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El año 2024 está siendo realmente complicado para el campo. La incesante sequía que azota los cultivos de la provincia en lo que, probablemente, será uno de los años hidrológicos más secos de la historia está complicando la supervivencia de cultivos tradicionales.
Algunos de ellos son los de secano, como la uva o el almendro, tan característicos en Alicante y que se encaminan hacia la desaparición. De hecho las cosechas tienen mermas espantosas y las pérdidas de los cultivos de secano ascienden hasta los 22 millones de euros, según La Unió Llauradora.
La situación es realmente crítica, por lo que no es de extrañar que estas tormentas tardías de septiembre se hayan celebrado entre los agricultores. Desde la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) de Alicante aseguran que «han sentado muy bien».
Los grandes acumulados que se han dejado en zonas de El Comtat, en los que se han acumulado más de 150 litros por metro cuadrado en dos días, han permitido regar la tierra y saciar, momentaneamente, la sed. Los chubascos han descargado con fuerza especialmente en las zonas de las comarcas del norte, donde hay numerosos cultivos de secano.
El presidente de Asaja, José Vicente Andreu, ha explicado que estas lluvias «han permitido salvar el arbolado del cultivo de secano como la vid o el almendro, que estaban en una situación crítica«. Eso sí, para las cosechas no ha llegado a tiempo.
«Llega muy mal y tarde para poder salvar cosechas como la uva de secano de Teulada, que ha sido muy corta», asegura Andreu, quien remarca que «si que salvará las parras y vides, que es muy importantes, aunque las cosechas no».
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Las precipitaciones no han sido solo una buena noticia para las comarcas del norte, sino para otras zonas de la provincia donde el agua ha descargado, aunque en cantidades más pequeñas. Aún así «es una magnífica noticia», expresa el agricultor, quien afirma que «a las hortalizas de invierno, algunas ya plantadas un riego de agua y lluvia les viene fenomenal».
Entre los principales peros que han dejado las últimas lluvias se encuentra su desigualdad. «Las lluvias están siendo muy irregulares», critica Andreu, quien expresa que en algunos municipios «llueven 60 litros y en el de al lado poco o nada».
Las lluvias permiten al sector agrícola alicantino respirar ligeramente para los próximos meses. Con algunas lluvias todavía por venir, no serán suficientes para saciar la sed de los cultivos, especialmente en el sur, donde la situación es «muy crítica».
«Afrontamos la entrada de otoño con mucha incertidumbre», admite Andreu, quien hace apenas unos días se reunió con el conseller de Agricultura para pedir «una defensa» de la agricultura alicantina, que atraviesa un largo bache.
En especial en la zona de la Vega Baja, en la cuenca del Segura, donde la situación para el regadío es «aún más crítica», insiste el presidente de Asaja, quien avanza que ya tienen restricciones de más del 50%, lo que convierte la situación de los cultivos en una muy complicada.
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