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P. Sellés
Alicante
Lunes, 26 de junio 2023, 07:22
Investigadores de la Universidad de Alicante detectaron recientemente una especie de alga invasora asiática (Rugulopteryx okamurae) que amenaza grandes extensiones de fondos marinos en las playas de San Gabriel, Urbanova, Arenales del Sol y las calas del Cabo de Santa Pola. Como suele ocurrir con estas invasiones, sus efectos se dejan notar a diferentes niveles, tanto en la biodiversidad, como en el turismo y la pesca.
No es un caso aislado, y es que son alrededor de 200 las especies que forman parte del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, muchas de las cuales amenazan la provincia de Alicante. Algunas de ellas se encuentran tan integradas en nuestro hábitat que adquieren la categoría de 'naturalizadas', apunta el investigador de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH) José Manuel Pérez.
José Manuel Pérez
Investigador de la UMH
Uno de los casos más paradigmáticos de esta naturalización de especies foráneas es el gato común (felis catus), declarado en Polonia como 'especie exótica invasora' por la amenaza que supone para multitud de pequeños mamíferos y aves a las que cazan.
La integración del felis catus es tan elevada, que cerca del 30% de los ejemplares de gato montés (especie autóctona de la Península Ibérica) en nuestro territorio son fruto del cruce con la especie de felino domesticado. «El cruce con ejemplares invasores merma la riqueza genética de nuestras especies. Las de carácter invasor suponen una amenaza para la biodiversidad porque los ejemplares colonizadores hacen un efecto de homogeneización».
El arruí (Ammotragus lervia) es otra de las especies que amenazan la biodiversidad alicantina, todo después de que fuera introducida en Murcia hace décadas como objeto de caza. A diferencia de lo que ocurre en nuestra región, allí la normativa es más permisiva con la presencia de este bóvido debido a su valor cinegético.
«Para contrarrestar con éxito esas amenazas cabe actuar durante los primeros estadios de expansión», apunta José Manuel Pérez. En ese sentido, alude a la llegada de mapaches a nuestra provincia hace apenas una década, la cual se consiguió frenar a tiempo.
En aquel caso, fue la costumbre de adquirir estos animales como mascota la razón por la cual llegaron a nuestra provincia. «Algunos ejemplares pueden mostrar un comportamiento violento, por lo que es sencillo que muchos se escaparan de sus propietarios y se propagaran por el medio natural», reconoce el investigador de la universidad ilicitana.
De esa forma de introducción se infiere cierta laxitud en los controles de tráfico para especies entre países, algo que se deja ver especialmente con la flora. Un ejemplo de ello es el Cactus de Arizona, que de un tiempo a esta parte se ha expandido con rapidez por enclaves alicantinos como la sierra de Orihuela.
Esta especie supone un peligro para muchos animales (tanto salvajes como domésticos) debido a sus afiladas púas. «La administración ha invertido muchos medios para acabar con este cactus, pero cada cierto tiempo reaparece», reconoce José Manuel Pérez.
La propagación de estas especies florales se explica en parte por sus propágulos, es decir, aquella parte de una planta capaz de originar vegetativamente otro individuo. El riesgo de su adquisicón para fines ornamentales radica en que el mantenimiento o manipulación de la planta pueda hacer que sus propábulos acaben en el medio natural, favoreciendo así su labor invasora. De hecho, el investigador de la UMH apunta que el 95 % de la expansión de especies invasoras responde a esta causa.
Las plantas de uña de gato o el plumero de la pampa son otras de las especies invasoras que en los últimos años se han ido expandiendo por nuestra provincia. Esta última pasó, de encontrarse solamente en casas con fines ornamentales, a ser utilizada por el Gobierno para adornar las carreteras y carreteras de nuestro país, lugares por los que sigue su expansión sin control.
Este efecto invasor también se hace notar en el mar con algas como la Caulerpa racemosa, que amenaza, entre otras especies autóctonas, a la posidonia. Para José Manuel Pérez, la creciente popularidad de la acuariofilia ayuda a entender este tipo de propagación, ya que muchas de estas especies son unas de las más recurrentes en los acuarios particulares.
También en el medio acuático destaca la expansión del mejillón cebra, causante de grandes estragos en lugares como el embalse de Crevillent, o incluso en las infraestructuras del trasvase Tajo-Segura. Entre sus peligros no solo se encuentra el hecho de que desplace a otras especies autóctonas, sino que al reproducirse con tanta celeridad puede taponar vías de paso del agua, como las que conectan los embalses con las centrales hidroeléctricas, e incluso los trasvases de agua.
En parques naturales alicantinos como el Hondo de Elche o las Salinas de Santa Pola se han registrado problemas con crustáceos invasores como el cangrejo azul. Su mayor tamaño le permite desplazar a las especies autóctonas e incluso afecta negativamente a los pescadores cortándoles sus redes.
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Todo Alicante
Tere Compañy Martínez
Según apunta el investigador de la UMH, las posibilidades culinarias de este crustáceo han hecho que se desarrolle una actividad comercial alrededor del mismo, y es que el carácter invasor de estas especies no impide que también puedan generar ciertos beneficios. Algunos de ellos pueden ser económicos como el arruí (caza) y el cangrejo azul (pesca), pero otros ayudan a fijar la población de ciertos animales.
Es el caso de la carpa, otra especie invasora que con su presencia ofrece alimento a las nutrias. De hecho, la reaparición de nutrias en los últimos años en el Hondo se ha visto favorecida por la llegada de estos peces de origen asiático, que entre otros problemas, remueven el fondo marino y dificultan el crecimiento de plantas.
En estos dos humedales alicantinos también se ha detectado la presencia de una especie de lagarto llamado eslizón ocelado, que ha protagonizado una rápida expansión y cuya presencia estaría vinculada a la importación de palmeras de Egipto. Situaciones como estas llevan a los expertos a resaltar la importancia del control sanitario del comercio de plantas ornamentales para prevenir la llegada de especies exóticas.
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