¿Por qué dos concentraciones?
Sobran los motivos para protestar por el trato a Alicante, tanto que dan para dos manifestaciones cada una con sus razones. Esto es lo que ha sucedido en esta ocasión
Sobran los motivos para protestar por el trato que tiene la provincia de Alicante. Tantos hay que dan para dos manifestaciones. Y todavía se podría recopilar otro buen montón para hacer más la próxima semana.
Las diferencias entre la concentración del 8 de noviembre y la del viernes 18 son bastante palpables. En realidad, ni siquiera protestan por lo mismo. Puede ser que compartan bastantes protagonistas, pero desde luego que las intenciones no son iguales.
Todo esto lo empezó sin siquiera planearlo la ministra de Hacienda. El borrador de Presupuestos del Estado (PGE) presentado por María Jesús Montero deja Alicante a los pies de los caballos en materia de inversiones. Es la última provincia de España que recibirá dinero del Estado para infraestructuras. Apenas 160,8 millones de euros para la quinta provincia en población de España con casi dos millones de habitantes registrados y una población flotante de casi medio millón más. Son 85 euros per cápita, mientras que la penúltima, Jaén, son 110 euros.
Y así se podría seguir con una retahíla de datos que indignaron a los empresarios. Mucho. Muy mucho. Tanto, que abandonaron el típico menfotismo alicantino y decidieron moverse. Esta unidad empresarial nunca se había visto en la provincia. Iban juntos la Cámara de Comercio y el lobby Ineca. La Confederación Empresarial Valenciana (CEV) se unió al agravio. El presidente autonómico, Salvador Navarro, fue uno de los primeros que abanderó la reivindicación alicantina junto con Joaquín Pérez. Y cada vez se unían más, como el Terciario Avanzado, Hosbec...
Primero, protestaron formalmente ante las autoridades. Pero después, por primera vez, decidieron salir a la calle. Lo nunca visto. Alicante puso una raya simbólica en el suelo. «Se acabó» fue el lema de la concentración del día 8.
Los empresarios pedían las inversiones que tiene pendiente la provincia de Alicante: Tren de la Costa, Corredor Mediterráneo, conexión ferroviaria con el aeropuerto, desdoblamiento de carreteras... Algo de los más de 3.000 millones de euros que Ineca calcula que es la deuda histórica del Estado con Alicante. Esto es, lo que correspondería a la provincia si los PGE tuvieran criterios poblacionales.
Fueron semanas de llamadas a la unidad de acción, tratando de involucrar a toda la sociedad alicantina. Cuñas de radio, ruedas de prensa en Madrid... ¿Qué pasa en Alicante?
Lo cierto es que el malestar empresarial llegó a Moncloa. Hasta dos enviados del Gobierno sirvieron de intermediarios. Primero fue el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, quien preguntó qué se podía hacer. Su mediación no llegó a nada en ese momento. La protesta seguía en pie.
Entonces se decidió por la vieja táctica del divide y vencerás. La excusa fue la necesidad de ejemplificar la unidad de toda la provincia. Ahí tenían que estar sindicatos, partidos políticos, asociaciones de todo tipo... Y ahí se jodió el Perú, como citaba Ximo Puig a Vargas Llosa.
Hablan de una comida en la que estaba el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el jefe del Consell con el presidente de la CEV. El argumento que expusieron fue que la reivindicación debía canalizarse a través de la Plataforma pel Finançament Just.
Esta plataforma es un conglomerado de agentes sociales y partidos políticos. Se formó para protestar en tiempo del Gobierno Rajoy contra el sistema de financiación autonómica aprobado en 2011 por Rodríguez Zapatero. Había que «montar pollos» en Madrid, pedía la entonces vicepresidenta Mónica Otra.
Primero, Ciudadanos y después el Partido Popular se unieron a regañadientes. Tenían miedo de que se les tachara de «antivalencianos». Tras la llegada de Pedro Sánchez al poder, la Plataforma continuó, pero con sordina.
A través de este vehículo, la política entraba en escena. Entonces empezaron las disidencias. A partir de ahí, se fue organizando la concentración para el día 18.
No todos estuvieron de acuerdo. El presidente de la Cámara, Carlos Baño, mantuvo la protesta como estaba inicialmente, el día 8. Baño no estuvo en aquella comida de Valencia. La ascendencia con el presidente del PPCV, y director general cameral en excedencia, parece que pesa en esta decisión.
De hecho, el Partido Popular abanderó (literalmente) la concentración. Fletaron autobuses e imprimieron carteles. Ciudadanos y Vox también estuvieron al compás. Hubo movilización, con un resultado de dos mil personas una tarde entre semana. Los populares terminaron satisfechos, puesto que Alicante salió a la calle para protestar contra el Gobierno central.
Entre el empresariado la impresión fue diferente. Excusaron la presencia de los sindicatos y los partidos de izquierda, como el PSOE, Compromís y Podemos. Pero la tan ansiada unidad quedaba para el día 18. Hoy sí estarán todos.
Veremos cuántos, puesto que es un día laborable por la mañana. Ningún ciudadano de a pie se dejará su trabajo para participar en la concentración.
Nos sobran los motivos
Además, mucho ha cambiado en diez días. Para empezar, los motivos de la concentración. Mientras el pasado día 8 fue una protesta contra los Presupuestos Generales del Estado, hoy uno de los presentes ya ha adelantado su voto a favor de las cuentas.
El diputado de Compromís, Joan Baldoví, ha estado de gira para vender los 51 millones de pedrea que se incorporarán a los PGE a través de enmiendas del grupo valenciano para infraestructuras, fundamentalmente ferroviarias. Difícil que proteste contra algo a lo que votará favor.
Porque hoy se hablará de otra cosa: de financiación autonómica. De la necesidad de cambiar el marco para que la Comunitat Valenciana, de los 1.400 millones de euros anuales que el Consell incluye en todas las cuentas y que reclama al Estado. Este tema lleva coleando desde 2011 y ni el PP ni el PSOE lo han arreglado, esa es la verdad. Cada uno ha protestado más fuerte contra el otro, según ha cambiado el Gobierno en Madrid.
Las inversiones quedarán diluidas en el relato con el resto de reivindicaciones sobre la financiación. Los dos son temas importantes, los dos son causas necesarias para la provincia de Alicante. Sobran motivos para la protesta. Por eso hay dos manifestaciones. Las dos iguales de justas. Pero que nadie se engañe, no son lo mismo.