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La población mundial consumía más de 370 millones de toneladas de materiales pláticos antes de la pandemia. Esta cifra, según apunta el investigador de la UA Daniel Domene López, podría superar los 400 millones en los próximos años debido al aumento de envases y ... materiales de un solo uso.
Para poner fin a esta problema que contamina mares y océanos, el grupo de investigación Residuos, Energía, Medio Ambiente y Nanotecnología (REMAN) de la Universidad de Alicante ha desarrollado un proceso para la obtención de un material plástico hidrosoluble basado en almidón de patata. Este material es compostable y biodegradable, siendo idóneo para su uso como film flexible en bolsas y embalajes, y presenta una alta estabilidad y bajo índice de migración.
La idea de poner en marcha un material que «presenta grandes ventajas en relación a los existentes», matiza el catedrático de Ingeniería Química, Ignacio Martín Gullón, surgió a raíz de la tesis de Domene López.
Así, el trabajo 'Almidón termoplástico para el desarrollo de materiales medioambientalmente sostenibles' revela, además, la intención de que este nuevo material suponga una importante contribución para mitigar el impacto ocasionado por la mala gestión de los residuos plásticos convencionales, ya que no genera un problema medioambiental al final de su vida útil en el caso en el que, debido a una mala gestión del residuo, acabe en los ecosistemas naturales.
Este material se introducirá -tras patentarlo- en el mercado a través de Solublion, una EBT (Empresa de Base Tecnológica) de la UA vinculada al Parque Científico de Alicante, de la que Domene es presidente y CEO.
Las formulaciones planteadas en el grupo de investigación precisan gelatinizar y plastificar el almidón en presencia de plastificantes, que suele ser agua y otro plastificante de mayor punto de ebullición. El almidón plastificado, rodeado de moléculas de plastificante, tiene alta tendencia a su retrogradación, es decir, recupera parcialmente su estructura ordenada original, lo que produce una merma en sus propiedades.
Sin embargo, con la tecnología desarrollada en el grupo, se evita en su mayor parte esta migración, alargando la vida útil de estos materiales sin perjuicio de sus propiedades mecánicas, biodegradabilidad, compostabilidad e hidrosolubilidad.
De los más de 370 millones de toneladas de plástico consumidas en el mundo, solo dos millones eran biodegradables, y la estimación apunta a que a finales de esta década serán ya ocho los millones de toneladas de plásticos biodegradables demandados por los consumidores.
La solución de este producto se orienta a «su empleo en la industria del embalaje y productos plásticos de un solo uso», ha detallado Ignacio Martín. En este sentido, pretender servir «como sustitución de las alternativas convencionales». Asimismo, la patente de esta tecnología «permite ofrecer una gran variedad de prestaciones mecánicas» por lo que se adaptar a las necesidades de los clientes.
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