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La provincia de Alicante vivirá este martes 17 de octubre una jornada histórica. Las comarcas bañadas por el Vinalopó quedarán saciadas 603 años después. La primera transferencia de agua entre ríos fue planteada en 1420, según recogen las actas del Concejo de Agua de Elche, en las que se reclamaba a los Jurados de Villena, entonces en el reino de Castilla, a »en lo que toca al sacar agua del río Xuquer«.
Una reclamación que ni los siglos han perdido ni la historia ha olvidado. La sempiterna sed de la huerta de la provincia de Alicante ha reclamado, y hoy en día todavía lo hace en el Tajo-Segura, una solución definitiva al déficit hídrico secular que padece.
Desde entonces hasta hoy se ha enfrentado una difícil batalla que concluirá con la rúbrica del convenio de explotación del trasvase Júcar-Vinalopó entre tres partes: Confederación Hidrográfica del Júcar, Acuamed (ambas del Gobierno) y la Junta Central de Usuarios del Vinalopó. Un protocolario acto que tendrá lugar a las 11 horas en el Teatro Wagner de Aspe, localidad del Medio Vinalopó que se beneficiará de los caudales llegados de Valencia.
Cultivos tan importantes como la uva embolsada se regarán con los «sobrantes» del agua del Júcar traídos desde la desembocadura del azud de la Marquesa, como ha dejado claro el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, ante los todavía temerosos regantes de la Ribera, que temían que las transferencias partieran de río arriba, de Cortes de Pallás y del embalse de Tous.
350 hectómetros cúbicos
para los próximos diez años
0,24 euros el metro cúbico
a precio subvencionado
Estas desavenencias por la toma del agua retrasaron, 600 años después de la declaración de Elche, la llegada del líquido a la provincia de Alicante. El Plan Hidrológico de cuenca del Júcar de 1997 incluía, por fin, la realización de la transferencia Júcar-Vinalopó. El Consejo de Ministros creó la empresa Aguas del Júcar, encargada de realizar los estudios técnicos. El 14 de noviembre de 2002 se pone la primera piedra del Júcar-Vinalopó desde Cortes de Pallás.
Todavía había problemas, al modificar en 2005 el proyecto inicial. La propuesta, entonces, fue cambiar la toma al azud de la Marquesa, en la desembocadura del río en Cullera. Pero tenía un inconveniente: bombear el agua a niveles superiores conlleva un gasto energético desproporcionado, lo que hacía inviable el coste para los regantes del Vinalopó.
Fueron los propios usuarios de la Junta Central quienes, en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia, quienes encontraron la solución a través de paneles fotovoltaicos que suministran la energía necesaria para las bombas. El precio del metro cúbico ha bajado sustancialmente, lo que unido a las subvenciones y rebajas aprobadas por el Gobierno, ha permitido fijar un precio unitario de 0,24 euros el metro cúbico, que será definitivo para los próximos diez años.
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José Vicente Pérez Pardo
Un acuerdo histórico que permitirá que lleguen hasta 350 hectómetros cúbicos a las comarcas del VInalopó hasta 2033. Este protocolo es definitivo y permitirá unos desembalses continuados de hasta 35 hectómetros cúbicos al año. La llegada de estos caudales asegura el riego de los campos del Vinalopó, que producen frutos tan emblemáticos para la provincia como la uva embolsada o el melón de Carrizales del Camp d'Elx.
Otro efecto medioambiental de consideración es que la llegada de aguas superficiales a través del trasvase aliviará la extracción de agua de pozos subterráneos, de cuyas reservas se venía tirando para salvar las cosechas. La sobrexplotación de estos recursos ponía en peligro su propia existencia. A partir de la llegada del nuevo caudal hídrico a la balsa de San Diego, en Villena, los regantes podrán dejar de extraer las aguas bajo tierra, lo que permitirá que se recarguen los acuíferos.
Aún en tales circunstancias, todavía quedan asuntos colaterales por cerrar. El alcalde de Villena, el socialista Fulgencio Cerdán, ha reclamado al Gobierno una compensación a los agricultores por el uso de los pozos subterráneos que han alimentado al resto de la provincia ante la escasez de caudales en superficie. Una reclamación que bien podrá hacer hoy al número dos del Ministerio de Transición Ecológica, el secretario de Estado Hugo Morán, máxima autoridad del Gobierno central en el acto.
Hasta ahora, la infraestructura solo se ha utilizado en momentos puntuales, como riego de emergencia para salvar las cosechas del Vinalopó tras largos periodos de sequía. A partir de la firma de este convenio, los desembalses serán periódicos
De esta manera, se pone fin a una reivindicación histórica del campo alicantino, una demanda que ha tardado 603 años en hacerse realidad.
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