como pintor, es escultor también», sin embargo en su lápida reza una inscripción sencilla: 'Eusebio Sempere. Pintor'.

A lo largo de su vida, fueron muchas las sombras -físicas, sociales e ideológicas- que nublaron el camino del artista. Sin embargo, su tesón y formación, además de sus círculos, permitieron alzarle como una de las figuras esenciales del panorama artístico español de la segunda mitad del siglo XX y el artista alicantino contemporáneo con mayor reconocimiento internacional.

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