Capturan un atún rojo de 331 kilos a 10 millas de Dénia
«Ha sido una lucha agotadora, una odisea de cinco horas», explican Félix Sotos, patrón del 'Pequeña Lucía', y su hermana Cristina de La Xara
R. GONZÁLEZ
Dénia
Jueves, 22 de junio 2023, 20:42
Una aburrida jornada de pesca se ha convertido en una aventura inolvidable para las cuatro personas que iban a bordo del 'Pequeña Lucía'. Cuando partieron a las siete y media de la mañana del martes desde el puerto de Dénia poco podían imaginarse que regresarían habiendo capturado un atún rojo de 331 kilos de peso.Félix Sotos, el patrón del barco, iba con su hermana Cristina y dos amigos, Iván Rueda y José Quirós. Uno de ellos novato en lo relativo a la pesca. La veda para capturar atunes dura pocos días y tiene limitaciones muy estrictas para los que obtienen las licencias para pesca deportiva. Por ese motivo se viven esas jornadas en el mar con especial intensidad.
Sin embargo, para las embarcaciones que habían salido desde Dénia estaba siendo un martes tedioso. No picaban los peces, no había ningún movimiento en el agua. Cero, nada de nada, ni rastro de los anhelados atunes. Así lo comentaban a través de las emisoras los barcos que se habían dado cita con el mismo fin.
De repente, a la una de la tarde todo cambió para los tripulantes del barco. Estaban a 190 metros de profundidad y por fin picó algo. Emitieron por radio el mensaje «'Pequeña Lucía' en combate» para avisar al resto de su buena suerte. En ese momento daba comienzo una larga e intensa contienda para tratar de capturar un atún que todavía no podían ver y del que desconocían su tamaño. Pensaban que en una hora habrían acabado. Se equivocaban de largo.
La primera en coger la caña fue Cristina. «Tiraba tanto que me tuvieron que agarrar para no irme», rememora emocionada la joven vecina de La Xara. Uno de sus compañeros tuvo que relevarla en esa tarea porque la presa tenía mucha más fuerza que ella. Conseguían acercar su presa a la embarcación, pero luego daba un tirón y se alejaba. Hubo algún momento en el que temieron que se soltara.
Este toma y daca se prolongó durante cinco eternas horas, la mayor parte de ellas con Félix sujetando la caña. A las seis de la tarde por fin lograron sacar el atún rojo del agua, pero fue necesario que el patrón se metiera en el agua para poder atarle la cola y así, atrapado por dos lados y con el esfuerzo de los cuatro, pudieron subir ese gigantesco pez al barco.
280 centímetros
«Ha sido una lucha agotadora, una odisea de cinco horas», explican Félix Sotos y su hermana. «En la vida nos había costado tanto sacar un atún», subraya Cristina. Y no era para menos. El ejemplar pesaba 331 kilos, medía 280 centímetros y su perímetro abarcaba 185 centímetros.
Al llegar al puerto de Dénia y descargar con la grúa la captura, les comunicaron que ese era el último día de veda. Con lo que se ponía fin a la pesca del atún para todos.
De todas formas, esa iba a ser su última jornada. La normativa fija que una embarcación sólo puede capturar un atún rojo al día y que sólo les permiten dos por temporada y Félix ya había completado su cupo, ya que el domingo también tuvo suerte y se hizo con una pieza. No era tan gigantesca, pero sí alcanzaba un buen tamaño. La báscula marcó entonces los 100 kilos.
Tras conseguir un remolque para transportar el preciado y pesado tesoro, pudieron llevarlo a pesar. Después tocó trocear el pescado y repartirlo entre la familia y los amigos, que podrán paladear un excelente atún rojo. «En trocitos para la fideuà o a la plancha», apunta Cristina.
Colaboración
Estos dos no son los únicos ejemplares que ha capturado este año, aunque sí los que se ha podido llevar. «Desde mayo y hasta mediados de julio estamos marcando atunes para el Instituto Nacional de Oceanografía», señala el patrón del barco. De esta manera este organismo público de investigación puede estudiarlos.
Félix, de 45 años, y Cristina, de 34, llevan el cariño por la pesca en la sangre. «Mi padre es pescador de toda la vida», comenta ella. Era la gran afición de este hombre de La Xara, que poco a poco fue cobrando más importancia, y ese cariño se lo infundió a sus hijos. Se hacía a la mar en una «barquita de madera». La llamó 'Mare Nostrum'. Más adelante tuvo un barco nuevo al que bautizó con un nombre en honor a su primera nieta, la bebé de su hijo Félix. Y ha sido precisamente la embarcación 'Pequeña Lucía' la que este martes se ha cobrado esa gran pieza de atún rojo.