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Jesús Nicolás
Orihuela
Martes, 10 de octubre 2023, 09:30
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El 9 de octubre en Orihuela, día de fiesta en toda la Comunidad Valenciana, los actos institucionales acaban transformados, casi ya como una costumbre, en plataformas de reivindicación. Los temas son siempre los más socorridos: agua, enseñanza del valenciano o recuperación del casco histórico. En ese sentido, el que ha sido el primer discurso del alcalde, Pepe Vegara, en esta fecha señalada no se ha salido una coma del guión, de una agenda que a no pocos ha recordado la que a menudo seguía el exregidor popular Emilio Bascuñana.
Consciente de la sensibilidad del tema, el alcalde reivindicó esa peculiar forma oriolana de pertenecer a la Comunidad Valenciana. «El hecho de que nuestra lengua materna sea el castellano no puede, en ningún caso, convertirnos en valencianos de segunda. Respetemos y protejamos la riqueza de las lenguas que forman parte de la cultura valenciana, pero defendámonos con toda fiereza de las imposiciones de aquellos que, incomprensiblemente, buscan el enfrentamiento entre hermanos usando para sembrar discordia una parte tan íntima de nuestro acervo cultural». Así, el que fuera también presidente de la Asociación de Moros y Cristianos evocó como ejemplo el momento en el que, tras la salida del Oriol al balcón consistorial, los oriolanos entonan el himno valenciano a su manera. «Nosotros lo cantamos en castellano».
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Más allá de diferencias, el regidor destacó el regadío como parte de esa cultura que une a la Vega Baja con Valencia. Una herencia inmemorial que, expresó, peligra ante los recortes del Trasvase. «Son siglos y siglos de protección de cada gota que nos ayuda a ser un referente de cómo trabajar la tierra y de cómo hacer que un recurso escaso llegue a rendir de la manera que rinde en la última parte del deambular del Segura hacia su desembocadura. La defensa del Tajo-Segura debe ser para todos una prioridad inexcusable. Nuestro modo de vida es motivo suficiente para que exijamos lo que por derecho nos corresponde».
Ante los enconados debates políticos, Vegara consideró que «la discrepancia política o ideológica no debe obstaculizar la evolución de una Comunidad que cada día aspira a ser más y mejor. La lucha de todas las fuerzas políticas que trabajamos por Orihuela y la Vega Baja, debe ser conjunta y férrea en la defensa de los intereses de este sur de la Comunidad que, a veces y de manera incomprensible, no ha sido tratada como debiera por los que toman las decisiones más allá de nuestro territorio e incluso desde nuestra propia tierra».
Una alusión crítica al anterior Consell de Ximo Puig, que se hizo evidente a continuación con una enumeración de los cacareados pilares que el regidor quiere que marquen la senda de su ejecutivo y de los que, indefectiblemente, deberá echar mano de Valencia. «Desdoblamiento de la CV-95, la ciudad deportiva o ese parque industrial tan necesario para avanzar. Ese es el compromiso de la Diputación y del Consell de Carlos Mazón con Orihuela. Ese es el compromiso del gobierno de nuestra ciudad con sus ciudadanos y tengo la absoluta certeza de que entre todos lo lograremos», sostuvo.
Un discurso claramente contrapuesto al que la anterior regidora, Carolina Gracia (PSOE), dio hace un año en la misma plaza. En aquella ocasión no hubo ni rastro de «imposiciones» lingüísticas, sí algo de Trasvase y, sobre todo, mucho sacar pecho de la atención prestada por el Botànic a la ciudad, que ejemplificó aquel 9 de octubre de 2022 en la ampliación del hospital, el plan Vega Renhace o la compra del antiguo asilo y del Palacio del Marqués de Rafal como nueva sede de Presidencia de la Generalitat. Un edificio, cerrado y vaciado de contenido tras las elecciones autonómicas, y que este año no acogió ningún acto.
Una constante en el ideario de la Vega Baja ha sido tradicionalmete ese sentimiento de lejanía respecto de Valencia que señala a la Vega Baja como la 'gran olvidada'. «Desde el sur del sur, desde esta parte increíble, generosa y comprometida con nuestro país debemos hacernos oír», reivindicó Vegara al tiempo que cargó contra Madrid y contra la infrafinanciación como responsables de ese desapego. «Alicante sigue siendo un año más la provincia peor tratada de las 52 que componen España. Es fácil de entender que nos sintamos abandonados por un Gobierno central que ningunea una tierra que aporta a España una riqueza económica, cultural y social que permite que nuestro país sea mejor y más próspero cada día».
Pese a la retaíla de críticas a los gobiernos de otro color pasados y presentes, Vegara manifestó que la permanencia del PP en la Diputación de Alicante y su regreso al Palau de la Generalitat harán que la ciudad comience «un camino que ha de llevarla al reencuentro consigo misma. Nuestra historia nos avala, pero la historia está hecha básicamente de pasado. Un pasado que solo nos debe servir para aprender qué, y qué no, debemos hacer. Podemos recrearnos en nuestras antiguas glorias, podemos perder tiempo y energía en quejarnos de cuándo y por qué no nos fue como pensamos que nos debió ir, podemos gastar un tiempo precioso en pensar en un pasado, al que, si damos más de lo imprescindible, nos embotará el futuro», concluyó en unas palabras en esencia similares a las que protagonizaron el discurso del actual Síndico Portador del Oriol este pasado julio.
El ceremonial, por su parte, no albergó grandes novedades. El acto por el día de la Comunidad Valenciana comenzó con el desfile de la corporación e invitados desde la puerta del Ayuntamiento hasta la colindante plaza del Carmen, donde ya estaba dispuesta sobre la escalinata la banda y el coro del Conservatorio Profesional de Música. Con el izado de la bandera de España sobre las notas del himno nacional se dio paso al alcalde. Al acabar su discurso el regidor, los sones del himno regional y el disparo de una traca acompañaron su lento subir por el mástil de la 'Reial Senyera'.
Sobre la plaza se dejaron ver el equipo de gobierno y la oposición casi al completo. Entre los invitados, destacaban la senadora del PP, Eva Ortiz; el juez del Juzgado de Aguas, José Bernabé; el presidente de la Asociación de Moros y Cristianos, Manuel Ortuño; la Armengola, Ester Hernández; los embajadores moro y cristiano, José Germán Torres y Francisco López; el Caballero Cubierto, Manuel Franco; y el Síndico Portador del Oriol, Baldomero Giménez, junto a algunos de sus atencesores en el cargo. También estuvieron los alcaldes pedáneos, representantes de Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local, y una delegación de la Asociación de Reinas de las Fiestas.
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