El lastre
Las elecciones generales anticipadas son la única salida decente para este país, que tanto queremos muchos y que tanto odian unos pocos
Lastre tiene varios significados: el primero es lo que se utiliza para aumentar el peso y dar estabilidad en barcos y globos aerostáticos; el segundo, en sentido figurado, lastre suele referirse a aquello que dificulta el progreso. Como comprenderán, hablando de política, estamos asistiendo a un Gobierno lastre por varias razones; dos sobresalen de las demás: corrupción e ineptitud.
Hablar o escribir sobre los presuntos casos de corrupción que acorralan al sanchismo y al PSOE podría rellenar este artículo de más de 700 palabras y quizás me faltase espacio. Este es un Gobierno que lastra al país, a su imagen exterior. Solo hay que ver el incremento de artículos referidos a ellos, y los detalles que allí se aportan. Toda esa descripción nos lleva a pensar que estábamos en manos de unos desahogados, que les importaban bien poco o nada la nación, España, y que solo querían enriquecerse a costa de lo que sea. Tan desahogados como aquellos que les dieron los votos suficientes para hacerse con el poder. Por cierto, en estos últimos, el batiburrillo de partidos de extrema derecha, de extrema izquierda, supremacistas, racistas y pijos son iguales de culpables, aunque por diferentes razones.
La ineptitud es evidente: han venido a tapar a su líder. A repartirse la tarta de diversas formas, desde enchufar a amigos, familiares, amantes, mujeres, hermanos, es decir, nepotismo del bueno, del de verdad. Pero, sobre todo, a no hacer aquello que uno debe hacer cuando tiene una responsabilidad, a mantener y mejorar lo que se le dio. No hace falta que hable de los trenes, nulo mantenimiento; no hace falta que hable del apagón, nulo mantenimiento; no hace falta que hable de SEPE, nulo mantenimiento; no hace falta que de Sanidad (bueno aquí la competencia es transferida a las autonomías y no se sabe qué es mejor) donde las noticias en verano son desoladoras. Pero, eso sí, hay un ministro a quien preocupa mucho la reventa y le preocupa mucho la publicidad. Podemos sentirnos afortunados. Por lo menos, hay uno que le preocupamos algo (quién lo iba a decir, nos conformamos con tan poco), aunque no valga en principio, para nada y no mejore nuestra vida.
Está claro que este país no puede seguir con un Gobierno señalado, que es un lastre para una gran mayoría social por mucho que el CIS nos quiera colar lo contrario. Tenemos un presidente que está más fuera que dentro del país, sabe que no puede pisar porque será abucheado. Sale fuera porque necesita alejarse del enredo supremo que sabe que tiene. La bola se ha hecho tan grande que sabe que lo va a arrollar, procura alargar el tiempo pero no puede apartarse de su destino. Cuando es hecho llegue un partido con 140 años de historia va a desaparecer. Está ocurriendo alrededor del mundo y nosotros no somos ajenos, tarda siempre en llegar pero llega.
Las elecciones generales anticipadas son la única salida decente para este país, que tanto queremos muchos y que tanto odian unos pocos. El problema a es que esos pocos son los que nos gobierna, y ahí es donde está el quid de la cuestión. Y para terminar tenemos un personaje que será muy bueno en lo suyo y un gran estratega en política pero es alguien comparable al siniestro Dominic Cummings que fue figura destacada del Brexit que los ingleses tanto se están arrepintiendo. España necesita líderes que crean en su país, que comprendan y hagan comprender su pluralidad cultural y que ese hecho nos enriquece. Necesitamos un reseteo político y mediático porque el resto está más normalizado de lo que estos piensan. Necesitamos líderes que entiendan que la libertad personal es importante, que aunque pienses diferente no eres un enemigo a batir.
Para terminar, seguiremos pacífica y democráticamente expresando las ideas y los anhelos políticos. El pensamiento diferente al oficial aunque está señalado, e inmediatamente es atacado todavía es posible mostrarlo y difundirlo. Me preocupan todos aquellos que creen, de uno y otro lado que el diferente de ideología, de sexo, de raza o de religión es el enemigo a batir. Los extremos están sobrevalorados y son dañinos para la vida cotidiana pero para la política son mortales. La tarea, una vez que el sanchismo desaloje el poder va a ser tremenda, habrá que limpiar todas las instituciones de sectarios y otras hierbas.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.