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La Ocean Race ha vuelto a Alicante cuatro años después de su última edición y en su 50 aniversario. Lo hace con muchas novedades. La primera de ellas sin su principal patrocinador dando nombre a la regata; Volvo. Pero la más reseñable de todas ellas ... es la participación de los IMOCA.
Estos barcos totalmente nuevos y con grandes mejoras tecnológicas participan por primera vez en la Vuelta al mundo a vela. Y no solo eso, sino que además lo harán tripulados por cinco personas, cuando estos veleros son conocidos por sus participaciones en las regatas en solitario o por equipos de dos.
Estos barcos monocasco miden 18,3 metros y cuentan con una quilla pivotante y dos foils a ambos lados de los barcos. Una estructuras que permiten que cuando el velero alcance cierta velocidad «vuele» y vaya muy rápido debido a que no hay rozamiento.
«Una vez que el barco coge una cierta velocidad, los foils hacen que el velero despegue, reduciendo el rozamiento y alcanzando mucha más rapidez». Así lo ha explicado el director de Operaciones Marítimas de la Ocean Race en Alicante, David María.
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Los IMOCA son capaces de alcanzar hasta 40 nudos (unos 74 kilómetros por hora). De hecho ya llegaron a rebasar los 35 durante la Ocean Race Europe en la ruta hacia Tabarca. Estas velocidades harán que haya una «tensión y resistencia de los materiales que convierta la regata en un desafio técnico nunca visto», de acuerdo con el experto.
No serán los únicos barcos que participen. Aparte de los IMOCA, los VO65 competirán tan solo en las etapas 1, 6 y 7, las que se mueven por Europa (a excepción de la primera que une Alicante con Cabo Verde). Estas embarcaciones que contarán con tripulaciones de unas ocho personas ya participaron en la anterior edición, pero ahora lo harán en la Sprint Cup .
Estos barcos son monotipo: son idénticos en todos los sentidos, lo cual hace que la competición esté muy igualada. «En algunos contextos los VO65 son más veloces que los IMOCA», explica el director de operaciones marítimas, David María, aunque resalta que una vez que estos últimos «vuelan» son más rápidos.
Los veleros VO65 miden 20 metros de largos (son más grandes que los IMOCA). Las tripulaciones son mixtas y el número de navegantes aumenta en función de la cantidad de mujeres. Son seis los equipos que participarán en la Sprint Cup a bordo de esta clase.
En una carrera tan larga y con latitudes tan diferentes estas velocidades pueden suponer un peligro. A pesar de que los IMOCA cuenten con sensores capaces de detectar obstáculos a unos 800 metros, la elevada velocidad a la que van complica estos procesos de detección.
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«Es mucho más peligroso cuanto más rápido vas», comenta David María quien define la tercera etapa como una de las más complicadas. Aunque navegarán por el polo sur y hay riesgo de icebergs, la competición trazará una línea roja para evitar peligros y colisiones.
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