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Excesiva carga de trabajo, consultas saturadas, incremento de las esperas, falta de sustitutos… Son algunas de las demandas que de un tiempo a esta parte evidencian los facultativos de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, la mayoría de los cuales atienden las consultas de los centros de salud. A todos esos problemas se suma uno que amenaza con lastrar la sanidad pública de la provincia de Alicante en los próximos años, y es el elevado número de jubilaciones previstas. Tanto es así, que la Conselleria de Sanidad no tiene recambio a día de hoy para casi un tercio de los médicos de familia que se van a jubilar en los próximos años.
Se trata de la principal conclusión de un trabajo elaborado por la Fundación Centros de Estudios del Sindicato Médico de Granada (SIMEG), que analiza el horizonte de las jubilaciones y la formación de los MIR (Médico Interno Residente) en el sistema público de las comunidades autónomas de aquí a 2028.
De acuerdo al citado estudio, la Comunitat tiene un déficit de 518 médicos de la especialidad de familia, lo que en la práctica supone casi un tercio (30%) de las bajas por jubilación previstas de aquí a 2028. Para llegar a esta cifra, los responsables del estudio han recurrido a fuentes del Ministerio de Sanidad para cifrar en 1.726 los médicos de esta especialidad que tienen 60 años o más. Teniendo en cuenta que la edad de jubilación ordinaria está entre los 65 y los 67 años de edad, esos más de 1.700 sanitarios son los que podrán retirarse entre 2023 y 2028.
El relevo generacional de esos profesionales viene a través del programa MIR, con los residentes que tienen previsto el fin de su formación antes de 2028. Sin embargo, y de acuerdo a los datos que aporta SIMEG en su trabajo, las cuentas no salen, y es que se estima que los futuros adjuntos de aquí a ese año sean 1.208. O lo que es lo mismo, 518 menos de los necesarios para cubrir todas las jubilaciones.
Si bien es cierto que el número máximo de residentes que acabarán el MIR es algo más elevado --concretamente 1.298--, los responsables del estudio rebajan la cifra en un 6,9% para ajustarla a la tasa de abandono. Ese guarismo está extraído del número de abandonos del MIR entre los años 2018 y 2022, que fue exactamente del 6,9%.
Esta coyuntura no es ajena al departamento que dirige Marciano Gómez. De hecho, en una comparecencia a principios de año, el conseller manifestó la necesidad de aumentar las plazas formativas de Medicina Familiar y Comunitaria entre un 15 y un 20% con tal de suplir el déficit que padece la autonomía.
A la tasa de abandono de la que se ve aquejada la especialidad se suma el número de vacantes que deja tras cada adjudicación de plazas MIR, y que denotan el carácter poco atractivo que tiene para muchos futuros profesionales.
Sin ir más lejos, en la convocatoria de este año, la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria dejó en todo el país 246 plazas de formación vacante tras la adjudicación extraordinaria -ninguna de ellas en la provincia de Alicante-. Se da la circunstancia que en los dos años anteriores también fue la única especialidad con vacantes tras el proceso de 'repesca'.
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