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La provincia de Alicante, por lo menos una parte, quedará saciada 603 años después. El trasvase Júcar-Vinalopó será una realidad más pronto que tarde y permitirá que lleguen hasta 350 hectómetros cúbicos a las comarcas del VInalopó durante los próximos diez años. El último escollo se solventará este lunes.
El Consejo de Ministros extraordinario que se celebrará este lunes (se adelanta por el debate de investidura de Núñez Feijóo que se celebrará el martes en el Congreso de los Diputados) aprobará la firma del convenio de explotación del trasvase Júcar-Vinalopó entre tres partes: Confederación Hidrográfica del Júcar, Acuamed (ambas del Gobierno) y la Junta Central de Usuarios del Vinalopó.
Este protocolo es definitivo y permitirá unos desembalses continuados de hasta 35 hectómetros cúbicos al año y a un precio estable de 0,24 euros el metro cúbico durante los próximos diez años. La llegada de estos caudales asegura el riego de los campos del Vinalopó, que producen frutos tan emblemáticos para la provincia como la uva embolsada o el melón de Carrizales del Camp d'Elx.
Otro efecto medioambiental de consideración es que la llegada de aguas superficiales a través del trasvase aliviará la extracción de agua de pozos subterráneos, de cuyas reservas se venía tirando para salvar las cosechas. La sobrexplotación de estos recursos ponía en peligro su propia existencia. A partir de la llegada del nuevo caudal hídrico a la balsa de San Diego, en Villena, los regantes podrán dejar de extraer las aguas bajo tierra, lo que permitirá que se recarguen los acuíferos.
Hasta ahora, la infraestructura solo se ha utilizado en momentos puntuales, como riego de emergencia para salvar las cosechas del Vinalopó tras largos periodos de sequía. A partir de la firma de este convenio, los desembalses serán periódicos
El camino recorrido no ha sido fácil. La transferencia de agua desde el Júcar al Vinalopó, ríos ambos en el ámbito de la Comunitat Valenciana, es un anhelo en Alicante desde 1420.
El primer proyecto serio de ponerlo en marcha se topó con la polémica sobre la toma de agua: los técnicos apostaban por coger los caudales desde Cortes de Pallás, en la parte alta, pero se topó con la negativa de los regantes del Júcar.
La propuesta, entonces, fue cambiar la toma al azud de la Marquesa, en la desembocadura del río en Cullera. Pero tenía un inconveniente: bombear el agua a niveles superiores conlleva un gasto energético desproporcionado, lo que hacía inviable el coste para los regantes del Vinalopó.
Fueron los propios usuarios de la Junta Central quienes, en colaboración con la Universidad Politécnica de Valencia, quienes encontraron la solución a través de paneles fotovoltaicos que suministran la energía necesaria para las bombas. El precio del metro cúbico ha bajado sustancialmente, lo que unido a las subvenciones y rebajas aprobadas por el Gobierno, ha permitido fijar un precio unitario de 0,24 euros el metro cúbico, que será definitivo para los próximos diez años.
Así lo establecerá el convenio de explotación. Este documento tenía que haberse firmado en mayo, pero las elecciones municipales primero y las generales, después, lo aplazaron. Hasta ahora. Cuando el Consejo de Ministros en funciones apruebe la firma del convenio al organismo de cuenca y a Acuamed, la rúbrica se producirá ya sin más dilación. De tal forma que, esperan los regantes, los primeros desembalses puedan producirse en el primer trimestre de 2024, si no antes.
De esta manera, se pone fin a una reivindicación histórica del campo alicantino, una demanda que ha tardado 603 años en hacerse realidad.
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