Ortiz agita el tablero y Castillo se frota las manos
El nuevo presidente, paradigma del alicantino, sabe mejor que nadie que si el balón empieza a entrar la ciudad se volcará por muchas marchas que se organicen contra su nuevo jefe
Un clásico de cada año: llega el calor y, con él, un nuevo fracaso del Hércules. Aficionados blanquiazules en Alicante hay de todos los tipos, aunque la mayoría son de los que ya ni sienten ni padecen. Otros muchos juraron hace años que mientras Enrique Ortiz y familia sigan manejando los hilos, no volverán a abonarse. Y luego quedan los verdaderos sufridores, los que observan con estupor como cada año el ridículo es mayor y se avergüenzan cada vez que alguien les pregunta en qué categoría juega el Hércules.
Como reflexionaba el otro día el amigo Ramón Pérez, el club blanquiazul se ha acostumbrado a lo excepcional, ya que lleva cuatro años consecutivos firmando la peor temporada de su centenaria historia. Ni el hincha del Elche más fanático lograría hacerlo peor.
Pero vamos a la catástrofe que nos toca, a la de esta temporada en la que el Hércules ni jugará la promoción de ascenso a 1ª RFEF, tercera categoría del fútbol español. El desastre ha sido tal que Ortiz ha tenido que mover sus hilos para sacarse un presidente de la chistera. Su empleado Carlos Parodi vuelve a dar un paso al lado y esta vez el elegido ha sido el mismísimo Luis Castillo. Sí, quien llevó al CB Lucentum SAD a la desaparición. ¿Es una broma? No. Son las cosas del jefe supremo de Alicante.
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Pero si algo conoce Castillo, actual presidente de la Asociación Provincial de Hoteles de Alicante, son los resortes del poder de esta ciudad y sus entresijos. Herculano de corazón, el empresario tiene claro qué teclas debe tocar, cómo debe reconquistar a la afición y estoy seguro de que sabrá venderlo. Esa es su especialidad. Su capacidad de gestión está más que en duda después de la suspensión de pagos del CB Lucentum, pero el foco mediático le apasiona, el deporte también y ocupar el palco del Rico Pérez era un sueño para él desde siempre.
Castillo tiene claro el camino a seguir pero todo depende de que a su nuevo jefe le dé por rascarse el bolsillo de verdad y hacer un proyecto ganador. Aquí no hay más negociación que la de pedirle a Ortiz dinero y confiar después en que hay alguien preparado en la secretaría técnica para dar con el entrenador y los jugadores adecuados.
¿Será Paco Peña esa persona? Es muy probable que sí porque es parte de la familia del dueño, íntimo de su yerno Javier Portillo y leal (aunque hace pocos años no lo fuera con él).
Castillo adora los micrófonos, los flashes, el oropel y los proyectos grandilocuentes. Presume de haber llevado al CB Lucentum a Europa, pero con dinero que no era suyo. Aquí el escenario es diferente. Sí tendrá masa crítica, pero también sabe mejor que nadie que si el balón empieza a entrar, ni una sola persona mirará al palco. Es más, la mayoría se peleará por conseguir entradas gratis y desempolvar sus camisetas del Hércules. Así somos.
En el plano meramente deportivo, es evidente que este verano sí que está justificada una purga total en la plantilla. Los jugadores, más allá de su nivel y del trabajo de Paco Peña, no han estado a la altura y han entrado, con todo merecimiento, en el capítulo más negro de la historia del Hércules.
