El MUA convierte el arte en un diálogo entre cuerpo, lluvia y estrellas con su exposición más emocional
El Museo celebra dos décadas de exploración artística con 'Triálogos', que invita a descubrir nuevas conexiones entre obras, miradas y sentimientos
El arte no solo se contempla, también se escucha, se compara y se siente. Esa es la propuesta de la nueva exposición del Museo de la Universidad de Alicante (MUA), 'Triálogos. Conversaciones a tres voces'.
Se trata de una muestra que, además, celebra los 20 años de una línea expositiva que ha convertido al museo de la institución académica en un espacio vivo de reflexión y experimentación artística.
El MUA abre sus salas a una experiencia sensorial que reúne 18 obras en torno a seis temas universales: el cuerpo, la lluvia, el juego de los niños, la espiral, el horizonte y los astros.
Son, según explican desde el museo de la UA, seis pequeños universos que, a través de tres miradas distintas, tejen un diálogo constante entre la figuración, la abstracción y la emoción.
Obras y lecturas en 'Triálogos'
El visitante se encuentra en el MUA con obras de Ana Peters, Eusebio Sempere, Dis Berlin, Mayte Vieta, Rafael Navarro, Aitor Ortiz o Carlos Cánovas, entre otros nombres esenciales del arte contemporáneo. Las piezas, cuidadosamente seleccionadas, muestran distintas formas de entender el arte y maneras de mirar el mundo.
Y es que 'Triálogos' busca «establecer nuevas lecturas» y que cada persona «participe de la conversación» que proponen las obras. El recorrido está concebido como un diálogo continuo entre artistas, temas y espectadores. No hay un itinerario cerrado, sino un viaje de descubrimiento visual y emocional.
Homenaje al propio MUA
La exposición es también un homenaje al propio museo, que desde hace dos décadas mantiene una apuesta firme por la relectura de su colección, formada por más de 2.000 piezas. Cada año, el equipo del MUA selecciona una veintena de obras con criterios temáticos o conceptuales para reactivar su sentido, acercarlas al público y generar nuevas conversaciones entre ellas.
En esta ocasión, los temas elegidos funcionan como un mapa emocional, basado en el cuerpo como territorio de la experiencia, la lluvia como metáfora del tiempo, la espiral como símbolo del movimiento vital, el horizonte como promesa, el juego como memoria de la infancia y los astros como impulso hacia lo desconocido.