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Las lluvias y las inundaciones han sido, y siguen siendo aunque en menor medida, una gran preocupación en la ciudad de Alicante. Los últimos dos siglos han registrado grandes tragedias a su paso, debido a las fuertes tormentas que han caído sobre la capital de la provincia, dejando destrozos y vidas en el camino.
Si los alicantinos echan la vista atrás, recuerdan, sobre todo, las grandes riadas de los años 1982 y 1997. En esta última murieron cuatro personas. Las insólitas imágenes de la época muestran una Alicante pasada por agua, una ciudad convertida en estanque.
Fue en el último episodio mencionado cuando las administraciones pusieron en marcha el 'Plan Integral contra Inundaciones', promovido por la entonces Conselleria de Obras Públicas y el Ayuntamiento de Alicante, junto a los técnicos de Aguas de Alicante que -en la primera memoria de actuaciones de la riada de 1997 y en trabajos posteriores- desempeñaron un papel muy activo motivado por el conocimiento y los medios que tenían en ese momento del funcionamiento de la red, la cual gestionaban desde 1987.
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Esta estrategia llegó 102 años después de la publicación de 'Reformas en Alicante para el siglo XX', del arquitecto municipal José Guardiola Picó, pionero de sus tiempos y premonitor de lo que estaba por llegar.
Fue en sus páginas donde recalcó la necesidad de construir y avanzar en un Alicante que contara con «fosos de circunvalación que recojan las aguas y las transporten al mar», eso sí, con la vista puesta en el saneamiento, tal y como recoge siglos después el geógrafo Antonio Oliva Cañizares en la revista especializada 'GeoGraphos'. Además de formular propuestas para mitigar los riesgos por inundaciones, también incorporó temas como la escasez -Alicante era una ciudad en notable expansión de habitantes- y el riego.
Sobre estos factores alertó Guardiola Picó, con la vista puesta en construir un Alicante pionero que fuera indestructible. Estas dos riadas, junto a la de 2017, mostraron la necesidad de poner en marcha este tipo de planes con tal de evitar mayores tragedias.
Así, la puesta en marcha del 'Plan Integral contra Inundaciones' contó con dos etapas de complejas actuaciones. La primera de ellas, entre 1997 y 2001, con la consolidación de los puntos de drenaje y la ampliación de la capacidad de los colectores. La segunda, hasta 2005, con el cierre y encauzamiento de barrancos, además de mejorar la red de alcantarillado.
Desde entonces, la preocupación por evitar cualquier tipo de riada ha sido notable en el avance de las crónicas contemporáneas de la ciudad de Alicante. De hecho, Aguas de Alicante desarrolló un 'Plan Especial de Inversiones' con la vista puesta entre la década de 2006 a 2016. En esta estrategia, fundamentalmente hídrica, añadió nuevos aportes: el tanque antitormentas de San Gabriel y el parque inundable La Marjal, como principales.
Este último fue fruto de las inundaciones locales que se han vivido en varios de los Hoyos de esta zona de la playa de San Juan, problemáticas locales que afectaron al drenaje de la zona convirtiéndola en un gran estanque, sobre todo, en el año 2007. Otra de los aguaceros que cayeron sobre la ciudad fue en el año 2010, en vísperas de los días grandes de Hogueras.
Así, se optó por buscar una nueva solución que permitiera acabar con estos riesgos para la ciudad y, sobre todo, para la población alicantina. De ahí el germen de construir años después sobre la antigua marjal y ejecutar un proyecto pionero en España. No solo por su sistema de drenaje, sino también por su compromiso medioambiental y sostenible, además de convertir Alicante en una ciudad resiliente ante los fenómenos meteorológicos.
Paso 1
Los primeros movimientos de tierra en la antigua marjal de la playa de San Juan arrancaron el 13 de abril de 2013, aunque la idea inicial se gestó en 2011, con la intención de convertir aquel terraplén en el primer parque inundable de Alicante y de España. Dos primaveras más tarde, esto se hizo realidad. Fue en marzo de 2015 cuando abrió sus puertas al agua y a la ciudadanía, celebrando este 2025 su primera década de vida.
