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Detrás del éxito siempre hay un camino duro pero invisible para la gran mayoría. Años de trabajo, disciplina y sacrificio en aras de lograr alcanzar el éxito. El apellido Topuria está en boca de todos. Su KO a Volkanovski con el que consiguió ascender ... al trono del peso pluma de la UFC -que defendió ante Holloway el pasado 27 de octubre- lanzó a 'El Matador' al estrellato.
Pero hay que remontarse a sus primeros pasos para entender ese carácter de campeón que lo hace tan especial. El hispanogeorgiano se crió en una ciudad arrasada por los efectos de la Segunda Guerra Mundial, donde se decantó por los deportes de lucha.
Comenzó con el judo en 2014, de ahí se pasó al kyokushinkai, un estilo de kárate, y después a la lucha grecorromana, modalidad que probó las mieles del éxito al coronarse como campeón en el Arnold Fighters, un torneo amateur organizado por el mítico Arnold Schwarzenegger. Un año después fue subcampeón de Europa júnior de jiu-jitsu brasileño. Eran los primeros brotes de un futuro campeón.
No fue hasta los 15 años cuando Topuria llegó a España con sus padres y su hermano Aleksandre. El destino elegido fue Alicante, ciudad de la que está enamorado y a la que considera su hogar. En 'la terreta' se ha forjado como campeón, vive con su familia y es feliz porque se «siente realizado».
Pero antes de alcanzar la cima, Ilia tuvo que ponerse el mono de trabajo para ayudar económicamente en casa, donde su padre trabajaba «de lunes a lunes», lo que demuestra que si algo caracteriza al hispanogeorgiano es su amor por su familia, que proclama allá donde va.
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El menor de los Topuria ejerció como hamaquero junto a su hermano en verano en la playa del Postiguet. Abrían la playa y la cerraban. La labor la compaginaba con el trabajo en una tienda de ropa los viernes y los sábados. Los domingos ejercía de auxiliar de seguridad en una discoteca de la ciudad. Además, daba clases de grappling -modalidad de lucha que busca controlar al oponente sin efectuar ningún golpe- en un gimnasio de Murcia una vez a la semana.
Los cuatro empleos y los duros entrenamientos le absorbían la vida. La pereza se apoderaba de él cada vez que tenía que ir a trabajos que no le gustaban. «En la situación que me encontraba no estaba contento, quería seguir desarrollándome y alcanzar una mejor versión de mí», aseguraba en una entrevista. Por ello dio un giro radical a su vida.
«La pereza viaja tan despacio que la pobreza no tarda en alcanzarlo. Si quieres tener cosas que nunca has tenido tienes que hacer cosas que nunca has hecho» Y lo cumplió. Topuria entrenó como un animal hasta alcanzar un «físico inmortal», tal y como contaba su preparador físico el alicantino Aldo Martínez a este diario, y destronar al rey del peso pluma de la UFC, el australiano Aleksandre Volkanovski.
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