La Llar Arrós y Brases: el mejor arroz sin salir de Alicante
Juan Ramón y Javier apuestan por el sarmiento para dar su toque particular a este plato
Como todo alicantino sabe un buen arroz lleva su ñora, su salmorreta y un grano de máxima calidad, el resto depende del gusto y la disponibilidad de ingredientes. También lo saben Juan Ramón García y Javier Molina las manos detrás de la cocina de La Llar Arròs i Brases, un restaurante a poco más de diez minutos del centro de Alicante en el que se cocina el plato estrella de la gastronomía alicantina de la manera más tradicional, a fuego de sarmiento.
Un espectáculo digno de ver. En el momento más fuerte de la cocción las llamas llegan a envolver la paella como si una bola de fuego se tratara y aportan al arroz y al caldo un sabor muy particular que nos recuerda a casa, al hogar y a nuestras abuelas. Javier y Juan Ramón saben del efecto hipnótico del fuego y justo por eso han apostado por que el cliente pueda ver en todo momento como las llamas crecen poco a poco y van dando forma al arroz que se van a comer. Su cocina, con paredes de cristal, está abierta a la sala.
«Tenemos el restaurante al que nos gustaría ir a nosotros», explica Juan Ramón. Él, junto con Javier han dado mil vueltas al concepto de comer un buen arroz los domingos, cuando muchos alicantinos cogen el coche para acercarse a los pueblos en busca del sabor tradicional. Ellos lo hacen en el club de Tenis de Villafranqueza, en pleno término municipal de Alicante, los únicos.
Un concepto en el que además vuelcan su experiencia anterior en el local Tapas en la calle Pirula Arderius del que mantienen algunos platos como la ensaladilla o las croquetas de jamón ibérico y boletus. Platos que no pueden quitar de la carta ya que todavía llega gente pidiéndolas pese a que hace años que cerraron el local para centrarse en La Llar.
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No son los únicos entrantes de este restaurante. Otros de temporada como las alcachofas con crema de setas, panceta ibérica y picada de frutos secos o el calamar de bahía a la brasa son clásicos entre la clientela cada vez más habitual de La Llar Arròs i Brases.
Pero como su nombre indica su especialidad, y por lo que cada vez tienen más lleno su local es justamente por los arroces, un plato que llevan a su máximo esplendor sin artificios, a base de saber hacer, de perfeccionar la técnica y de fuego. En eso el experto es Javier, que lleva marcado en la piel el calor de una cocina que tira de la energía más tradicional de la tierra. Es él quien selecciona y organiza cada uno de los ingredientes que componen el plato. El arroz, de un tipo en concreto. La cocción, la que demande el plato. No puede haber prisas, trabajar con sarmiento no las permite.
Y eso que en este restaurante sacan cada día 70 u 80 paellas de los 10 tipos de arroz distinto que trabajan. La joya de la corona es sin duda la más clásica de arroz de conejo y caracoles que solo hacen por encargo, Javier explica que tras muchas pruebas ha descubierto que este arroz solo hay una manera de hacerlo y que requiere su tiempo, así que para que esté en el momento justo es necesario saber cuando va a llegar el cliente.
Para los más arroceros la carta de la Llar Arrós i Brases cuenta con lo mejor de los clásicos como el a banda o el de bogavante. Pero también otras combinaciones como de entrecote, de pulpo con alcachofas o de parpatana de atún rojo. Con la posibilidad de un menú arrocero por 33,5 euros entre semana y 36 sábado y domingo.
Comer en La Llar Arròs i Brases es volver a los domingo en familia con una paella llena de arroz en la que abuelos, padres e hijos comen con sus cucharas hasta el último trozo de 'socarrat', es regresar a las comidas al lado del fuego. Un viaje con el paladar al lado de casa.