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Alicante se ha marcado un objetivo demográfico: llegar a los 400.000 habitantes de cara a 2030. Un reto ambicioso y para el que la ciudad depende de su nuevo PGOU, cuya parte estructural verá la luz antes de que finalice este año. Así lo ha anunciado el alcalde de Alicante, Luis Barcala, durante el foro 'Oportunidades y futuro de la economía en Alicante y provincia', que ha tenido lugar este jueves.
El alcalde ha reconocido el importante peso que tiene el turismo en el desarrollo que ha experimentado la ciudad, pero ha incidido en que cabe diversificar para que la dependencia del sector no sea excesiva: «No nos podemos permitir repetir una burbuja inmobiliaria o financiera. Hay que revisar el crecimiento turístico de forma sostenible, fomentando nuestro tejido industrial, la distribución logística y estrategias como Alicante Futura».
Esa última estrategia aludida por el alcalde promete seguir atrayendo a los llamados nómadas digitales, profesionales que ejercen su labor en remoto y que eligen Alicante para establecerse. Este creciente segmento poblacional, junto a otros, son los que deben permitir llegar a la ciudad al medio millón de habitantes en los próximos 25 años, según ha recordado también el alcalde alicantino.
La ciudad tiene en el horizonte diferentes proyectos de calado que deben servir a este propósito demográfico, como el nuevo Parque Central, llamado a ser el principal eje vertebrador ejecutado en la ciudad en décadas; la variante de Torrellano, que debe permitir la eliminación de las vías de la de la costa; la transformación del frente litoral; así como la nueva estación intermodal.
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Adrián Mazón
Iniciativas todas ellas llamadas a contribuir al modelo de ciudad previsto por la estrategia 'Alicante 4D'. Al respecto de esta estrategia, Barcala ha asegurado que Alicante está en «plena transformación», y que el crecimiento demográfico experimentado en la actualidad es una consecuencia de ello. «Alicante vive uno de los mejores momentos de su historia. Parecía que hasta el momento tuviéramos el pedal del freno pisado», ha reconocido el primer edil.
Parte de esta situación la ha atribuido Barcala al gran entendimiento que el Consistorio alicantino demuestra con el Consell presidido por Carlos Mazón. «La relación con el Consell durante el último año ha sido más productiva que en el pasado lustro con el gobierno del Botànic. Muestra de ello son los proyectos que se han ido desatascando en los últimos meses».
Barcala también ha tenido espacio para valorar la realidad industrial y demográfica de la provincia en su conjunto, incidiendo en su carácter «singular» y su gran distribución por todo el territorio, como así lo demuestra el hecho de que tiene el mayor índice del país con ciudades por encima de los 50.000 habitantes. «Nuestra industria tiene un gran peso en sectores clave como el calzado, el juguete o el texto, así como con productos alimentarios como la uva o el turrón. Hemos sido un ejemplo en nuestra forma de adaptar la artesanía tradicional a una industria altamente productiva».
Parte de culpa de esa realidad industrial la tiene el potencial de conectividad logístico de Alicante, con infraestructuras como el Puerto de Alicante, de gran peso histórico, y que fue el primero en ser autorizado en el siglo XVI a distribuir los productos recién traídos de la América colonial, como el tomate, el maíz y la patata.
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