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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Efe

El guardián de las esencias

Tenemos un grave problema político en España que tiene que ver con quien nos dirige que no está en sintonía con una amplia mayoría

Antonio Manresa

Alicante

Martes, 17 de junio 2025, 16:16

Sí, lo reconozco, he utilizado parte del título del libro de Salinger 'El Guardián entre el Centeno', pero nada tiene que ver la historia, aquí hay más patetismo, ambición desmedida y mesianismo político. La idea de este título me viene después de escuchar al todavía presidente de Gobierno, Pedro Sánchez. Mismo lugar, misma vestimenta, mismo maquillaje y mismas líneas para remarcar que están tan disgustado que está demacrado. Los discursos no son iguales. Evidentemente, el jueves tuvo algo de verdad; el del lunes, su única verdad: resistir a costa de lo que sea y de quien sea. El problema que tenemos encima los españolitos de a pie, políticamente hablando, es endiablado. Los números no dan para hacer una moción de censura. Hacer una moción de censura a alguien con la capacidad, hay que reconocerle su valía, de retorcer argumentos y líneas rojas no aporta nada. Hablaba una analista política: qué bueno, escucharíamos a sus socios supremacistas decir que solo lo quieren para desguazar España, lo sabemos.

Los problemas que tenemos son varios. La voluntad de quien puede convocar elecciones generales anticipadas no existe. Es resistencia pura y dura, caiga quien caiga. Los apoyos que tiene el sanchismo están basados en el desmantelamiento del Estado. Pedro Sánchez cree profundamente en esa teoría, lo dijo: «Gobierno progresista». La idea de progresismo que tiene Pedro Sánchez está muy en la línea de Largo Caballero: «La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas» o «No creemos en la democracia como valor absoluto, tampoco creemos en la libertad». Esta última frase de Largo Caballero tiene el mismo sentido que cuando Pedro Sánchez dijo que «la lectura de la Constitución y su aplicación pueden tener algunos matices». Creo que, en este sentido, nos muestra cuál es el camino que quiere seguir, un camino donde solo existe su interpretación sin más fronteras y contrapesos.

Otro de los problemas a los que nos enfrentamos son sus socios y sus propias contradicciones. Los socios van desde la izquierda extrema hasta el supremacismo vasco y catalán, en el caso catalán con los herederos políticos de un partido corrupto como lo fue Convergencia i Unió: el del 3%, el de Millet, etcétera. En esa mezcla que a cualquier otro dirigente político volvería loco se mueve. ¿Cómo lo hace? Pues ante su debilidad desmontando nuestro Estado, traspasando o delegando competencias exclusivas del Estado, Inmigración y Hacienda de momento. Los números, la aritmética, es la que es, y poco se puede hacer. Quien dirige el país está dispuesto a lo que sea con tal de seguir en ello. El poder por encima de todo y ese por encima de todo le hace rehén de aquellos, de izquierdas y supremacistas, los que odian todo aquello que tenga que ver con la palabra España.

Creo a pies juntillas que el 'feedback' que le llega al presidente de Gobierno no es favorable a sus intereses. Con tal cantidad de asesores seguro que le dirán «oye Pedro que la ciudadanía no está contigo, no sé si te has dado cuenta». Ayer mismo reconoció que no iba a convocar elecciones generales porque sabía que las perdía. Sabe que los ciudadanos y ciudadanas no están con él. La ciudadanía está cansada de sus contradicciones y sus homilías moralinas contra los del muro cuando el mismo está rodeado y atrapado por ellos, y estos son peores. Estamos en un momento de crisis moral y ética con este gobierno. Cuando se da cabida a gente que le parece estupendo que se robe si eres de izquierdas, presumen de superioridad moral y son capaces de hacer crítica literaria sin leer un libro y un compañero suyo escriba una columna apoyando esta práctica. Te dice a las claras cuál es el nivel moral y ético de todo aquello que está en el universo del sanchismo.

Tenemos un grave problema político en España que tiene que ver con quien nos dirige que no está en sintonía con una amplia mayoría. Tenemos un problema con golpistas, y corruptos que están en primera línea. Tenemos un problema de personajes que en cualquier otro lugar serian residuales y aquí tienen silla en cualquier medio. Podría terminar este articulo diciendo que me voy a comer, pero no lo hare. Eso se lo dejamos al todavía presidente del gobierno, ese que nos toma por tontos.

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