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Traspasar la puerta de El Santo es algo más que una experiencia culinaria, es cruzar una frontera gastronómica con las tapas como centro de gravedad y una carta de vinos que se sale de lo habitual.
Y es que si por algo se destaca el nuevo local de Ángel García, situado justo al lado de su famoso El Templo, es que reinventa platos de lo más normal del mundo como las patatas bravas o unos torreznos para darle un extra a todo aquel que quiera salir a tomar algo por Alicante, sin 'quererse liar' pero con todas las puertas abiertas para que la tarde fluya.
«Queríamos hacer una taberna contemporánea, un sitio donde puedas venir a tomar una tabla de quesos, unas tapas o un chuletón», explica García, propietario de El Santo y alma mater de esta idea. La propuesta está clara, un local en el que ir a tomar unos vinos -buenos, con una carta de todas partes del mundo- y picar algo, alejado de los restaurantes de mantel, algo más informal, pero que si el ambiente se va caldeando y se decide alargar hasta la cena la oferta también de respuesta.
Parece que haya sido futro de una decisión de marketing: primero el Templo y después el Santo, pero muchas veces la casualidad hace grandes maravillas con la realidad y, en este caso, el nombre de esta neotaberna tiene más que ver con un descubrimiento casual a la hora de hacer la reforma que ha dado al local su aspecto actual.
Justo sobre la barra, al lado derecho, una pequeña hornacina contiene una escultura de un santo, el que da nombre a este particular establecimiento de restauración. Mientras se desarrollaban las obras para la remodelación del local los obreros encontraron tras una pared de pladur, excavado en la roca esta figura.
Una señal del destino para quienes se encontraban en pleno proceso de poner nombre al nuevo proyecto que finalmente fue bautizado como el Santo.
Es justamente la variopinta carta la que da también un punto flexible a una jornada en El Santo. Desde lo mejor de una tabla de quesos o de embutidos que prácticamente puedes elaborar al gusto, con la disponibilidad de carnes españolas e italianas y quesos y las famosas tapas.
El lugar perfecto para «probar cosas» y «romper ese protocolo entre entrantes y principales y hacer un espacio un poco más flexible en el que se pueda combinar libremente», explica Ángel García.
Ya sea para pedir sus famosas bravas, las croquetas de carrillera a la brasa o el torrezno con salsa mayo-menta, algunos de los platos más tradicionales que hay en su carta. O probar otros como el puerro a la carbonara, el tuétano, mollejas y habitas baby o el vitel de lengua ahumada que llaman más la atención por sus ingredientes.
La realidad es que la carta de El Santo permite disfrutar y descubrir a partes iguales. Un concepto en el que lo importante no es solo la originalidad si no la calidad del producto que, siguiendo con la marca de la casa, se compra de primeras calidades y con todas las elaboraciones preparadas en la propia cocina.
Pero parte de la experiencia de El Santo no se puede entender si su bodega de vinos con más de 200 referencias nacionales e internacionales con más de 20 vinos que se pueden pedir por copas. Una apuesta que busca también romper la rigidez a la hora de elegir una bebida y propiciar que el cliente pueda seleccionar varias propuestas diferentes y hacerlo por copas sin un coste excesivo.
«Tenemos vinos económicos por copas pero también que puedan tomarse una copa de una botella que en precio de venta esté en 50 euros por 10 euros. Si quieres darte un capricho y solo tomarte una copa de vino no estás condenado a la promoción que haya en el momento», reconoce Ángel García.
Y es que un buen acompañamiento y dejarse aconsejar son dos de las marcas de este nuevo local el que encontrarás un Rioja, pero también tintos de Grecia o un blanco natural de Austria que acaba de fermentar en la botella lo que le confiere un sabor único y sin filtrado. «El personal es parte imprescindible de nuestro éxito, tienen que transmitir a la mesa ese sentir que queremos reflejar en cada plato y cada tapa», explica García.
El Santo se ha convertido en una taberna contemporánea donde las tapas cojen otro olor y otro sabor, el local suena a risas con los amigos, a disfrutar de un buen vino y a dejarse seducir por una oferta en la que tradición e innovación se dan la mano. Del embutido al queso, del vitel al a la piparra, en este local las tapas son una religión.
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