Weariness
At this moment in Spain, there is also a stench of corruption
Antonio Manresa
Alicante
Miércoles, 22 de octubre 2025, 10:55
Siento ser pesado, pero el 'sanchismo' no nos deja cambiar de tema. ¿Cuál es? Que convoquen Elecciones Generales. Es verdad que estamos hablando de palabras mayores, pero la situación es grave, tirando a muy grave cada día que pasa. Es tan grave que la introducción a este artículo no existe. Va directamente al fondo de la cuestión: ¿cuándo va a haber un cambio de Gobierno en España? Porque cada día que pasa, las informaciones son cada vez más desoladoras para el prestigio del país y de una marca política importante, el PSOE. El Gobierno de progreso no funciona; en realidad, no funciona casi nada. Vemos las noticias que salen a diario sobre los problemas a los que se enfrentan los ciudadanos que trabajan producen e intentan hacer progresar a este país.
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Es verdad que la población activa en España está en récord histórico: existen cerca de 25 millones de personas trabajando en estos momentos. A su vez, una gran mayoría de estas personas activas laboralmente no pueden independizarse de manera completa porque sus sueldos no les permiten mantenerse de manera individual. Necesitan compartir para llegar a final de mes, sea compartiendo piso con otros, sea viviendo con su familia. No pueden pensar en un futuro mejor porque no se vislumbra. Tenemos un Gobierno progresista que lleva siete años y no ha resuelto el problema de la vivienda. Se la ha endosado a la sociedad, a los particulares.
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Las instituciones, con el Gobierno central a la cabeza, lo único que han conseguido es desproteger la propiedad privada y hacer que el Derecho expresado en la Constitución, artículo 47 sea, desde mi punto de vista, desvirtuado. La extrema izquierda hizo su interpretación radical de este artículo: Sí, tengo derecho a una vivienda digna, si no la puedo obtener por los métodos conocidos -esfuerzo e hipotecarte más de media vida-, lo obtendré por la fuerza. Además, se legisla para que aquellos que la ocupen, como por vía privada no tienen acceso a ella y el Estado no les proporciona la vivienda de renta accesible porque no construye, no se les pueda sacar de allí de manera expeditiva pero legal. El propietario, desprotegido, aunque nuestra Constitución en su artículo 33 punto se reconozca el derecho a la propiedad privada, este no está amparado de manera eficaz. Casualidad que ese derecho, el de la propiedad privada, no sea reclamado ni defendido por las autoridades competentes. Y aquí la dejadez, la no batalla cultural, nos ha traído hasta este momento.
Dar la batalla cultural significa estar permanentemente en alerta y pelear cada centímetro de las ideas. La batalla cultural hoy tiene más significancia que antes; hoy engloba todas las áreas de la sociedad, desde la política hasta los valores que se defienden. La actitud de esperar que todo escampe, de brazos cruzados no hace un mundo mejor, un país mejor: lo único que hace es retrasar y empobrecer en un amplio sentido a la sociedad. Al 'wokismo' patrio, ese que hace proclamas chulescas porque se piensan que están en una taberna permanentemente, ese que proclama la paz mundial pero si hay que bombardear a Israel no hay problema, no le supone una contradicción. Ese, ha traído el odio al corazón de los españoles. Este aliado tóxico ha sido promocionado por su socio de gobierno, el PSOE en su versión 'sanchista'. El propio 'sanchismo' se ha alimentado de ese grupúsculo, que daña más que construye, que resta más que suma (fíjense si suman poco que no pueden ver a los de Sumar, que vienen todos de allí).
Esta es una situación ya vivida, no es nueva, está en blanco sobre negro. Obras por todos conocidas reflejan la podredumbre, la corrupción que estamos viviendo. Obras como 'Hamlet' de Shakespeare que retrata el ansia de podernos muestra cómo se embrutece por él, cómo por obtener el poder se es capaz de todo (nos suena). Claudio mata a su hermano para usurpar el trono y Marcelo sentencia «algo huele a podrido en Dinamarca»; en estos momentos en España, también huele a podrido. La corrupción. La ineficacia y la polarización están envenenando nuestro sistema, el mismo veneno que recorrió las venas de Claudio.
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Para terminar, y refiriéndome a la batalla cultural, lo haré con parte del monólogo que 'Hamlet' dice en el acto III, escena I: «Ser o no ser, esa es la cuestión: si es más noble para el alma soportar las flechas y los golpes de la adversa fortuna o enfrentarse a un mar de problemas, y al oponerse, acabar con ellos. Morir y dormir». Este debería ser el fin noble de la política y de cualquier político que se precie. ¿Debemos seguir soportando los golpes de un gobierno que no nos responde? No podemos seguir durmiendo, debemos despertar.
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