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Los ayuntamientos de Alicante y Génova, puertos de salida y llegada de la Ocean Race, han estrechado este fin de semana lazos históricos, afectivos y culturales en el marco de la regata oceánica que sale este domingo desde el puerto de la ciudad y finaliza en junio próximo en la capital de la región italiana de Liguria.
El alcalde, Luis Barcala, y su homólogo genovés, Marco Bucci, han mantenido este sábado -14 de enero- un encuentro en el Ayuntamiento de Alicante, al que también ha asistido el embajador italiano en España, Riccardo Guariglia.
En el acto han repasado los múltiples vínculos entre ambas ciudades marítimas y han decidido impulsar la declaración de la epopeya de la tabarquinidad como patrimonio inmaterial de la Humaniad por parte de la Unesco, así como el expediente de hermanamiento entre las dos ciudades.
Sobre el desarrollo de la Ocean Race, los dos regidores han coincidido en la necesidad de poner en marcha cuantas medidas estén a su alcance para mantener la regata en Alicante y Génova -como puertos de salida y llegada- debido a su gran impacto económico, turístico y social, ha destacado el primer edil.
Que además, ha añadido que son múltiples los lazos históricos, afectivos y culturales que unen desde hace muchos años a las dos ciudades. Asimismo, ha recordado que el puerto alicantino era el único autorizado en España para exportar productos procedentes de América tras el descubrimiento a finales del siglo XV y uno de los puertos de destino era el de Génova.
Los dos alcaldes y el embajador italiano también han barajado la posibilidad de impulsar el hermanamiento entre ambas ciudades, así como de retomar la iniciativa para que la epopeya de la tabarquinidad reciba el reconocimiento de la Unesco como bien de interés inmaterial. «Un objetivo que está a nuestro alcance y para el que es necesario contar con el respaldo de los tres gobiernos implicados: el español, el italiano y el tunecino», ha precisado Barcala.
La epopeya de la tabarquinidad recoge la peripecia de los primeros pobladores de Nueva Tabarca, conocida anteriormente como Isla Plana, que fueron confinados hacia 1770 en la isla alicantina tras su cautiverio en las cárceles de Argel.
En su gran mayoría eran genoveses que habían sido conducidos por piratas berberiscos a esas prisiones del norte de África tras desalojarlos de su anterior asentamiento en Tabarka, la isla en aguas de Túnez que fue centro importante de explotación de coral rojo desde varios siglos antes por parte de sus antecesores, también procedentes de la ciudad italiana.
El primer edil de Alicante ha explicado que son muchos los vínculos que unen a los alicantinos con los genoveses. Desde apellidos italianos de la región de Liguria -como Ruso, Parodi, Jacopino o Ferrandi- a artes de pesca, técnicas de navegación o platos gastronómicos.
De hecho, Alicante ya está hermanada con otra ciudad italiana, Carloforte, al sur de la isla de Cerdeña, que fue otro de los enclaves a los que se dirigieron en 1738 un contingente de los genoveses que habitaban la isla tunecina de Tabarka.
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