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Joaquina Dueñas
Jueves, 28 de noviembre 2024, 15:51
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Han sido varios los encontronazos que este año han protagonizado el rey Carlos III y su hermano, el príncipe Andrés, retirado de sus responsabilidades institucionales tras ser acusado por Viginia Giuffre de abuso sexual cuando ella era menor de edad. El monarca ha instado al hijo de Isabel II a abandonar su actual residencia, Royal Lodge, ubicada en Windsor, y le ha retirado la asignación. Dos gestos que no hace más que evidenciar la distancia entre hermanos. Preocupadas por su estado anímico, Beatriz y Eugenia de York están decididas a no dejar solo a su padre, que vive recluido en su residencia de 30 habitaciones.
Ha sido la revista 'Hello!' la que ha dado la voz de alarma sobre el profundo aislamiento del príncipe Andrés. En este sentido, recoge que «la princesa Beatriz y la princesa Eugenia han estado turnándose para pasar los fines de semana con su padre, llevando a sus hijos para levantarle el ánimo». Y es que parece que «el duque de York se mantiene ocupado con el único apoyo de sus hijas, protectoras y leales». De hecho, en las últimas imágenes que han trascendido del exmarido de Sarah Ferguson se le puede ver enseñando a su nieta de tres años montar en pony.
Una fuente cercana al príncipe revela que «las princesas Beatriz y Eugenia llevan a sus hijos a visitar al príncipe Andrés casi todos los fines de semana. Ahora pasan mucho más tiempo con él que en los últimos años. Su relación es ahora muy cercana respecto a su padre y se han vuelto muy protectoras hacia él».
El experto en la realeza británica Robert Harmand subraya que al tío del heredero no le queda más que sus parientes más directos y su castillo, al que se aferra y en el que vive casi recluido.
«No tiene nada más, no tiene vida pública, no tiene ningún papel público. Está claro que está dedicado a esta casa y le gusta estar allí, así que puede hacer que funcione, lo intentará», valora Hardman. De hecho, logró reunir el dinero necesario para hacer frente a su carísimo mantenimiento cuando el monarca británico dejó de sufragar sus gastos.
La publicación describe que «el duque de York todavía juega al golf y a menudo se le ve a caballo en los terrenos del castillo de Windsor». Además, también cuenta con el apoyo de su exmujer, Sarah Ferguson, actualmente en tratamiento por un melanoma después de haber superado un cáncer de mama. «Cuando su exmujer Sarah, duquesa de York, está en casa, pasean a sus cinco Norfolk Terriers y dos de los Corgis de la difunta reina en las 39 hectáreas de tierra alrededor de Royal Lodge y en los jardines de Frogmore«, detalla.
En todo caso, el príncipe Andrés también se preocupa por sus hijas y por su futuro. De hecho, esa es la razón por la que no quiere abandonar Royal Lodge. Tras el fallecimiento de su madre, el castillo es el único activo patrimonial al que tiene acceso el duque de York y quiere que sus hijas hereden ese derecho, según ha publicado 'The Times'. Sin embargo, el tío del príncipe Harry «no tiene poder para traspasarles la casa», según ha podido confirmar 'The list' ya que legalmente no es de su propiedad, sino que pertenece al rey Carlos como cabeza de la corona inglesa, por lo que carece de derechos de transmisión.
En todo caso, parece que el enfrentamiento entre el príncipe Andrés y el rey Carlos no tendría solo que ver con los turbios escándalos que han rodeado al duque de York sino también con viejos celos de infancia y juventud. La debilidad de la reina Isabel II por Andrés le habría llevado a realizar numerosas concesiones con él, lo que habría marcado a su hijo Carlos. De hecho, la prensa siempre ha calificado al padre de Eugenia y de Beatriz como el «hijo favorito» de la monarca. Por el contrario, los celos de Andrés vendrían por el título de heredero de su hermano mayor, algo que empeoró al verse relegado en el orden de sucesión por el nacimiento de sus sobrinos, Guillermo y Harry. Para remanar, el exmarido de Sarah Ferguson quiso que sus hijas representaran a la corona a tiempo completo, lo que supondría una retribución oficial, algo a lo que el actual rey se negó.
A pesar de todo, parece que, más allá de las cuestiones que tienen que ver con la institución, Carlos III estaría decidido a cumplir la promesa que hizo a su madre antes de fallecer de cuidar siempre a su hermano, por lo que le habría cursado una invitación para pasar juntos las navidades.
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