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Las olas rompen contra el muro, pero no debería ser así. Hace años delante de las casas había un arenal que protegía las viviendas del oleaje y los temporales; hoy en día la playa ha desaparecido y las viviendas están prácticamente dentro en el agua.
La imagen podría ser les Deveses (Dénia), el Pinet (Elche) o de Babilonia (Guardamar del Segura), porque la falta de arena en las playas no es algo puntual y aislado en la costa alicantina. De norte a sur, de Dénia a Pilar de la Horadada, el cambio climático, la construcción de espigones y puertos y la modificación de los cauces naturales de los ríos para construir pantanos y otras infraestructuras han cambiado las dinámicas de las corrientes y los aportes de sedimentos, lo que ha abocado a algunas playas a la desaparición, si no se toman medidas de forma urgente.
Unas actuaciones que para el presidente de la asociación de la playa de Babilonia de Guardamar del Segura, Manuel López, no consisten en regar la costa de espigones y en regenerar arena eternamente, sino en analizar en cada caso la mejor solución para proteger el litoral de los temporales que en los últimos años se han agudizado por la acción del cambio climático.
La entidad de López se ha unido a otras de toda España para reclamar la modificación de la Ley 2/2013, de 29 de mayo, de protección y uso sostenible del litoral, la normativa que sustituyó a la ley de Costas de 1988.
Una reclamación que llevó a más de 40 asociaciones a las puertas del Congreso de los Diputados el pasado 21 de enero para exigir que las «costas en extinción sí tienen solución» y «una ley de Costas para las personas y el medioambiente».
Los problemas que deja sin resolver esta norma son varios. Por un lado, los deslindes, el instrumento por el que se fija los límites del dominio público marítimo. Es decir, definir lo que corresponde a suelo público entre el mar y las casas, algo que los vecinos consideran que se realizan muchas veces sin tener en cuenta la playa original ni los intereses de los vecinos que las habitan.
Falta de aporte de sedimientos de los ríos
Cambio climático
Cambios en las dinámicas de las corrientes por la modificación de la costa
Por otro lado, la falta de regeneración de playas que sigue sin ejecutar la Administración central en la costa alicantina. De hecho, algunas de las asociaciones protestan porque los arenales llevan años decreciendo sin que se haya hecho nada por retrasar la erosión rellenando con arena o incluso protegiendo con arrecifes artificiales o espigones la costa.
Y por último, la falta de aporte de sedimentos, que con la construcción de embalses y puertos en las desembocaduras se quedan amontonados en el fondo de los pantanos y en los lechos de los ríos y no acaban de llegar a las playas a las que lo hacían tradicionalmente.
Frente a esos problemas, «la solución que pretende el Ministerio de Transición Ecológica es no hacer nada, dicen que estamos delante de un fenómeno natural e imparable y que lo más ecologista es no hacer nada», explica López. Palabras rechazadas de plano tanto por los miembros de estas asociaciones y de los expertos que los asesoran, porque, como afirma el dirigente vecinal, «la desaparición de playas por el cambio climático es ínfima».
Guardamar del Segura
Con el agua en la puerta de casa, en eso se convierte cada vez que entra un temporal fuerte este arenal y el mar anega las viviendas, algunas con concesiones desde hace casi 100 años, que están a pie de playa. Unas construcciones que la Ley de 2013 y el Real Decreto de 2022 por el que se modifica el Reglamento General de Costas entienden que no deberían estar ahí.
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Pero, para Manuel López, presidente de la asociación vecinal que ha enarbolado la lucha por esta playa, el problema no son las casas, sino los metros de arena que han ido desapareciendo de su playa.
Para los vecinos, el problema de esta playa está claro: la construcción del puerto deportivo en la desembocadura del Segura ha provocado cambios en los aportes de sedimentos del río, la bocana del puerto da justo al lado contrario de su playa y tan adentro que no se redistribuyen entre la costa sur.
