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Si alguien dice que ha quedado en la plaza de los Punkis, ¿sabrías cómo llegar?; ¿o a la de la Pipa o el parque de las Palomas? Si eres de los que no salen de casa sin poner en Google Maps el destino ni te molestes.
Es mejor que vayas a la calle y preguntes a algún vecino, especialmente si es mayor, para que te pueda indicar cómo llegar. Porque por mucha notoriedad que hayan alcanzado estos nombres son solo apodos que el pueblo de Alicante ha colocado a algunos espacios de la ciudad.
Si has crecido en Alicante, es muy probable que de pequeño hayas jugado en el parque de las Palomas. Aunque los juegos infantiles han ido cambiando con el tiempo, las sombras de los ficus de la plaza de Calvo Sotelo han dado un descanso del calor a generaciones y generaciones.
Ese es el nombre oficial de este espacio que también ha recibido otros apodos. Hace unos años una de sus esquinas contaba con un establecimiento de Cortefiel, el lugar se convirtió en punto habitual de quedada en Alicante y hoy en día, aunque hace años que la firma abandonó el enclave, todavía mucha gente queda en Cortefiel.
Una referencia más sencilla es la plaza de Correos. Este lugar nunca se nombró así oficialmente, ya que en el callejero alicantino rinde homenaje al escritor alicantino Gabriel Miró. Sin embargo, durante años el palacete que preside la plaza en su lado sur fue destinado al servicio de Correos, por lo que muchos acudían a este edificio para enviar y recibir cartas y paquetes.
Sin embargo, este emblemático espacio de Alicante ha contado con otros sobrenombres, entre ellos la plaza de las Barcas - se cuenta que hasta allí llegaban las embarcaciones- o incluso la plaza de las Putas -por el emplazamiento de varios locales de alterne en la zona-.
Uno de los apodos más modernos es el de la calle de las Setas. Este enclave no es más que el vial dedicado a San Francisco. Sin embargo, en 2013 la alcaldesa Sonia Castedo decidió remodelar esta calle dándole un nuevo aire y desde ese momento más de una decena de hongos gigantes decoran este espacio. El vial se ha convertido en uno de los centros gastronómicos de Alicante y en un punto de atracción para el turismo.
En el callejero alicantino hay otros muchos ejemplos en los que el nombre oficial no coincide con la sabiduría popular. La plaza de Bola de Oro es para muchos la de la Pipa o la del músico Óscar Tordera es la de los 'Punkis' y la plaza de San Cristóbal cogió el sobrenombre de la de 'las Tumbas' tras su remodelación de finales de los 90.
También hay otros casos que responden a los comercios que se abren en la zona. Así, la plaza 25 de Mayo -en conmemoración al bombardeo de la aviación fascista italiana en el año 1938- es conocida por muchos alicantinos como la plaza de las Flores por las floristerías que pueblan los quioscos tras el Mercado Central.
Algo parecido ocurrió con la plaza América, para muchos la de las Pizzas, que llegó a tener hasta cuatro establecimientos de esta especialidad italiana en la misma rotonda. Aunque actualmente ya solo queda una en la esquina con la calle Devesa en el imaginario colectivo ha permanecido este nombre.
La afición de los alicantinos por rebautizar espacios alcanza no solo a las calles y plazas de la ciudad, también a monumentos o edificios. Es el caso de otro de los lugares de quedada por excelencia de la ciudad: la plaza de los Luceros. Alrededor de la fuente de Bañuls muchos siguen quedando en Los Claveles, aunque hace años que la floristería desapareció. Su fundadora cuenta también con una zona verde en la Playa de San Juan, el parque florista Inmaculada Pérez.
También hay otros espacios como el Monumento a la libertad de expresión que durante años presidió la avenida de la Estación y actualmente se encuentra en Gran Vía. Para muchos alicantinos estos gigantes de hierro son conocidos como Los cañones de Navarone -una película de cine bélico de 1961-.
El puente del V Centenario hace años que es el puente Rojo. La Casa de las Brujas nadie se acuerda que en su origen fue la Casa Martínez Azcoyia. Quién sabe si dentro de poco se unirá a esta lista el Peret. El Ayuntamiento de Alicante ha sacado a nueva licitación el tradicional quiosco de la Explanada y todo parece indicar que perderá el nombre oficial, aunque seguro que pervive en la memoria de los alicantinos.
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