Donde el pasado y el presente se encuentran en una sola calle en Alicante

La calle Poeta Quintana de Alicante, con más de 500 metros de recorrido, conserva el encanto propio de otro siglo. Allí, botones de camisas y cervezas artesanales coexisten con croquetas crujientes, alpargatas veraniegas y libros de bolsillo o discos de vinilos.

Todo ello ha sido testigo del paso del tiempo, capaz de adaptarse sin traicionar su esencia. Buena cuota de responsabilidad de esa realidad singular la tienen los comerciantes, que han jugado un papel crucial uniéndose en una asociación con variedad de eventos a lo largo del año para dinamizar todos y cada uno de los establecimientos que forman parte de este rinconcito de la ciudad de Alicante.

«Mi mercería lleva en esta calle casi 78 años, desde que mi abuela la fundase a principios de los años 40«, relata Patricia, la dueña de la Mercería Tere, quien destaca cómo la calle ha pasado de ser un mercadillo donde se vendían frutas y verduras a un pintoresco centro de comercio que parece del siglo pasado «mezclando lo tradicional y lo moderno». Una diversidad que llega desde las tiendas de toda la vida pasando por locales de ramen y vinilos, por citar algunos ejemplos.

Guillermo, dueño de Grisalla Arte, representa una tienda especializada en la venta de materiales de bellas artes, manualidades artesanales. En el terreno de las artes plásticas, ofrecen productos para pintura, óleo, pastel, acuarela, dibujo, grabado, ilustración y toda clase de soportes, papeles y lienzos. En el campo de la artesanía, disponen de materiales para esmalte sobre cobre, Tiffany, modelado y más. En cuanto a manualidades, Grisalla va más allá del concepto del «Do it Yourself», ofreciendo materiales y herramientas para pintura en tela, transfer, scrapbook, bisutería, patchwork, repujado y todo tipo de actividades creativas, explican desde el comercio.

Su tienda nació en 1994 como un concepto diferente y con encanto, algo que han intentado reflejar en sus escaparates y en sus propios diseños. Su creatividad y dedicación han sido reconocidas con el tercer premio al mejor escaparate de Hogueras por su representación de un Fénix, así como el Premio Escaparate Festival de Cine 2014. Estos logros han consolidado su presencia en la comunidad y han atraído a una clientela fiel.

Beatriz, propietaria de la Mercería Mabi, lleva 43 años en el número 21 de la famosa calle, siendo la tercera generación al frente de su negocio. Su dedicación y esmero en mantener la mercería relevante y atractiva le valieron el 1er. Premio a la Decoración Comercial, un reconocimiento a la importancia que le da a la estética de su tienda.

La dueña de la mercería reconoce la importancia de adaptarse a los nuevos tiempos: «La calle ha mejorado mucho con la creación de la Asociación de Comerciantes y las mejoras del Ayuntamiento en las aceras y la calle en general. Ahora, en la calle Quintana encuentras de todo». A pesar del reto que supone mantener el negocio a flote, Beatriz ha sabido conservar la esencia de su mercería, ofreciendo productos de toda la vida junto con novedades que atraen a clientes de todas las edades, y sobre todo, como subraya ella, «con un trato muy cercano».

El relato de Paqui, la actual dueña de Calzados Quintana, añade una dimensión más personal a esta evolución. El negocio familiar, fundado en 1969 por sus padres, ha sido testigo de muchos cambios en la calle. Paqui asumió la dirección en 2008, justo antes de la crisis económica, y ha sabido adaptarse a las nuevas exigencias del mercado.

«La tienda ha evolucionado mucho estéticamente», explica. «Hemos tenido que adaptarnos a los gustos de los clientes, manteniendo siempre la estructura original de la tienda», donde mil y una alpargata caben en cada uno de los pies del visitante. Su padre, ya jubilado y que suele pasarse por la tienda de vez en cuando, revela un dato interesante sobre el local: «Lo compré por 305.000 pesetas», una cifra que a día de hoy suena tan lejana como los primeros días del negocio.

Marta dirige la tienda de discos de vinilo Naranja y Negro desde hace 16 años, local que se ha convertido en sitio de culto para los melómanos del tocadiscos, que se pierden entre sus estancias divididas por décadas y géneros en los más de 5.000 discos de vinilo. En la actualidad, aunque «se habla mucho del auge del vinilo», Marta es realista: «Al final, todo eso es una moda, para hacerse la foto de Instagram». Sin embargo, su tienda sigue atrayendo tanto a coleccionistas como a nuevos aficionados que buscan ese sonido único que solo un vinilo puede ofrecer.

Al profundizar en el ambiente cultural de Poeta Quintana, encontramos a Pablo, dueño de la librería Celuloide, con apenas ocho años de presencia en la calle Poeta Quintana. Durante la pandemia, su negocio logró sobrevivir gracias a los ahorros personales. Su librería se especializa en ejemplares de segunda mano, con ofertas que varían desde packs de dos o tres libros a precios asequibles.

Antes de convertirse en la calle que es hoy, Poeta Quintana era un mercadillo donde se vendían frutas y verduras, similar a los que todavía se pueden encontrar los jueves o sábados en Teulada o en Carolinas. Con el tiempo, la calle se ha adaptado a nuevas tendencias y ahora, además de sus tradicionales comercios, exhibe una rica y variada oferta gastronómica.

Paseando por la zona, uno puede experimentar sabores de casi cualquier continente, reflejando la diversidad cultural y gastronómica. Además, de llenarla de vida en eventos y fiestas organizadas por la Asociación de Comerciantes. Patricia, desde la Mercería Tere, menciona algunas de las actividades más populares: «Organizamos eventos temáticos, como la Fiesta de Halloween, tenemos otra en primavera, donde decoramos la calle y promovemos nuestras tiendas para que haya más dinamización.

También tenemos la 'Noche en Vela' y eventos para artistas donde cerramos la calle e invitamos a los vecinos a disfrutar de la música, el arte y la gastronomía local«. Estas iniciativas no solo atraen a vecinos y turistas, sino que también refuerzan el sentido de comunidad y apoyan la supervivencia de los pequeños comercios.

A pesar de que esta vía sea tan única, tanto Marta como otros comerciantes, como Pablo, de la librería Celoulodie, sienten cierta vulnerabilidad al estar en bajos de alquiler, ya que la tendencia actual de los alojamientos turísticos puede presionar para que algunos propietarios vendan y esos locales adheridos al alma de Poeta Quintana desaparezcan. Aun así, ambos confiesan que «de momento no hay peligro» y se puede seguir con el negocio.

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