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La Semana Santa, primer periodo vacacional del año, está ya aqúí. Las grandes puertas de entrada a la Costa Blanca, carretera y aeropuerto, se preparan para el primer aluvión de turistas nacionales e internacionales. Los hoteles, que esperan ocupaciones prepandémicas, ultiman los detalles para agasajar a sus huéspedes. Y la hostelería, la otra gran pata sobre la que se sustenta la principal industria de la región, también lo tiene todo en perfecto estado de revista para hacer disfrutar a sus clientes.
Al igual que sucede en el alojativo, el sector de la restauración espera que esta Semana Santa mantenga la misma tendencia que los primeros meses de este 2023 en el que, explican, «trabajamos ya con números de 2019 y también de 2022, porque no hay que olvidar que el año pasado tuvimos una Semana Santa de récord que pensamos que ahora se va a repetir».
Después de que durante la pandemia y en los meses y años inmediatamente posteriores a ese parón vital que supuso la crisis sanitaria muchos negocios bajaran definitivamente la persiana, lo que se está experimentando ahora, al menos esa es la sensación que se tiene en los principales destinos de la Costa Blanca, es que el sector está reviviendo.
Alex Fratini, portavoz de la Asociación de Bares, Restaurantes y Cafeterías de Benidorm (Abreca), asegura que todavía no tienen datos oficiales al respecto y que «vamos a hacer un recuento después de Semana Santa», pero, a la vez, afirma que «es verdad que se están volviendo a abrir muchos locales y están viniendo muchas franquicias y marcas importantes a nivel nacional e internacional».
Los representantes de los hosteleros no miran, como sí lo hacen algunos empresarios del sector, con recelo la llegada de esas grandes franquicias internacionales porque, aseguran, «eso es algo que beneficia a todos porque es un atractivo más» para los destinos turísticos.
Además, desde Abreca aseguran que «no tememos a esas grandes marcas porque son muy conocidas y, al final, te tomas lo mismo en todos sus locales. Sin embargo, en los locales más típicos de nuestras ciudades encuentras una oferta que sólo puedes encontrar aquí. Eso es lo que nos diferencia».
Un año más, el mayor problema al que se enfrentan los empresarios hosteleros es el de la falta de personal. Desde que el sector volviera a acelerar tras el parón pandémico, han buscado e implementado todo tipo de iniciativas para encontrar a unos empleados que han huido hacia otros negocios en los que es más factible la conciliación.
Ese problema estalló de manera definitiva por estas fechas de 2022, pero, explica Fratini, ya se empezaba a notar «antes de la pandemia». En aquel entonces, hasta el año 2019, «teníamos los dos picos de trabajo, que eran Semana Santa y verano, y todas las empresas necesitábamos muchos trabajadores y todos a la vez. Eso es algo que se ha agudizado después de la pandemia porque hemos visto que el sector, la hostelería, no es tan atractivo para la gente, que está mirando a otro tipo de trabajos».
Sin embargo, la buena marcha que ha venido teniendo la restauración desde que en Semana Santa de 2022 se dejara definitivamente atrás cualquier atisbo de la pandemia en lo que a la movilidad turística se refiere, el problema se ha paliado en parte.
Tal y como se explica desde Abreca, «este año el problema es un poco menor porque venimos de un invierno muy bueno y nuestra plantilla fija ha crecido. Al final, nosotros contratamos a la gente según la caja que hacemos. Esto nos ha permitido tener un nivel de empleo fijo más alto que es lo que necesitamos para no tener tantos problemas en verano».
Con todo, Alex Fratini reconoce que él y sus compañeros «sabemos que la hostelería es un trabajo difícil y complicado, sobre todo, por los horarios que tenemos. Nosotros tenemos nuestro pico de trabajo cuando todos los demás están de vacaciones o tienen días libres. Esto te quita posibilidades de estar con la familia» y ese sigue siendo el gran escollo a la hora de atraer a nuevos profesionales.
Con todo, y como ya quedó de manifiesto en 2022, el mayor problema a la hora de atraer profesionales de fuera de la zona más próxima a la que se localiza el puesto de trabajo sigue siendo, de manera muy especial en los principales destinos turísticos, el precio prohibitivo del alojamiento en la temporada alta.
Por ello, a la hora de recibir nuevos currículums, «lo más importante es que tengan un alojamiento cercano. El gran problema para la gente que viene de fuera es que los alquileres están disparados y, si los contratamos, pueden tener el problema de no encontrar alojamiento en verano», aseguran los responsables de recursos humanos.
Todo ello ha hecho que, llegados al punto de mantener una entrevista de trabajo con los candidatos, «la primera pregunta que hacemos siempre es dónde viven y si tienen un contrato de alquiler en la zona, al menos, para todo el verano o la temporada que necesitamos».
El año pasado toda esa situación se pudo paliar, en parte, a consecuencia de la invasión rusa de Ucrania y la guerra que la siguió. Fueron muchos los ucranianos que abandonaron su país 'con lo puesto' y que llegaron a España buscando, en primer lugar, un sitio seguro para ellos y sus familias y, acto seguido, un puesto de trabajo.
Un empleo que encontraron, en no pocos casos, en la hostelería. Alex Fratini explica que «con ellos hemos encontrado una solución y, a la vez, nosotros les hemos podido dar una oportunidad a personas que no sólo necesitaban un trabajo, sino también una vida estable. Tenemos muchos refugiados que están trabajando. Al principio, no sabían el idioma, lo que era una dificultad, pero casi todos hablan inglés y lo cierto es que estamos muy contentos con esos trabajadores».
Ahora, siguen teniendo «la vista en el mercado internacional», pero el problema, como en el caso del nacional, «es el alojamiento», un nudo gordiano e irresoluble para el que «buscamos algún tipo de alternativa con ayuda pública para poder ofrecer una alternativa asequible a esos trabajadores».
El otro gran problema para el sector lo han detectado los empresarios hosteleros en que «hay intrusismo y hemos denunciado a varios locales que no cumplían con el convenio laboral».
Los responsables de una de las principales asociaciones de la provincia de Alicante afirman que «estamos firmemente con el convenio laboral porque es la única manera de poder trabajar. Es un acuerdo entre empresarios y trabajadores y, además, pensamos que es una herramienta muy útil», pero lamentan que «hay gente, a la que nosotros no llamamos empresarios, que no lo cumple».
¿Qué procentaje de locales no están cumpliendo con la legislación laboral vigente en el sector? Nadie sabe dar un dato concreto porque, y en esto están de acuerdo empresarios, trabajadores y sindicatos, «siguen faltando recursos para las inspecciones».
De hecho, Alex Fratini explica que desde Abreca «pedimos más inspecciones laborales porque esta situación nos genera dos problemas fundamentales: primero, mancha la imagen de todo el sector y, segundo, que nos hace una competencia desleal porque no pagando tanto a la Seguridad Social y no pagando a los empleados como les tienen que pagar, se pueden permitir bajar precios por debajo de un nivel que no podemos alcanzar los que sí cumplimos con la legislación».
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