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El 30 de septiembre de 1997 cayó el cielo sobre Alicante. Una 'gota fría' arreció durante todo el día sobre la ciudad. Durante horas cayeron hasta 167 litros por metro cuadrado sobre la ciudad, que dejaron sótanos y bajos anegados, calles inundadas y vehículos y mobiliario urbano flotando, una cantidad incontable de daños materiales y, lo peor, cuatro fallecidos.
El agua llegó a superar en algunos puntos de la ciudad el metro y medio de altura, especialmente en las calles más cercanas a barrancos como el de Juncaret, Bonhivern o el de Orgegia que recuperaron su fuerza e inundaron zonas como La Albufereta, Sangueta o la playa de San Juan.
Si en las anteriores inundaciones en 1987 y 1982 la zona más afectada había sido el sur de la ciudad con San Gabriel como zona cero y un barrio entero incomunicado, en 1997 el agua se desplazó hacia el norte, a apenas unos kilómetros que hicieron que la zona de playas de la ciudad acabara convertida en un lodazal.
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Cuando las aguas se fueron retirando, la sensación de abandono dio paso a una respuesta firme. A partir de ahí, se realizó en Alicante el primer plan municipal antirriadas hasta 2005, una obra faraónica de más de 40 kilómetros de canalizaciones de gran tamaño, 18 de ellas por debajo de la ciudad que pusieron calles como la Rambla patas arriba. Bajo las arterias de la capital hay una red paralela a sus calles y avenidas que permiten absorber el agua en caso de inundación.
Sin embargo, no fue suficiente. Zonas como la playa de San Juan continuaron inundándose de manera sistemática, lo que obligó a comenzar una segunda fase de infraestructuras capaces de recoger todo el agua, con la creación del parque inundable de La Marjal, que cumple diez años este 2025.
El parque es capaz de retener hasta 45.000 metros cúbicos frente a una lluvia de alta intensidad, y posteriormente, derivar el caudal de lluvia a la red de drenaje o a la depuradora. Jamás ha rebosado. El máximo acumulado fue en 2019 cuando el estanque recogió 22.000 metros cúbicos, la mitad de su capacidad. Otra fecha de referencia fue el 13 de marzo de 2017 con 15.500 m3 de agua. El parque ha almacenado un total de 58.350 metros cúbicos en esta década.
El éxito de esta hidráulica ha llevado al Ayuntamiento de Alicante y a la empresa mixta Aguas de Alicante a diseñar nuevas infraestructuras que forman una red de seguridad anti-danas que protegen a la ciudad en episodios climatológicos extremos, a los que estamos cada vez más expuestos.
El llamado tanque antitormentas de San Gabriel se construyó en 2011, ocupando el subsuelo del campo del fútbol del polideportivo 'Juan Antonio Samaranch'; a 17 metros de profundidad y con una capacidad para retener 60.000 metros cúbicos de aguas que llegan desde los colectores de pluviales en caso de lluvias torrenciales.
El tanque está asociado a una estación de bombero, que permite elevar el agua hasta la depuradora de Rincón de León para su tratamiento y reutilización en baldeo, riego de parques y jardines o de suelo agrícola.
La instalación fue pionera en España, y durante los episodios de intensas lluvias que han azotado a Alicante en los últimos años, ha permitido evitar el vertido al Barranco de las Ovejas de grandes caudales de aguas sucias, así como contaminadas, fruto de las tormentas.
Pero no son suficientes. El Ayuntamiento tiene planificados nuevas infraestructuras para laminar los episodios de lluvia y de nuevos tanques. En concreto, se prevé la construcción de tres nuevos parques inundables y 12 depósitos anticontaminación y de retención.
El nuevo Plan General contempla la construcción del parque inundable urbano Vía Parque-Teulada, ahora mismo en redacción. Además de un parque urbano en la cabecera del barranco San Blas, en el entorno del Parque Central, y un tercer parque urbano inundable de la avenida de Elche, junto a Casa Mediterráneo.
En cuanto a los depósitos, hay una previsión de 12 nuevos, que tendrán una capacidad total de 150.000 metros cúbicos, distribuidos en puntos sensibles de la ciudad, que servirán de contención y minorarán los riesgos de contaminación asociados a alivios puntuales en playas, barrancos y litoral costero destacando los del Cocó, Palmeral, La Albufereta, Condomina y zona baja de San Gabriel en el entorno Paseo Joan Fuster.
Además, el Ayuntamiento desarrolla diversas actuaciones en el ámbito de la Playa de La Almadraba que, aparte de renaturalizar el entorno de la zona, incluyen diversos elementos de drenaje y depósitos de retención, que mitigan los problemas de inundabilidad de la zona.
Este sistema sostenible de drenaje en caso de lluvias fuertes permitirá reducir la velocidad del agua de escorrentía, canalizando sus recorridos. Para ello se construirá un aljibe de 786 m³ con la función de retención de las lluvias y su posterior vertido a la red, así como un canal abierto que permita minimizar los arrastres a la playa y un canal filtrante.
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