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A las 8.45 de la mañana el pequeño patio que hay a la entrada del colegio San Roque de Alicante es un hervidero de padres, madres y niños que corretean antes de empezar la jornada lectiva. El centro, al final de la calle Mayor, en pleno Casco Antiguo de Alicante, afronta este lunes su día número 22 sin conserje, y llegados a este punto las familias han empezado a organizarse para abrir y cerrar las instalaciones a lo largo del día.
Victoria ha llegado a las 8.50. Estará hasta las 10.30, luego le tomará el relevo Silvia y así estarán los padres y madres hasta que recuperen al trabajador que hace estas funciones. Una situación especialmente complicada en este colegio que se trata de un Centro Singular, en el que hay mucha población extranjera (refugiados ucranianos y migrantes) y son esenciales para la integración educativa.
Desde la Asociación de Familias de Alumnos (AFA) del CEIP San Roque explican que hace casi un mes que el conserje del centro educativo se marchó de este puesto, algo que explican que notificó con anterioridad al colegio y a la Concejalía de Educación de Alicante. Desde ese momento tanto la dirección del centro como el AFA han intentado sin éxito que se les asigne un nuevo trabajador.
Mientras, los profesores y la dirección del colegio han sido los encargados de abrir las puertas del centro por la mañana, pero también para aquellos que llegan tarde, los que tienen salidas al médico, urgencias o proveedores. Esto implica que dejan su aula sola para atender un servicio que normalmente presta este trabajador, en el mejor de los casos unos pocos minutos varias veces al día. En otros supone acompañar a las familias al aula de su hijo o esperar a que acaben la tareas de descarga. «Los profesores no pueden estar continuamente dejando sola un aula de niños de 5 o 6 años para ir a abrir la puerta», explica Silvia, indignada.
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Sin embargo para las familias esto es inaceptable, ya que se trata de un centro donde hay niños de hasta dos años y los profesores, según recalcan, no pueden pasarse el día abriendo y cerrando puertas. Es por lo que desde este lunes tienen un cuadrante colaborativo en el que cada uno se apunta las horas que puede. Silvia, con una niña de 4 años y vocal del AFA, explica que la directora se ha hecho cargo durante unos días de estas labores. Sujan, tesorero del AFA y con dos niños de 9 y 10 años, también hará guardia durante el martes. «Me dedicaré a hacer las labores de administración de mi empresa», explica.
Uno de los problemas son las entradas y salidas fuera de horario. Para ello las familias han hecho un cuadrante con aquellas que están programadas para facilitar la organización. Para aquellos casos en los que no está previsto han pedido a las familias que avisen y que colaboren en la medida de lo posible y eviten los retrasos al llegar a clase.
Pero no es el único problema que supone la falta de conserje. Este trabajador también es el encargado de las alarmas del centro y con su marcha nadie sabe cómo funcionan. «El otro día saltó el sistema por un fallo eléctrico y menos mal que un antiguo conserje ahora es policía local y estaba en la entrada del colegio y pudo ayudarnos, si no, todavía estaba sonando la alarma», explica Sujan.
Mientras llega el nuevo conserje, las familias serán las encargadas de abrir y cerrar puertas, de acompañar al alumnado al aula y de estar atentos a las llegadas de todo tipo al centro. Un tiempo que esperan que sea breve, pero que, según sus últimas conversaciones con Educación, ya les han anticipado que se alargará, como mínimo, hasta enero.
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