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Max Verstappen durante el último Gran Premio de México EFE
Brasil o el largo final de la temporada 2022
Mundial

Brasil o el largo final de la temporada 2022

Con prácticamente todo decidido, el gran premio en Interlagos aspira a dejar espectáculo con el último fin de semana con formato sprint de esta campaña

David Sánchez de Castro

Madrid

Jueves, 10 de noviembre 2022, 13:02

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La temporada 2021 de Fórmula 1 acabó en todo lo alto, con un guion que hubieran firmado no pocos escritores de cine de suspense. Dos de los mejores pilotos de todos los tiempos, el supercampeón reinante y el joven aspirante, se debatieron el título en la última carrera, a la que llegaron empatados y en una vuelta final que se dirimió con una polémica que duró meses. Ni en los mejores sueños de los organizadores se hubiera imaginado un final así.

Un año después, aquello es un viejo recuerdo. La resolución temprana del Mundial en favor del defensor del título, Max Verstappen, hace ya unos cuantos fines de semana, ha dejado totalmente descafeinada la recta final de 2022. Hasta el punto de que ahora mismo queda poco razonablemente útil que resolver, más allá de batallas que, salvo a los muy cafeteros, no son motivo suficiente como para pegarse al televisor. La Fórmula 1 ha quedado atrapada en su propia red: la temporada más larga de la historia (que no será tal por la eliminación del GP de Rusia) ha sido una de las menos emocionantes. El dominio casi absoluto de Red Bull y Verstappen (el neerlandés ha ganado 14 de las 20 carreras disputadas hasta el momento y quiere dejar el techo del récord en 16) desde muy temprano ha sido tanto un éxito para ellos como una condena para la propia competición. ¿O acaso alguien se queda pegado a la pantalla para ver la pelea por ser segundo, quinto o duodécimo?

Quedan dos grandes premios para que finalice la temporada, y no está del todo claro quién va a ser subcampeón (se lo juegan Leclerc y Pérez), cuarto (Russell, Hamilton y, en la distancia, Sainz) o la tensa disputa por el octavo entre los pilotos de Alpine, si bien ahora mismo Ocon tiene un cierto colchón sobre Alonso, que está deseando que se acabe ya su etapa de azul y rosa. La pugna por ver quién será el primer piloto de esta campaña en Alpine depende en buena medida de que al español dejen de ocurrirle desgracias y que el coche 14 esquive los problemas que le han atacado durante todo 2022.

Formato sprint

En un mundo cada vez más polarizado, cualquier prado es un campo de batalla. Incluso el de la Fórmula 1, entre los que defienden una de las revoluciones silenciosas que poco a poco se irán implementando en el futuro como comunes.

Se trata del formato sprint. La competición lleva años enfrentándose a unos grandes premios de tres días (cuatro si se cuentan los compromisos mediáticos del jueves) en los que solo hay interés en uno y medio: la clasificación y la carrera. Los libres son muy útiles para los ingenieros y los pilotos, tanto en cuanto entrenar lo es en otros deportes. Benzema no habría sido Balón de Oro sin machacarse y aprenderse las jugadas en Valdebebas o el Barça no tendría muy asumida su filosofía de la posesión del balón si no se trabaja en cada jornada de ensayos.

Pero la Fórmula 1 tiene claro que el espectáculo prima sobre todo y los viernes vuelven a ser protagonistas. Es la gran ventaja de los sprint: quien quiera seguir todo el relato (palabra clave en este siglo XXI) del Gran Premio de Brasil tendrá que estar enganchado desde la primera clasificación del viernes, que decide la parrilla de la carrera corta del sábado, cuyo resultado determina la del domingo. Este es el gran beneficio para los aficionados: tienen acción útil en pista durante los tres días.

El gran hándicap lo comentaba Max Verstappen, que como campeón reinante tiene más derecho que nadie a opinar al respecto: los fines de semana al sprint se convierten en carreras a la defensiva. Tanto el viernes como el sábado tienen que minimizar daños, algo que puede producirse a la mínima. Ya se vio en las otras dos citas de este año bajo este perfil: salvo en la salida, las poco más de 20-25 vueltas disputadas en Imola y Austria los sábados tuvieron poca acción.

Estos problemas no es más que un síntoma del gran problema que tiene la Fórmula 1: está cada vez más cargada. El déficit de atención de los aficionados no se cubre con más carreras, más acción en pista o más estímulos en general, sino en otorgar armas a los equipos, pilotos e ingenieros para que cada una de las carreras sea una batalla épica y no un fin de semana más de carreras que se olvida a los dos días. Que el GP de Brasil, otrora uno de los más esperados de la temporada, no haya hecho mucho ruido, debería hacer reflexionar a los jefes del cotarro.

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