Una construcción que entienden que debería modificarse, ya que incluso se convierte en un peligro en caso de lluvias, como las ocurridas por la DANA de 2019 que anegó la Vega Baja. También abogan por movilizar los sedimentos de los embalses, dragarlos, abrir compuertas y cualquier otra solución que les permita llegar donde antes lo hacían de manera natural. «Con la arena que hay en el lecho del Segura podríamos tener una playa de 25 kilómetros delante de nuestras casas», afirma López.
Elche
«Curiosamente, este invierno la playa se ha recuperado más de 5 metros ante la ausencia de temporales y un viento procedente del interior. Ahora tenemos más arena que en verano, ya veremos como queda después de las tormentas», comenta Juan Oliver, presidente de la asociación de vecinos Pinomar de Elche.
Desde esta entidad reclaman acciones claras para la regeneración de esta playa, que deben pasar por la construcción de arrecifes submarinos que protejan la costa los temporales impidiendo que el oleaje llegue con toda la fuerza al litoral y después poner arena.
«No quieren hacer nada, el Ayuntamiento dice que hay que dejar que la naturaleza actúe, esa argumentación es patética», explica Oliver. «No se ha hecho ninguna obra en nuestra costa. Parece que es más conveniente para los intereses del Ayuntamiento, de consellerias y el Gobierno central, que ese tipo de construcciones se quiten de en medio».
Alicante
«La ley de Costas se supone que es para protegerla pero realmente está ayudando a destruirla», afirma desde SOS Albufereta, Rafael Pinilla.
El problema de las calas de la Finca Adoc no es solo la desprotección del litoral que ha provocado que cada vez haya menos arena y que, en caso de temporal, las olas rompan directamente sobre el paseo.
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Tere Compañy Martínez
El principal punto de conflicto son los deslindes, la figura por la que Costas establece los límites del dominio marítimo terrestre, es decir, define lo que es de costas, lo que es del Ayuntamiento y lo que es terreno privado; y por ende a quien le toca asumir los costes de la reparación de los daños provocados por el oleaje.
«Lo que necesitamos es una modificación puntual de la Ley de Costas que permitan desbloquear», insiste Pinilla. A los últimos deslindes propiciados desde la ley de 2013 se presentó un recurso que acabó fallando que esta demarcación tenía que hacerse por el procedimiento ordinario del Estado, algo que no pueden hacer directamente los vecinos. En definitiva un lío burocrático del que no se puede salir sin una modificación legal que contemple esta posibilidad.
«El temporal de estos días está golpeando de nuevo las zonas destrozadas por la tormenta Gloria hace más de tres años -enero 2020-. Se han inundado las zonas que el Ayuntamiento ha proyectado reparar y que ha anunciado que tiene ya adjudicado el proyecto», explica Pinilla.
Dénia
«Parece que de momento la obra va adelante y que en doce meses tienen que acabar la regeneración», explica Juanjo Giménez de la asociación de vecinos Deveses-Basot.
Esta es una de las playas que, tras décadas de protestas vecinales y reclamaciones, han conseguido un plan que regenere el arenal y lo devuelva al tamaño que tenía hace años, antes de la construcción del puerto de Denia.
En esta playa ya hubo en 2000 un intento de proteger el litoral de las tormentas que se paralizó a medias. Además en los últimos años se han realizado aportes de arena puntuales, tildados por la afetados de «parches», para tratar de frenar la degradación, pero las corrientes y los temporales la arrastran en dirección norte, hacia la provincia de Valencia.
«Cuando estén hechos los espigones la playa se quedará estabilizada en 70 u 80 metros», explica Giménez. Una obra que primero protegerá la costa mediante estas construcciones y luego realizará aportes de arena para ampliar el arenal.
Esta actuación tiene un plazo de ejecución de 12 meses por lo que el verano les pillará a medias, pero si todo sale bien las imágenes de las olas comiéndose las casas dejarán de ser un habitual de cada temporal marítimo en la zona de la costa norte de la provincia de Alicante.
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