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Parten de Alicante a gran velocidad a bordo de potentes embarcaciones repletas de droga. Llegan a Argelia, descargan el alijo, embarcan a los inmigrantes y emprenden camino de vuelta a las costas alicantinas, donde repiten operación, aunque esta vez con personas que pagan auténticas fortunas por un 'billete' exprés hacia la anhelada Europa. Son rápidos, organizados y carecen de escrúpulos. Y forman parte de las mafias que se lucran con el tráfico de personas y drogas entre Alicante y el norte de África, que mueven un mínimo de medio millón de euros en una sola jornada.
El nuevo negocio que explotan las redes del narco en Alicante lleva en marcha poco más de un año, según indica el experto policial Manuel Rangel, inspector del grupo III de la Unidad Contra las Redes de Inmigración y Falsedad Documental de la Comisaría Provincial de Alicante (Ucrif), encargada de combatir estas prácticas.
Los narcos han visto en el negocio de la inmigración clandestina un activo más para añadir a su cartera criminal. Con ello, diversifican y aumentan su rentabilidad a través del tráfico de personas, prometiendo viajes a las costas españolas a ciudadanos del norte de África en narcolanchas, más seguras y rápidas que las pateras convencionales.
Rangel señala que las organizaciones criminales han detectado que el tráfico de personas es más rentable que el de la droga, puesto que no necesita estructura. Los cargan y los descargan, donde sea, sin importar que lleguen a la costa, o incluso que mueran. Para ello utilizan las taxi-pateras o narcolanchas, embarcaciones semirrígidas de unos ocho metros de eslora que cuentan con motores de 300 caballos, que llegan a alcanzar los 130 km/h y que cuestan alrededor de 80.000 euros. A bordo suelen ir dos patrones, con teléfono satelital, lo que garantiza no salirse de la ruta establecida.
Los patrones de estas embarcaciones tan solo son la punta del iceberg del entramado, que actúa bajo una gran estructura jerárquica, en la que no falta detalle, ni delincuentes, e incluso cuentan con un sistema financiero informal que no deja rastro: la 'hawala', necesario para mover la cantidad ingente de dinero que da este negocio.
Más actuaciones de Ucrif 3
En un taxi-patera caben alrededor de 25 migrantes, a 10.000 euros de media por ocupante. Un beneficio de un cuarto de millón de euros en apenas cuatro horas y media, lo que dura el trayecto desde Argelia a la costa alicantina. Además, no importa si llegan o no a la costa. Las personas pagan todo el montante antes de la travesía, en la misma playa o incluso semanas antes, no como la droga, que una parte se cobra cuando se recibe. Por eso, el inspector Rangel asegura que «son más rentables los migrantes que los alijos de estupefacientes».
En cuanto al viaje de ida, la carga es la droga, el negocio que lleva años golpeando las costas españolas. Las pastillas de anfetaminas se han puesto de moda en Argelia, según señala el inspector de la Ucrif 3, por lo que se venden más caras que en España o Europa. Pero esta práctica necesita una mayor estructura, y eso implica que se reduce el beneficio neto: personas para descargar los fardos, vehículos grandes para entrar en la costa y mover la droga y almacenes para albergarla, además de miembros que vigilen y alerten sobre la posible presencia de las autoridades.
El pasado mayo, una operación conjunta entre la Policía Nacional y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria tumbó a una de estas organizaciones criminales que operan a caballo entre Argelia y Alicante. Siete individuos de nacionalidad argelina, marroquí y española, de entre 40 y 58 años, fueron apresados.
El operativo policial llevó a los investigadores a una finca que funcionaba como depósito y centro de operaciones para estas embarcaciones. En este terreno se observó un constante trasiego de vehículos que transportaban las lanchas, algunas ya cargadas con bidones de gasolina listas para la travesía. La sofisticación del 'modus operandi' quedó patente con el uso de una mercantil con sede en Francia que financiaba y apoyaba logísticamente a la red criminal.
La organización estaba jerárquicamente estructurada. Un grupo se encargaba de las labores de intermediación, compra y recogida de embarcaciones; otros eran los responsables de elaborar las sustancias estupefacientes y preparar las lanchas para embarcar y marcharse de las costas alicantinas con la mayor celeridad posible.
Los siete efectivos que componen el Grupo Ucrif 3 de la Policía Nacional de Alicante junto a la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, luchan para limpiar las costas de Alicante de estas mafias sin escrúpulos que aprovechan la inmigración ilegal y la droga para sacar el mayor beneficio posible.
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