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Cabalgata de los Reyes Magos en Alicante de 1947. sánchez | ama
Así fue la primera cabalgata de los Reyes Magos de Alicante tras la Guerra Civil | Navidad en Alicante

El histórico regreso de los Reyes Magos a Alicante tras la guerra civil

«Después de tres años de ausencia», marcó un diario de la época, sus Majestades regresaron en cabalgata a 'la terreta' de la mano del nuevo régimen en el año 1940

Adrián Mazón

Alicante

Martes, 3 de enero 2023, 06:35

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Nueve meses. Del fin de la guerra a la adoración del Niño. Este es el tiempo de recuperación de una de las tradiciones religiosas más populares en España. Fue un hecho que realizó el nuevo régimen. Alicante, al igual que el resto de territorios de la península, estaba bajo una dictadura. Ya habían pasado los años más duros -que no difíciles- que marcaron a una generación, de la que muchos todavía recuerdan los gritos y el hambre.

El sufrimiento estuvo presente todo este tiempo, tanto en las propias carnes de todos aquellos que vivieron en primera persona este periodo oscuro, así como en los que desde la distancia conocían la situación. Entre ellos, los Reyes de Oriente. «Han sufrido mucho por vosotros», esta fue una de las frases con las que amaneció el editorial de uno de los diarios más relevantes de aquella época -'La Gaceta de Alicante' del año 1940, recuperado por David Gerona- en la ciudad.

Y es que, tras días, semanas, meses y años convulsos, la situación comenzó a volver a la normalidad. Las celebraciones comenzaban a salir a la calle, entre ellas la cabalgata de los Reyes Magos en Alicante. El 5 de enero de 1940 los carros y la música volvió a las calles para celebrar la llegada de sus majestades de Oriente al portal de Belén, donde el niño Jesús les aguardaba como símbolo de paz en el mundo.

Para ello, en este inicio de la posguerra no faltaron los detalles con los que convocar a la ciudadanía en el centro de Alicante, donde contemplaron un desfile dividido en varias partes con el fin de recrear este pasaje bíblico y devolver la ilusión a una sociedad que nació bajo el brazo del miedo y el desconcierto. «Os sabían sin pan y chucherías», continuaba aquel diario, no sin antes remarcar que «después de tres años de ausencia», los Reyes Magos volvían a una tierra «esclavizada por unos hombres que se habían aliado con el demonio».

En esta ocasión, la llegada de sus Majestades traía «el perdón y la ofrenda» para encontrarse con los alicantinos. En los años previos «no teníais juguetes porque muchos de ellos habían sido quemados porque teníais frío», por ello la alegría del millar de personas que participó en la cabalgata de principios de la década de los años 40 podía barrer los malos recuerdos y dar comienzo a una nueva época.

El boato de los Reyes Magos

El desfile de los Reyes de Oriente de principios de la dictadura no tenía nada que envidiar a los de la actualidad. Las Organizaciones Juveniles de la Falange se encargaron de organizar esta cabalgata del 5 de enero, en la que no faltó ni un ápice de detalle. De hecho, al final de cada uno de los boatos de los Reyes Magos circulaban camiones cargados de juguetes para con escaleras subirlos a los balcones de las casas.

El inicio de la marcha estaba encabezado por tres romanos subidos a caballo. Dieron las 17.30 horas cuando los tambores arrancaron para marcar el paso de un desfile que retornaría parte de la normalidad a una ciudad que quedó destrozada tras la guerra. Para ello, con el fin de amenizar el avance y los bailes de los corceles, la banda de clarines y tambores de la Organización Juvenil de Crevillente junto a la banda de cornetas y tambores de la Organización Juvenil de Alicante.

Cabalgata de los Reyes Magos en Alicante de 1947.
Cabalgata de los Reyes Magos en Alicante de 1947. sánchez | ama

Tras las finas notas del metal y los duros golpes de las baquetas golpeando los parches de las cajas paseaba un ejército de 200 integrantes de la división de Flechas del bando sublevado acompañados de banderas y un centenar de cadetes portadores de antorchas. A ellos se sumaban más músicos, bailarines y 'dansaires', esclavos y los Reyes Magos junto a sus pajes.

El orden de esta época era diferente respecto a las cabalgatas más actuales de la ciudad. El primer rey en salir a la carrera era Baltasar. El sabio iba rodeado de un séquito de mujeres, además de tres carros con pastorcillos y pastorcillas. Todos ellos lucían en las calles al compás de la banda de la Cruz Roja, encargada de cerrar esta comitiva.

En fila continuaba el séquito del Rey Melchor, acompañado de la banda del Régimen y una comparsa de integrantes de los Flechas Azules de Alicante. A la cola apareció el Rey Gaspar, escoltado por una sección de la Organización Juvenil con una banda de cornetas y tambores, además de centenares de antorchas que guiaban su paso por Alicante.

