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Son cerca de 1.200 los estudiantes entrantes y salientes de la Universidad de Alicante que vivirán la experiencia de estudiar fuera de su país durante el curso 2022/2023. Polonia, Italia y Francia, como ha adelantado TodoAlicante, han sido los destinos europeos más solicitados por los alumnos alicantinos.
Una de las novedades de esta convocatoria ha venido dada por un cambio de tendencia con Reino Unido. Ha sido este curso cuando se ha producido una ruptura del equilibrio de años anteriores entre enviados y recibidos, con apenas alumnado de la UA que solicita este año ir a este país y una gran cifra de británicos que solicitan venir al campus de San Vicente.
Esta situación es consecuencia de la «gran cantidad de problemas y costes que nuestro alumnado tiene que afrontar ahora para ir a Reino Unido tras el Brexit», ha explicado la vicerrectora de Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo, Rosa María Martínez Espinosa.
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La catedrática ha explicado a preguntas de TodoAlicante que la movilidad con este país «va a seguir cayendo debido a limitaciones administrativas y burocráticas importantes». Si ya de por sí el coste de la vida en el Reino Unido «es más caro que en España», sumar los gastos de un visado «para una estancia de seis meses tienen un importe relevante», lo cual provoca que el estudiantado «no vea este destino atractivo».
Desde la institución académica trabajan para que el alumnado mantenga el interés por el país. Por ello, «el grueso de nuestra gestión durante el curso 2020/2021 se centró en mantener al máximo de socios en Reino Unido». Un objetivo que han logrado cumplir al mantener «con financiación Erasmus durante el 2021/2022 al 90% de socios» británicos.
El conflicto aterriza con las salidas de las instituciones académicas del Reino Unido del programa Erasmus. «A medida que salen, la cantidad de dinero que podemos destinar (para el estudiantado) está muy limitada», por lo que las becas «ya no están financiadas al cien por cien». Esto supone un «problema directo» para el alumnado, pues todos los interesados en el país «no pueden conseguir una beca Erasmus». Respecto al año pasado han sido 33 los alumnos de la UA que han prescindido de viajar a los países de Gran Bretaña.
Para hacer frente, el vicerrectorado de Relaciones Internacionales de la UA está «intentando derivar las movilidades de Reino Unido al programa de movilidad global». Es un proyecto propio de la Universidad, en el que la institución académica financia parte de los gastos de la estancia en países no comunitarios. «Tiene una financiación más limitada», en la que «nunca vamos a poner llegar a financiar su totalidad, pero sí mantener cierta dinámica de movilidad» con Gran Bretaña.
Uno de los principales «ganchos» que tiene Reino Unido para los estudiantes es «la mejora de la lengua inglesa», además de «la carrera en concreto o la ciudad de destino». Sin embargo, otros países de la Unión Europea -como España y el caso de la Universidad de Alicante- han mejorado su oferta de asignaturas y estudios en el idioma anglosajón y los estudiantes pueden acceder a esta con mayor facilidad. De hecho, según reconoce Martínez, Irlanda se ha convertido «en el nuevo polo de atracción» para los alumnos de la UA.
La Universidad de Alicante no contaba hasta el año pasado con universidades socias en Ucrania. Fue a raíz del conflicto en este país cuando la institución académica ha entablado relaciones con dos convenios -«uno ya está en marcha y otro en gestión»- con dos centros para «propiciar el intercambio de movilidad del profesorado, de investigadores y estudiantes».
Con el avance de la guerra, «por consenso unánime» de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) se optó por «no activar la movilidad con Rusia y Ucrania por el momento». En este sentido, los acuerdos han quedado vigentes, «pero no ofertamos estos países en los programas de movilidad».
Fue hace un año cuando «teníamos alumnas rusas en Alicante» y una estudiante alicantina realizaba su estancia en el país, quien «se volvió rápidamente a España». Sin embargo, las estudiantes extranjeras «tuvieron una situación muy delicada» a la que la UA reaccionó. «Les dimos apoyo psicológico, además de soporte económico y académico» ya que «bloquearon sus cuentas bancarias».
La misma reacción de Cooperación y solidaridad tuvo la institución con la población refugiada que llegó a Alicante desde Ucrania. «Pusimos en marcha un programa de ayuda en la provincia» con formación en español, acompañamiento, traducción de documentación y servicios, y apoyo psicológico, entre otras acciones. «Se ha hecho mucho».
En este caso desde la UA no se han proyectado «movilidades al uso» hacia el este de Europa, pero sí han mostrado una «respuesta de acogida» a todas las personas que han ido llegando en las distintas fases de salida del país.
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