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Hace ya un año que se inició el conflicto bélico en Ucrania y miles de personas abandonaron el país huyendo de la guerra. Casas, trabajos, amigos, familiares, vidas completas. Todo se quedó allí. Dejaron de vivir como vivían y se convirtieron en refugiados en España. Desde entonces, Alicante ha sido la provincia que más ucranianos ha acogido.
La psicóloga del programa de refugiados de Cruz Roja en Elche, Maria José Amorós, ha atendido -y atiende- a decenas de personas en esta situación y asegura que son muchas las secuelas derivadas de ella. Estrés postraumático, ansiedad, sintomatología depresiva, problemas para dormir… La lista es infinita y los casos, complicados.
Amorós, que lleva cuatro años atendiendo a refugiados y refugiadas, encuentra diferencias entre la guerra de Ucrania y otros conflictos bélicos. Generalmente, las personas que viven en zonas hostiles viven durante un tiempo en ese entorno hasta que deciden migrar a otro lugar en busca de un futuro mejor. Sin embargo, el conflicto entre Rusia y Ucrania estalló de la noche a la mañana y motivó un «movimiento migratorio forzoso», como explica la psicóloga de Cruz Roja, ya que los residentes del país no pudieron a penas preparar su marcha.
Tere Compañy Martínez
Esto supuso una «ruptura brusca» de sus vidas que trajo consigo una gran incertidumbre que hoy en día se mantiene. Las personas refugiadas no saben si van a poder volver a sus casas, ni siquiera cuándo van a hacerlo. En este sentido, la labor principal de Amorós es «acompañar» a los afectados «para poder hacer más liviano el proceso». Igualmente, se encarga de «detectar posibles trastornos mentales» para «derivarlos a salud mental en caso de que requieran medicación u otro tipo de atención».
Uno de los grupos poblacionales más afectados por esta situación son los adolescentes. «Se pasan siete horas sentados en una silla en el instituto sin entender nada por la barrera del idioma», afirma Maria José. Esto genera una sensación de «frustración», ya que se ven mermadas sus posibilidades de aprender. Hay algunos centros que están ofreciendo una atención especializada para ayudarles con el español, pero otros tantos no disponen de los medios suficientes para ello.
Además, como expone la psicóloga, la adolescencia es la etapa en la que se construyen aspectos tan importantes de la personalidad como la identidad, ya que «en estas edades las amistades son lo que les ayuda a construir su identidad». En este sentido, las principal preocupación de estos jóvenes es «sentirse solos, totalmente fuera de su entorno».
Haber tenido que abandonar su país ha supuesto un cambio radical «de su círculo social y su forma de vida» y les cuesta relacionarse. Esto, a su vez, se convierte en una preocupación con respecto a qué les gusta o qué quieren hacer con su vida. Y es que en la adolescencia, de acuerdo con Amorós, es cuando se empieza a crear el proyecto de vida. En este contexto, con su realidad «patas arriba», los jóvenes se encuentran con que «no tiene ningún sentido elaborar este proyecto de vida» ya que ni siquiera saben «qué van a hacer o dónde van a estar».
Aspecto que también afecta a los adultos, que ya tenían «su familia y/o su trabajo» y están teniendo que «volver a elaborarlo». Un escenario especialmente difícil teniendo en cuenta que hay «muchos núcleos familiares que se han roto», explica la psicóloga de Cruz Roja. El motivo principal es que han migrado a España mujeres, niños y adolescentes, mientras que los hombres se han tenido que quedar combatiendo en Ucrania.
Una mujer tuvo que abandonar el país ucraniano junto a su hijo huyendo de la guerra. Sin embargo, su marido tuvo que sumarse a las filas del Ejército de Ucrania y permanecer en el territorio. Hace unos meses perdió la vida mientras luchaba en el conflicto, pero su cadáver todavía no ha podido ser encontrado. Por ello, la viuda tiene que viajar al país para colaborar con las autoridades y, a través de fotografías de diferentes partes del cuerpo, tratar de identificar al fallecido.
No poder enterrar -o incinerar- a los seres queridos impide iniciar el «proceso de duelo», de acuerdo con la experta en psicología. Por ello, muchas personas se encuentran «estancadas» y no pueden avanzar en sus «procesos emocionales». En el caso de esta familia, poder despedir al padre iniciaría la «fase de aceptación» de la pérdida. Una parte necesaria para seguir adelante.
La mujer está recibiendo atención psicológica de un profesional de Ucrania además del seguimiento de Amorós. Y es que el servicio que ofrece Cruz Roja funciona a través de un traductor, mientras que la terapia en lengua manterna «resulta más cómoda» para algunas personas. En cualquier caso, la terapeuta considera que son «servicios complementarios» y que lo más importante es «el bienestar de cada persona» y respetar «sus procesos».
Otro caso es el de una mujer que fue madre en Ucrania en 2020. Durante los dos primeros años de vida de su hija, se dedicó en cuerpo y alma a la crianza, y justo cuando iba a volver a incorporarse al mercado laboral estalló la guerra. Así, además del trauma derivado del conflicto bélico y la migración a España, ha visto bloqueada su vida profesional.
En un país extranjero, con un idioma desconocido y una pequeña a la que no ha podido escolarizar, se siente vulnerable. Vive en un municipio en la provincia de Alicante que se encuentra algo aislado, por lo que está bastante incomunicada, y además no tiene pareja ni ingresos. Tres años sin poder incorporarse al mercado de trabajo y ahora sin posibilidades de avanzar dada su situación personal.
Según explica la psicóloga de Cruz Roja, a pesar de que cuenta con un «techo donde dormir» y comida para alimentarse, tanto ella como su pequeña, «no tiene tiempo para ella, no puede desarrollar su profesión -ni ninguna otra- y se encuentra estancada». Así, su realidad, como la de otras tantas personas refugiadas, es de «incertidumbre y frustración» con respecto a su futuro.
Según la experta, «la tristeza es la emoción predominante tanto en niños como en adultos» que han vivido el abandono de su tierra natal y están tratando de integrarse en la sociedad. Muchos han vivido «experiencias traumáticas» en su país que han generado «problemas emocionales como ansiedad o insomnio», ya que no todos lo abandonaron al inicicio del conflicto en febrero de 2022.
De hecho, Amorós reconoce que la gran mayoría de los atendidos por Cruz Roja empezaron a llegar el pasado verano. Además, se ha encontrado con casos en los que en el traslado de Ucrania a España las personas han sufrido robos. Perderlo todo y que te quiten un poco más mientras estás en un estado de «indefensión». Así se han sentido muchas personas.
Y ante esta situación tan complicada, la psicóloga recomienda «hablar menos y escuchar más». Explica que a veces tendemos a minimizar las situaciones ajenas con la intención de ayudar y, sin querer, «no validamos» las emociones de los demás. En este sentido, desde la perspectiva psicológica, lo mejor que se puede hacer es «preguntar de forma honesta» y dejar que los afectados compartan su «enfado, tristeza o preocupación» comprendiéndoles y sin pedirles que se sientan de otra manera.
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