Claudia Roselló Maeso: «Les Fogueres me ponen la piel de gallina cuando veo a tanta gente unida»

Claudia Roselló Maeso vive les Fogueres con la intensidad de quien se ha criado en la Fiesta. La candidata a bellea del foc de Calvo Sotelo no puede imaginarse un año sin ponerse nerviosa en la plantà o emocionarse con la cremà. Para esta mujer son su infancia y su juventud y espera que sean también su edad adulta. «Se me pone la piel de gallina cuando veo a tanta gente unida en la ciudad en cada uno de los actos», afirma con contundencia.

Roselló considera la Fiesta como algo muy importante en su vida y de lo que no podría prescindir. Además, reconoce que se ha criado desde pequeña en las diferentes comisiones por las que ha pasado. «Es el único motivo por el que podría y he llorado de alegría», destaca. Claudia piensa que es «una fiesta que consigue unir a mucha gente diferente por un mismo propósito, el amor a les Fogueres de Sant Joan«.

A lo largo de su vida, esta mujer de 23 años ha pasado por la hoguera Calderón de la Barca, a la que pertenecía su familia; por Mercado Central, donde vivió su infancia fogueril; y después sus padres pasaron a la Barraca La Millor de Totes y ella a la hoguera Calvo Sotelo, de la que hoy es representante. «De pequeña vivía fuera de Alicante, por lo que no podía ser ningún cargo de honor, pero nunca he faltado a ningunas Hogueras, aunque mis padres no vinieran conmigo», insiste.

La candidata de Calvo Sotelo vive con intensidad las Fiestas oficiales de Alicante. Afirma que disfruta de todos los actos pero que para ella sin duda el más especial es la cremà. «Me parece que es algo muy emotivo, triste y a la vez bonito. Es ver como toda la hoguera y la gente de su alrededor baila, grita, canta y llora. Pienso que nos une más a toda la ciudad, si eso fuera posible», explica.

Claudia Roselló siente pasión por les Fogueres, así lo recuerda al hablar de uno de sus momentos más intensos y divertidos. Durante su año de dama, ella y su bellea no querían perderse ningún momento ni ningún acto, tanto que incluso trataron de estar en dos sitios a la vez. En este caso había una mascletà del sector y solo media hora después una comida de cargos de la hoguera. Así que ambas vieron la mascletà y después se fueron corriendo con los tacones hacia la comida. Las prisas les obligaron a cambiarse en el coche mientras el teléfono no paraba de sonar preguntando dónde estaban y llamándoles la atención porque las representantes del fuego habían llegado antes que ellas. «Fue un momento de mucha presión, estrés y risas, pero creo que define perfectamente el amor a la fiesta, no querer perderte nada y disfrutar hasta el más pequeño momento», afirma.

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