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Pedro Luis Sirvent sujeta un pulpo y un petardo en su taller de Fontcalent. MIRIAM GIL ALBERT
¿Cómo prepara Pedro Luis la mascletà de Luceros?

¿Cómo prepara Pedro Luis la mascletà de Luceros?

El maestro alicantino lanza este martes un nuevo espectáculo pirotécnico en el concurso de Hogueras | «Esto ha sido el trabajo de mi vida»

Adrián Mazón

Alicante

Martes, 20 de junio 2023, 07:20

Si hay un título que se ha ganado Pedro Luis Sirvent, es el de maestro. De la pólvora, del arte, de la música, del disparo, del fuego. Allá por donde pisa, el pirotécnico alicantino sale por la puerta grande. Y así lo demostró en su último espectáculo en la ciudad, donde descargó 130 kilos de pólvora con los que puso a temblar la amplia plaza del alcalde Agatángelo Soler.

Pedro Luis lleva más de 40 años dedicados a la pólvora. El de pirotécnico «ha sido el trabajo de mi vida», reconoce mientras da un paseo por su pirotecnia en Fontcalent. Fue en la década de los 80 cuando comenzó con este proyecto que le ha valido toda una vida. «Empecé sin un duro, lo he hecho con lo más barato que hay: horas de trabajo».

El maestro de la pólvora alicantino quiso ser muchas cosas en su juventud. Trabajó con su padre en la joyería familiar, profesión que se empecinó en ser y «mi padre no quiso». También ingresó en la Escuela Náutico-Pesquera, además de ser funcionario en el Ayuntamiento.

Pedro Luis Sirvent junto al furgón de su pirotecnia. MIRIAM GIL ALBERT

Sin embargo, su pasión vino dada por la pólvora y los petardos, bien ligada al mundo de las Hogueras. Sobre él, quienes le conocen narran auténticas aventuras y sorprendentes anécdotas. Pero lo mejor de todo, es poder sentarse a hablar con Sirvent y dejarse deleitar con su biografía, en la que permanecen los recuerdos de cuando construyó hogueras y, sobre todo, de cómo pensaba en quemarlas.

Antes de montar su pirotecnia en Fontcalent, Pedro Luis ha pasado por otros talleres de la talla de Vicente Caballer. El alicantino manifiesta que se aficionó, «como muchos», y por ello se dedicó a investigar con el fin de ir «evolucionando más, más y más». «No hay un libro» que enseñe a preparar mascletàs, «te puedes fijar en lo que hacen los demás», pero la clave está en el trabajo propio y en pensar qué es lo que se quiere disparar (y cómo).

Todo listo para la mascletà

Lo primero que hay que tener en cuenta para preparar una mascletà es «ver el sitio y qué se puede hacer ahí», explica Pedro Luis. Después, «entramos en presupuestos» con el contratante y ya con «todos esos datos, empezamos a trabajar».

Para ello, el maestro dispone de varias casetas en su pirotecnia, en las que trabaja el producto de forma íntegra. En unas almacena el producto químico que, una vez trabajado, deposita en otras que acogen el material semiterminado para, finalmente, dejarlo listo en otro de sus tanques, dependiendo de la «división de riesgo» de cada uno de ellos.

Pedro Luis en uno de sus almacenes. MIRIAM GIL ALBERT

Cada maestrillo tiene su librillo, y Pedro Luis cuenta con su técnica. A la hora de ponerse en marcha, el pirotécnico se dedica, lo primero de todo, a preparar «lo básico», los petardos de la mascletà, «los que caen al suelo y explotan». Los elabora en grupos de diez a diez que pasan a estar acumulados en su fábrica.

Con el lugar de disparo claro, «si los aéreos nos lo permiten, nos ajustamos a ello». Para ello, trabaja también con carcasas «de 50 de plástico», las cuales prepara también en decenas, antes de ponerse con el terremoto final que dejará con la boca abierta a sus miles de espectadores.

Pedro Luis con sus petardos, cañones y pulpos. MIRIAM GIL ALBERT
Imagen principal - Pedro Luis con sus petardos, cañones y pulpos.
Imagen secundaria 1 - Pedro Luis con sus petardos, cañones y pulpos.
Imagen secundaria 2 - Pedro Luis con sus petardos, cañones y pulpos.

A la hora de diseñar esta parte fundamental de la mascletà, Pedro Luis comprueba el calibre «que tiene que ser, según los cristales que haya». Hay cuatro tipos de grosos para estos petardos, del dos al cinco. Una vez claro, «hacemos la sección del petardo», al que se le añade una mecha de retención, junto al «estopín y la cuerda para colgarlos en tiras».

Con la base y el cuerpo listo, llega el turno de preparar los acompañamientos. «Podemos hacer candelas, cañones que tiran descargas o silbatos», entre otros tantos efectos y tipos de petardo que, día a día, Pedro Luis fabrica en su taller.

Pedro Luis sujeta varias carcasas. MIRIAM GIL ALBERT

A algunos de ellos se les coloca también la mecha, la cual va ligada a la máquina de disparo con cable. A otros se les añade un inflamador para marcar el ritmo del disparo, el cual va diseñado con secuencias de milésima de segundo.

Una vez el pirotécnico y su equipo, en el que se encuentran sus hijos, se «empaqueta para que coincidan los kilos que hemos pedido con los que ponemos». Así, con todo el material seguro y a buen recaudo, se cargan los furgones autorizados y se dirigen hasta la plaza de los Luceros para montar el disparo de las 14 horas.

La pólvora, su pasión

Para Pedro Luis, las Hogueras -y todo lo que estas conllevan- son su pasión. Sirvent junto a su equipo descarga los furgones a eso de las siete de la mañana en la emblemática plaza y montan las cuerdas y cañones hasta pasadas las 13 horas. Tras ello, se dedican a repasar todas las líneas del disparo para examinar todos los detalles y saber cómo actuar en todo momento.

Este alicantino vive, prácticamente, en su taller. Allí dedica horas y horas, tanto a la pólvora como a su mantenimiento. Y es que, «estamos trabajando constantemente», confiesa, por lo que «llenamos y vaciamos» hasta volver a preparar el siguiente disparo.

Detalle de los petardos de Pedro Luis Sirvent y de la pólvora que emplea en sus disparos. MIRIAM GIL ALBERT
Imagen principal - Detalle de los petardos de Pedro Luis Sirvent y de la pólvora que emplea en sus disparos.
Imagen secundaria 1 - Detalle de los petardos de Pedro Luis Sirvent y de la pólvora que emplea en sus disparos.
Imagen secundaria 2 - Detalle de los petardos de Pedro Luis Sirvent y de la pólvora que emplea en sus disparos.

Para ello es necesario contar con todas las garantías de seguridad, así Sirvent se encarga de repasar cada milímetro de sus instalaciones, las cuales cuentan con gran peso sostenible al tener también placas solares con las que autoabastecerse.

Sirvent recuerda sus inicios en el sector de la pirotecnia. «Cuando empecé éramos más de 25» expertos de la pólvora, de los que muchos han ido abandonando el terreno. «Yo no caigo porque hago como los camaleones. Según las circunstancias voy cambiando y evolucionando». Hasta tal punto que «vengo aquí (a su fábrica en Fontcalent) domingos y todo», porque «¿qué voy a hacer por ahí?».

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