El deseo de los niños: encontrarse con sus padres en la prisión

La cabalgata de sus Majestades de Oriente en Alicante durante el año 1940 estuvo marcada también por los mensajes de los tres sabios, quienes se dirigían por un sistema de megafonía a los niños que disfrutaban del espectáculo. Esto ocurría cuando la comitiva circulaba por las sedes del régimen implantadas en la ciudad, incluso la propia sede de la Falange servía como punto de recogida de cartas de los niños.

Cabalgata de los Reyes Magos en Alicante de 1947.
Cabalgata de los Reyes Magos en Alicante de 1947. sánchez | ama

En los manuscritos, según rescató aquel diario, los niños mostraban ciertas dudas en cuanto a sus deseos. Pues los alicantinos, lejos de imaginar una vida anterior a la guerra, miraban hacia el futuro. Por ello no eran capaces de atisbar cómo podrían recibir juguetes en sus casas, hogares que contaban con la ausencia de miembros de las familias. De hecho, en los papeles se podría leer que la petición de los pequeños era encontrarse con sus padres en la prisión.

Mientras estas cartas eran recogidas, los jóvenes de la organización falangista lanzaban sus mensajes de propaganda para calmar las lágrimas de los niños que solo pedían abrazar una vez más a sus progenitores. Con el fin de contrarrestar esta imagen -que para nada era símbolo de ilusión y felicidad-, las juventudes manifestaban que no requerían en los hijos la culpa de sus padres. A ello se sumaba el anuncio de la llegada de los Reyes Magos, acompañado en todo momento del grito de júbilo victorioso que acompañó a varias generaciones durante 36 años: «¡Arriba España!».

Recorrido y autoridades

El itinerario de la primera cabalgata de la dictadura en Alicante era mucho más extenso que el actual, cuyo recorrido marca en líneas simples el avance de la plaza de los Luceros a la del Ayuntamiento -en aquel entonces bautizada como plaza del 18 de julio-. El circuito de aquella época era de más de cinco kilómetros al realizar un trazado que conectaba el puerto y el Casco Antiguo con los barrios de San Antón, Carolinas Bajas y Campoamor hasta llegar al centro tradicional.

Los carruajes e integrantes del desfile caminaban por una veintena de calles y plazas de la ciudad llenando de música cada rincón en el que los niños permanecían para ver a sus Majestades. En este sentido, entre las ubicaciones de aquella cabalgata destacan el paseo de Canalejas, la Explanada de España, la calle Cervantes, la plaza del 18 de julio -en la actualidad la plaza del Ayuntamiento-, la calle Altamira, la Rambla de Méndez Núñez, la avenida José Antonio -la conocida avenida de la Constitución- y la calle Duque Zaragoza.

Una vez llegados al final de una de las principales vías de la ciudad, la comitiva subía hacia los barrios de Alicante a través de la calle San Vicente para llegar a la plaza de Santa Teresa. Allí se dirigían hacia las calles San Carlos y Sevilla. Ahí se realizaba la vuelta por la avenida de Xixona, el paseo de Campoamor hasta alcanzar la avenida Alfonso el Sabio a través de la calle Calderón de la Barca. El desfile continuaba por la plaza de los Luceros, la avenida del General Mola -actual avenida de la Estación- y la plaza del Generalísimo (la plaza de la Montañeta).

Además de los Reyes Magos y el despliegue del millar de acompañantes, la comitiva también incluía a las autoridades, entre ellos el gobernador civil de la época, Fernando de Guezela Igual; el gobernador militar, el alcalde de Alicante Ambrosio Luciáñez Riesco -primer alcalde de la dictadura y jefe provincial del Movimiento Nacional-, y el presidente de la Diputación, José Martínez Alejos.

Todos ellos pertenecientes al bando sublevado y a las diferentes secciones de la Falange Española, quienes mostraron su ideología y pensamiento en cada uno de los actos posteriores mediante sus gritos de ritual en los que predominaba la propaganda y siempre eran respondidos por la sociedad de modo entusiasta.

La sensación de euforia entre los niños y asistentes se repetirá una vez más -y y van 83- al recuperar esta cabalgata que se celebra en Alicante dentro de la nueva normalidad. Y es que la covid obligó a restringir ciertas actividades en el desfile de los últimos tres años, así como a cumplir las normativas sanitarias vigentes entre 2020 y 2022. Por ello, el paseo de sus Majestades de Oriente traerá de nuevo la sonrisa, los gritos de alegría y el júbilo a las calles de una ciudad en la que ya queda atrás el juicio político entre familias y los niños piden cada vez nuevos juguetes tecnológicos entre deseos de paz para un mundo azotado por la guerra en Ucrania.

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