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Los equipos de rescate cubren uno de los cadáveres encontrados en la playa de Cutro. Efe
El mar devuelve nuevos cadáveres en Calabria; se elevan a 62 migrantes los muertos por el naufragio

El mar devuelve nuevos cadáveres en Calabria; se elevan a 62 migrantes los muertos por el naufragio

Naciones Unidas exige a los países europeos «rutas seguras y legales» para la emigración mientras continúa la búsqueda de al menos medio centenar de desaparecidos en el hundimiento del bote en el Mediterráneo

Darío Menor

Roma

Lunes, 27 de febrero 2023, 12:41

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Naciones Unidas ha pedido a los países europeos y africanos que colaboren para establecer rutas seguras y legales en el Mediterráneo con el fin de evitar tragedias como la que este fin de semana se ha cobrado la vida de al menos 62 inmigrantes, entre ellos catorce niños y un bebé. El drama todavía no ha acabado. Las patrulleras continúan el rastreo a lo largo de las costas italianas de Calabria, donde la embarcación en la que viajaban entre 200 y 250 personas se partió en pedazos tras chocar con una roca en medio del oleaje. La búsqueda ha permitido recuperar esta mañana de lunes a tres cadáveres, uno en la playa, y dos mar adentro.

«Otro horrible naufragio se ha cobrado la vida de decenas de personas, incluidos niños, esta vez frente a las costas de Italia. Lo digo una vez más: toda persona que busca una vida mejor merece seguridad y dignidad», ha declarado el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien ha insistido en que «necesitamos rutas seguras y legales para migrantes y refugiados». La mayoría de ellos utilizan el Canal de Sicilia para tratar de alcanzar Europa desde las costas africanas. Los sucesivos naufragios han convertido este pasillo en un enorme cementerio. Fiippo Grandi, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ha indicado por este motivo que «es hora de que los Estados dejen de discutir y acuerden medidas justas, efectivas y compartidas para evitar más tragedias».

Las imágenes de la playa calabresa de Cutro, en verano un paraiso turístico, revelan un infierno que este lunes todavía conmociona a la comunidad internacional, y en especial a la italiana. La Policía, los Carabinieri y los servicios de rescate rastrean por segundo día consecutivo el arenal en busca de posibles nuevos cadáveres de la tragedia que haya expulsado el mar. La orilla todavía aparece cubierta de mochilas, ropa, juguetes, enseres personales y restos dispersos de la embarcación, que primero se partió en dos trozos y luego quedó absolutamente desmantelada por el oleaje. Los pedazos parecen demostrar el estado de decrepitud que sufría el bote cuando los migrantes salieron de Esmirna, en la costa turca. ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones han pedido este lunes a los gobiernos europeos «que aumenten los recursos y capacidades» para «fortalecer la capacidad de rescate, que aún es insuficiente», ya que la realidad evidencia un incremento de las «personas que huyen de conflictos y persecuciones».

La última tragedia migratoria del Mediterráneo se descubrió en la mañana del domingo en una playa de Cutro, una localidad de la región de Reggio Calabria, en el sur de Italia. Desde entonces, entre la arena y flotando en el agua han sido encontrados los cuerpos sin vida de 62 personas, entre ellos el de un recién nacido y varios niños, que se habrían ahogado en el hundimiento del barco con el que habían zarpado desde Turquía para tratar de llegar a Europa. Hay 81 supervivientes del naufragio confirmados. y aún se teme que aumente el balance final de fallecidos, ya que al menos se contabilizan medio centenar de desaparecidos.

La estimación inicial apuntaba a las víctimas procedían de Irán, Afganistán y Paquistán. Según el testimonio de los supervivientes, la embarcación con la que intentaban alcanzar las costas calabresas estaba sobrecargada y debido al fuerte oleaje, acabó chocando contra unos escollos y rompiéndose en dos de improviso, sin darles ni siquiera tiempo a pedir ayuda. Los niños fueron los primeros en ser tragados por el mar. Tras el naufragio, que habría tenido lugar a poca distancia de la costa, los supervivientes consiguieron llegar a nado a la playa. Las investigaciones han aclarado que el grupo había salido entre el miércoles y el jueves de la costa turca de Esmirna. La Policía ha detenido a uno de los sobrevivientes y lo ha acusado del delito de tráfico de personas.

Un canal maldito

La primera ministra, Giorgia Meloni, mostró su «profundo dolor» por esta nueva tragedia, que consideró fruto de un comportamiento «criminal» e «inhumano». Confirmó además el compromiso de su Gobierno para tratar de impedir que zarpen estas embarcaciones, para lo que exigió «la máxima colaboración» de los países de origen y de tránsito, e invitó finalmente a «no especular con estos muertos tras haber exaltado la ilusión de una inmigración sin reglas».

Según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en lo que llevamos de año han muerto o desaparecido tratando de llegar a Europa cruzando el Mediterráneo 143 migrantes, una cifra a la que habrá que sumar el dato final de fallecidos en esta nueva tragedia. En estos dos primeros meses de 2023 Italia está viviendo un fuerte repunte en las llegadas de desplazados y refugiados por el Canal de Sicilia: hasta el viernes eran más de 14.100, frente a los 5.300 del mismo período del año anterior y 4.300 de 2021.

Pese a este aumento y el consecuente riesgo de que haya nuevos naufragios, el Gobierno de Giorgia Meloni ha dificultado la labor de las naves de la ONG que realizan salvamentos en el Mediterráneo Central. El pasado jueves el Senado de Roma aprobó el decreto ley que obliga a estas organizaciones humanitarias a cumplir con un código de conducta que dificulta las operaciones de rescate, con multas de hasta 50.000 euros y dos meses de inmovilización del barco. El buque 'Geo Barents', fletado por Médicos Sin Fronteras, ya ha sufrido las consecuencias de la 'mano dura' de las autoridades italianas con las ONG y está desde el viernes bloqueado en el puerto siciliano de Augusta. Puede caerle además una sanción de hasta 10.000 euros.

En la zona también opera el buque 'Aita Mari', de la organización vasca Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), que este sábado desembarcó en el puerto de Ortona, en la región central de los Abruzos, a las 40 personas que socorrió el martes cuando viajaban en un bote de chapa sobrecargado a 44 millas de Lampedusa, la isla italiana ubicada en el centro del Mediterráneo. Entre los supervivientes hay 11 mujeres y 2 niños de 7 meses y 2 años de edad.

SMH lamentó que las autoridades italianas obligaran a que desembarcara a estos migrantes a un puerto que estaba a 750 millas, lo que supone «varios días de navegación, algo que contradice las leyes marítimas», al tiempo que aumenta «el sufrimiento de las personas supervivientes que llevan meses en procesos migratorios durísimos en los que ven vulnerados constantemente sus derechos más básicos».

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