Este parque pionero en la península, financiado con más de tres millones de euros por Aguas de Alicante y desarrollado también por el Ayuntamiento, contó con un doble objetivo inicial: servir de barrera contra las inundaciones y depósito para aminorar las láminas de agua de lluvia en las calles de la playa de San Juan, la cual se reutilizaría para el riego propio o la regeneración en la estación de Orgegia.
Así, manos a la obra, la empresa mixta devolvió a la ciudad de Alicante un nuevo pulmón verde de, nada más y nada menos, que más de 3,6 hectáreas, que protegen la ciudad y, en concreto esta zona de la playa de San Juan, de las lluvias torrenciales, tormentas y danas. Y es que el parque inundable La Marjal cuenta con capacidad para recoger más de 45.000 metros cúbicos de agua.
Esta procede de los colectores ubicados en las avenidas de esta zona, los cuales recogen el agua y la derivan a sus estanques. De este modo, se erradican también los vertidos al mar. El parque cuenta con dos estanques de agua permanente situados a diferente cota y un sistema de recirculación de agua que la eleva mediante dos bombas al menor de ellos, con 340 metros cuadrados y situado a mayor cota.
Esta pequeña estancia está conectada con el gran estanque, de 6.674 metros cuadrados, el cual sirve para acumular grandes cantidades de agua y hacer de barrera ante posibles inundaciones. Y es que el parque La Marjal ya ha salvado esta zona de la playa de San Juan hasta en cuatro ocasiones desde su inauguración en 2015.
De hecho, el parque inundable La Marjal de Alicante cuenta con un sistema de alarma que permite avisar del caudal acumulado en tiempo real, además de informar de posibles incidencias y alertar a la población del riesgo de inundación, con el fin de salir de sus inmediaciones y dejar que la ingeniería prosiga su curso.
Paso 2
La regulación del ciclo hídrico ha sido otro de los motivos fundamentales que ha llevado consigo la construcción del parque inundable La Marjal de Alicante. Este, además de hacer frente a las inundaciones.
Al servir como un retenedor de las aguas pluviales, el caudal recogido en los estanques de este gran parque de la playa de San Juan permite derivar el agua a la depuradora de Orgegia con el fin de continuar con el ciclo hídrico.
Al mismo tiempo, parte del agua que mantiene este parque se destina al riego de sus instalaciones y de las inmediaciones de la zona de playas de la ciudad de Alicante. De este modo, también cumple con otro objetivo: continuar con el ciclo natural del agua.
Paso 3
El parque inundable La Marjal no está únicamente pensado para aliviar a la ciudad de Alicante de las lluvias torrenciales. También fue concebido hace una década como un pulmón verde dedicado a la ciudadanía y el entorno. Es por ello, que es una zona de ocio sostenible que ha sido incluida en la Red de Senderos Urbanos de Alicante.
En ellas, las familias pueden pasear y admirar distintas panorámicas de la ciudad de Alicante, así como contemplar el ciclo del agua y aproximarse a la fauna -terrestre y acuática- y la flora autóctona, además de alguna que otra especie migratoria.
Este parque impulsado por Aguas de Alicante sirve como punto de descanso para las aves, con especies residentes en sus inmediaciones. Es el caso de los martines pescadores, que cuentan con tres nidos en el parque inundable La Marjal.
Entre la flora se pueden distinguir eneas como la totora o cola de gato, así como juncos y carrizos, junto a sauces, chopos, olmos, lentiscos, casuarinas, romero y otras tantas especies que recrean el ecosistema vegetal silvestre que crece en los montes de la Comunitat Valenciana y las marjales.
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María Díaz y Álex Sánchez
Almudena Santos y Leticia Aróstegui
Álvaro Soto | Madrid
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