Se acaban las radios a pilas en Alicante tras el apagón: «Pensé que venía la guerra»

Una de las primeras lecciones que nos ha enseñado el apagón masivo que afectó el lunes a toda España es que no podemos depender única y exclusivamente de los modernos aparatos electrónicos, estar colgados de una batería que solo se carga en el enchufe. La caída no solo de la electricidad, sino también de las redes de telcomunicaciones dejó a muchas personas incomunicadas y desinformadas. A última hora de la mañana del lunes eran muchas las incógnitas sobre qué fallaba en las tiendas de Alicante y hasta dónde llegaba la avería. Pocos se imaginaban la magnitud de la crisis.

Quienes se salvaron de esta incertidumbre fueron quienes recurrieron a viejos amigos, como el transistor a pilas, ahora tan en desuso por las aplicaciones de radio en los móviles, pero que eran inútiles el lunes. Solo quien pudiera sintonizar el dial tuvo información de lo que estaba pasando.

Una situación que ha hecho que las radios a pilas se hayan agotado en Alicante la misma tarde del apagón. Tiendas de electrodomésticos de toda la vida como Carisma, en la calle Alemania, lejos de cerrar el lunes, tuvieron cola en la puerta: «Tuvimos que restringir la entrada a dos personas a la vez para poder atenderlas», asegura la dependienta a TodoAlicante. Linternas, pilas y transistores se agotaron en pocas horas, todos deseosos de informarse. «Empezaron llevándose las radios pequeñas y terminaron con las más grandes, lo que tuviese», indica. Hasta 300 radios vendieron en una sola tarde.

«Un poco asustados sí que venían», asegura la dependienta, sobre los clientes que acudieron a un establecimiento de radios de siempre, con buenas marcas. Así lo confirma Felicidad, una septuagenaria que acudió este martes a comprarle una radio a su hijo: «Lloré amargamente», confiesa, recordando tiempos pretéritos, porque «pensé que venía la guerra».

Otras personas reconocen que siempre son fieles a la radio a pilas, como Manoli, quien vivió con preocupación el apagón por su hija, que justo se fue de viaje el lunes. Llevaba tiempo queriendo comprarse una radio y el lunes ya no vio más: «De hoy no pasa», se dijo. Y, como ella, muchos alicantinos más que han descubierto que no hay nada como lo analógico.

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