Mini, 80 años de muñecas en pleno corazón de Alicante

A Finita Ruiz todo el mundo la conoce como Mini. Aunque muchos no sabrán quién es, probablemente en algún momento se habrán fijado en su balcón. Justo en la calle Mayor, una muñeca de casi un metro saluda a los viandantes que recorren este céntrico pasaje de Alicante. Cada día Mini la saca al balcón y por la noche la recoge para que no quede a la intemperie por si llueve.

Rosaura es solo una de las integrantes de la gran colección de muñecas con las que cuenta Mini. Esta mujer de 85 años siente pasión por las muñecas y las colecciona. Las que ya no usan sus hijas y sus nietas cobran nueva vida en sus manos, si bien también guarda como la joya de la corona dos de cuando ella era pequeña.

Explica con emoción que Cayetana fue su muñeca de pequeña. Recuerda pasar todos los días por delante de la tienda de juguetes de la calle Mayor y decirle a su madre que esa era la que quería que le trajeran los Reyes Magos. Y así fue. Desde que Mini tenía 5 o 6 años, Cayetana siempre ha estado con ella, tanto que se ven incluso en algunas del centenar de fotos que esta mujer atesora en álbumes.

El cuidado es máximo. Cayetana exhibe ropa hecha a medida. La madre de Mimi incluso le hizo un abrigo de pieles para el invierno con retales. No es la única con ropa confeccionada a mano. Mini cuida de sus muñecas hasta el más mínimo detalle: les teje ropa de punto, borda las sábanas sobre las que descansan, hace bolsos de crochet o, incluso, en el caso de otro de los bebés de porcelana que guarda de cuando era niña, tiene enaguas bordadas por su madre que se conservan en perfecto estado.

«A este bebé se le rompió la cabeza, me lo pidió una amiga y no quería dejárselo y lo rompió contra el suelo», explica Mini con pena. Y es que tanto el pequeño bebé como Cayetana tienen la cabeza de porcelana, el material del que estaban hechos estos juguetes antes de la popularización del plástico. «A Cayetana se le caía ya la cabeza y el bebé la tenía rota, los llevamos a reparar, son trabajos artesanales que cuestan mucho dinero, pero cualquiera no se las arregla», explica Adela, la hija de esta mujer.

Pero la colección de Mini va mucho más allá de las muñecas clásicas. La habitación de las muñecas de su casa está llena de Nancys con su cama y complementos -populares en los años 80-, Barbies con vestidos de punto, bebés tipo Nenuco que descansan en su cuna -«estos son gemelos», explica Mini- o barriguitas. Más de un centenar de muñecas que son solo una pequeña parte. El resto están en la casa de muñecas del chalet, donde jugaban sus hijas de pequeñas. «Las muñecas son valiosas, yo solo tuve a Cayetana y al bebé y mis nietas ahora han tenido de todo», explica.

Su colección no para de crecer, la última incorporación un bebé reborn que ha llegado esta misma tarde a su casa. «Míralo, parece que se está riendo», dice ilusionada con su nueva muñeca. Su fascinante afición también se puede seguir a través de su cuenta de Instagram @losjuguetesdemini.

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