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Los cítricos alicantinos y de la Comunitat se encuentran en plena campaña. A pesar de que la cosecha no ha sido tan mala como en otros cultivos, las cifras son más bajas de las esperadas. La provincia ha cerrado la actual campaña con una producción de 562.584 toneladas, por debajo de las 670.044 toneladas previstas incialmente.
Así lo asegura la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja), que explica que las granizadas del 2023 afectaron a la totalidad de los productores de limones de la Vega Baja el pasado septiembre, siendo esta fruta la más mermada en esta campaña.
En este contexto la conselleria de Agricultura ha anunciado la defensa del producto local. Desde la Generalitat llevarán a cabo refuerzos en los controles del etiquetado de origen para diferenciar bien los productos de países terceros con los cultivados por los agricultores locales.
El responsable del área, José Luis Aguirre, ha señalado que se está dando un mayor seguimiento a las importaciones de naranjas provenientes de países de África como Egipto. Además, ha asegurado que «vamos a reforzar el plan de control oficial de la cadena agroalimentaria de la Comunitat, aumentando los controles de cumplimiento del correcto etiquetado de origen».
Aguirre ha resaltado el papel de los citricultores de la Comunitat y ha subrayado que, además de monitorizar la entrada de mercancía, han pedido al Ministerio de Agricultura «reforzar las inspecciones de las importaciones, por la importancia de disminuir los casos de alertas relacionadas con residuos de plaguicidas prohibidos o de plagas invasoras».
El conseller ha asegurado que esta es una de sus principales líneas de trabajo y continuará exigiendo a Bruselas «reciprocidad frente a terceros países y la defensa de los intereses de los productores locales», peticiones que llevan tiempo exigiendo desde el campo.
Desde Agricultura vuelven a insistir en el cumplimiento «estricto» de la normativa de plagas. El conseller recuerda que las «diferentes condiciones laborales, la disparidad de criterios a la hora de plicar determinados fitosanitarios, o las exigencias medioambientales y de seguridad alimentaria no son las mismas para nosotros que para países terceros».
Por tanto la defensa del producto local va alienada también en relación con el «enorme riesgo de plagas y enfermedades que podrían poner en jaque nuestra agricultura», destaca el responsable del área, quien rememora las constantes intercepciones de mancha negra procedente de Sudáfrica, o la falsa polilla en Marruecos.
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Además, Aguirre también remarca que los cítricos de Egipto están poniendo en riesgo la salud de los consumidores europeos. En los últimos tres años, en la Unión Europea se han detectado 93 ccasos de alertas sanitarias relacionadas precisamente con residuos de plaguicidas, principalmnete por Clorpirifos y Dimetoato.
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