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Los alumnos de cero a dos años se duplicarán en menos de dos décadas

Los alumnos de cero a dos años se duplicarán en menos de dos décadas

El creciente interés de los padres españoles por escolarizar pronto a sus hijos compensará con creces el estancamiento de nacimientos

Lunes, 13 de febrero 2023, 07:23

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La primera etapa de la educación infantil, la que forma a los niños de cero a dos años, tiene futuro en España pese a la crisis de nacimientos. El análisis de los factores que han hecho posible un salto gigantesco en las tasas de escolarización temprana en este siglo y su proyección a futuro permiten hoy pronosticar que, pese al previsible estancamiento de la natalidad en España a medio y largo plazo, esta etapa educativa contará en 2040 casi con el doble de estudiantes matriculados que en la actualidad.

Los cálculos indican que en menos de dos décadas las aulas españolas de la primera fase de infantil se llenarán con más de 800.000 alumnos, lo que querrá decir que estarán ya escolarizados al menos el 70% de los chicos de cero a dos años del país, según el trabajo realizado por el sociólogo Miguel Requena, publicado por la Fundación Europea Sociedad y Educación.

Las estimaciones de este catedrático de la UNED, que toman como base la evolución de las matriculaciones desde 1990 y las previsiones de fecundidad y natalidad avanzadas por el INE, concluyen que la actual tasa de escolarización de cero a dos años, que aglutina al 41% de los chicos de esa edad, una de las más altas de Europa, aumentará unos 15 puntos hacia el final de la presente década (hasta el 56%) y crecerá otro tanto más en la década siguiente, hasta el citado 70% de niños matriculados en 2040.

Si los pronósticos se cumplen, querrá decir en solo dos años, en 2025, se habrá superado el medio millón de alumnos en la etapa inicial de infantil (ahora rondan unos 450.000), que con el cambio de década, en 2032, se sobrepasarán los 600.000 estudiantes y que en los ocho años siguientes, espoleados por una previsible y moderada recuperación de la natalidad, entrarán en las aulas otros 200.000 pequeños.

Este gran incremento de alumnos de infantil, pero sobre todo de la tasa de escolarización, se va a producir pese a que en las próximas dos décadas la población española de cero a dos años no solo no va a aumentar sino que se estancará. Se prevé que en 2040 haya más o menos los mismos niños de esas edades que a finales de la década pasada y una cuarta parte menos de los que había en el momento de máxima expansión, en 2009.

La razón es que, como ocurrió en los últimos 30 años, el permanente crecimiento de las tasas de escolarización –matriculados sobre franja de edad– contrarrestará el recorte de los nacimientos. «Es muy probable que unas familias cada vez más propensas a escolarizar a sus hijos desde las edades más tempranas compensen sobradamente la falta de efectivos derivada del continuado déficit de fecundidad que padece nuestro país», defiende Requena, que tiene claro que se trata de una tendencia imparable y consolidada en este siglo, un momento histórico en el que a ambos miembros de las parejas jóvenes les resulta imprescindible acudir al mercado de trabajo para poder sostener su hogar y mantener su independencia.

La tendencia es clara en las últimas décadas. La tasa de escolarización en la primera fase de infantil ha crecido de forma acelerada y permanente pasando por encima de la demografía. El porcentaje de chicos de cero a dos años en las aulas se multiplicó por doce entre 1990 y 2020 (del 3,3% al 41%) pese a que los menores de tres años se redujeron en España un 7% en ese período. La apuesta cada vez más intensa de los padres jóvenes por la educación temprana hizo que el ritmo de matriculación en esta etapa creciese tanto en la única fase de natalidad expansiva (2000 a 2009) como en los veinte años de retroceso en los nacimientos (última década del siglo XX y segunda del XXI).

Una formación decisiva

El incremento de la tasa de escolarización temprana, más allá de ser fundamental para que pueda conciliarse la vida laboral y familiar, es clave para la mejora del futuro de los niños. Décadas de estudios demuestran que los chicos que se forman en las aulas desde infantil alejan el fracaso y el abandono escolar, mejoran su rendimiento académico y se dotan de habilidades que aumentan su competitividad en el mercado laboral y en la vida adulta. Los beneficios, presentes en todos los alumnos de infantil, son especialmente determinantes en los alumnos con más bajo estatus socioeconómico, que, gracias al empujón de la escolarización temprana, destierran buena parte de sus desventajas educativas y sociales de origen.

El autor de este análisis, no obstante, aclara que para que sus cálculos se confirmen las autoridades deben adoptar un papel activo para remover los obstáculos que frenan la expansión de la etapa inicial de infantil, como son el necesario aumento de plazas para responder a la creciente demanda, una mejor distribución de centros públicos y privados, la desigual implantación por autonomías, y especialmente romper la barrera económica que impide a las familias más pobres matricular a su hijos en igual proporción que las más pudientes aunque lo necesiten más que ellas.

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